"Se llama genio a la capacidad de obtener la victoria cambiando y adaptándose al enemigo". Sun Tzu
Liga BBVA 2013-2014 / España / Fútbol / Crónicas 2013-2014
1.- El famoso partido a partido, que tan mal sienta a los periodistas cuando lo obtienen como decepcionante respuesta a un intento de sonsacar un vaticinio futuro o un pronóstico azaroso alejado de la realidad más próxima, era esto. Ir a Valladolid y despachar un partido a cara de perro. Simeone ha creado una identidad al equipo basada en pelear todo de la misma forma sin distinguir competiciones, pero en el Madrid la idea es otra y está arraigada desde tiempos inmemoriales. Esta manera de competir –que desde los tiempos de Beenhakker solo ha intentado cambiarla Mourinho– le ha llevado a cerrar prácticamente cada temporada con un trofeo que llevar al museo, pero rara vez ha competido hasta el final sin elegir torneos o sin guardar fuerzas. Las palabras de Xabi Alonso al acabar el partido –“No hemos mantenido la tensión necesaria que requería el partido”– no pueden ser ni más sinceras ni más pedagógicas.
2.- Enfrente había un señor rival. José Ignacio Martínez se decidió por un 4-2-3-1 con Víctor Pérez y Alvaro Rubio en un doble pivote encomendado a agobiar la zona de creación blanca armada con Alonso como ancla y Modric e Isco como interiores de un 4-3-3. En la zona de tres cuartos, Óscar enganchando con Javi Guerra, y Jeffren y Bergdich en los extremos como baza atacante para explotar por los locales.
3.- El Madrid intentó desde el inicio masticar la jugada más de lo que acostumbra, pero la defensa adelantada del Valladolid achataba el campo, la presión posicional sobre Modric y Alonso en cada recepción dificultaba la fluidez en la circulación y a Isco le estaba costando entrar en el partido. Cuando conseguían robar, los de JIM se desplegaban por fuera con Rukavina y Peña doblando a los extremos y alternándose con estos en la misión de apurar la línea de fondo para buscar centros laterales que, salvo un remate de cabeza fallido de Javi Guerra al inicio, no solían tener demasiada demanda en el área.
4.- A los 8 minutos se lesionó Ronaldo y Ancelotti apostó por Morata. Quizá ya había advertido que su equipo no está pulido para desatascar un partido así elaborando jugadas que exigen una velocidad de circulación y unos automatismos de movimientos por delante del balón que nada tienen que ver con la idea colectiva que habitualmente desarrolla, y que sin Cristiano ni Bale las transiciones ofensivas perdían calidad, verticalidad y pegada. La otra opción era meter a Illarramendi y acercar a Isco al área, donde hace daño de verdad y donde Benzema habría agradecido un socio de tanto nivel. Pero a esta apuesta le faltaba gol y la balanza de Ancelotti decidió.
5.- Fue Morata el que cayó a la banda para dejar a Benzema una zona del nueve que abandonaba constantemente para colaborar mediante desmarques de apoyo en la ruptura de líneas de presión y en la creación de espacios para ser atacados desde la segunda línea. Dado que el Valladolid cerraba todas las líneas de pase interior, el Madrid recurrió a los balones largos de Xabi Alonso a la espalda de la adelantada defensa local, que siguió ganando balones aéreos y segundas jugadas, y que supo correr hacia atrás cuando estos balones superaban la línea defensiva.
6.- El partido estaba para 0-0, pero eso contra el Madrid es estar a expensas de una genialidad, y así se rompió el partido. No estaban Cristiano ni Bale, Di María ya había probado suerte y Sergio Ramos –que está de dulce– era el cuarto en discordia en la ejecución de un libre directo que mandó a la escuadra derecha de Jaime para adelantar a su equipo. El gol noqueó al Valladolid, que hasta el descanso sufrió para frenar a un Isco que explotaba por momentos sus conducciones fuera-dentro que buscaban el momento de filtrar un último pase mortal.
7.- Tras el descanso, el Madrid pareció tener controlado el partido por momentos. Javi Guerra sufría en solitario jugando de espaldas frente a un Pepe imperial y al Valladolid le faltaban ideas para dañar. Pasada la hora de partido, el Madrid bajó la intensidad –sobre todo táctica–, el Valladolid creció a partir de cambiar los balones directos a Javi Guerra por recuperar la idea de romper por la banda y primero Peña y luego Jeffrén labrarían dos jugadas en los costados que acabarían por llevar a la perdición al Madrid.
8.- El acoso por la banda necesitaba dinamita en el área, y JIM no se lo pensó dos veces para quitar al mediapunta –Óscar–, que ya nada tenía que enlazar, para cargar el área con otro delantero como Larsson. Las salidas de Di María eran siempre en inferioridad por los pocos compañeros que le acompañaban en el despliegue y por las buenas transiciones del Valladolid, más y mejor ordenado que su rival.
9.- Ante los amagos de fractura del equipo, Ancelotti dio entrada a Illarramendi por Isco (minuto 73) y a Marcelo por Benzema, sacrificando mordiente a cambio de compactar el equipo, proteger a un Alonso cada vez más expuesto, blindar la banda derecha pucelana y agarrarse a un 0-1 que solo tenía pinta de poder ampliarse con una obra de arte aislada. Esto no iba a poder con el empuje de un Valladolid que ya había prendido la mecha, y JIM quemaba las naves dando entrada a Osorio por un Jeffrén desfondado, siendo Larsson el que pasaba a jugar en la derecha.
10.- La fragilidad del resultado era una amenaza que terminaría por cumplirse a cinco minutos del final. Un córner botado por Baraja –que acababa de entrar por Víctor Pérez– lo cabeceó Osorio para batir a Casillas y conseguir un punto que sabe a gloria de cara a la salvación. Todavía la tuvo el Valladolid para culminar la remontada en un contragolpe de tres para uno al que le faltó lucidez en la definición.
y 11.- En cuatro días el Madrid ha entregado la liga y una opción de oro a su eterno rival para convertir en aceptable una temporada que su entrenador y su capitán ya se habían resignado a dar por concluida. Quizá una victoria en Lisboa entierre este final de liga, pero un equipo con veinte internacionales en plantilla y un filial en Segunda quizá no debiera conformarse con pelear uno solo de los últimos cinco encuentros de la temporada cuando tiene en su mano aspirar a un triplete que la historia le viene guardando hace muchos más años que la décima Copa de Europa.
* Alberto Egea.
– Foto: EFE
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