«Déjenme trabajar». Eso clamaba José Pékerman a la prensa en sus inicios como DT de la selección de Colombia, cuando el proyecto todavía era difuso y la gente especulaba sobre muchas cosas como producto de la incertidumbre constante acerca de la selección. Hoy, todo es distinto. Lo deportivo, por completo. El ambiente del vestuario, más estable. Pékerman ha logrado propiciar unas condiciones óptimas, cimentadas en la solidez de un proyecto futbolístico. Tal cosa dio como una de sus muchas consecuencias positivas la exhibición en el último partido contra Bolivia.
El mérito de José radica en haber hecho que los jugadores se lo crean. Que crean que es posible, que la meta de llegar a Brasil 2014 no es utópica. Y de qué manera lo ha hecho. Un símbolo de la base de su idea está en Cuadrado y en Macnelly, jugadores poco habituales en las convocatorias y en la formación titular del equipo antes de la llegada del argentino al banquillo tricolor. El equipo está unido y tiene hambre. Ya interesa poco si están juntos Falcao, para muchos el mejor ‘9’ del mundo, y Macnelly Torres, quien ni siquiera figura entre los mejores del torneo colombiano aunque su fútbol sea excelso. Pékerman resta importancia al momento de los jugadores, pues es consciente de que ha construido algo para que el fútbol se mantenga óptimo. Tiene nombres y hombres.
Combinar figuras brillantes como Juan Guillermo Cuadrado, regateador de otro planeta, realizador de sueños, liviano, ingrávido y veloz; James Rodríguez, estrella principal y figura del dragón en Portugal; o Falcao (sobre él ni siquiera hay que hacer hincapié), con piezas más modestas, pero excelentes para el conjunto, como Macnelly, Valencia o Abel Aguilar ha forjado una escuadra que puede competir en cualquier circunstancia.
La selección de Colombia ha evolucionado tácticamente, de manera tan positiva, gracias a la motivación de los jugadores, gracias a que creen en un proyecto. Contra Bolivia la tricolor, en la práctica, fue un 4-4-2 que se transformaba en un 3-2-3-2 con Valencia incrustándose entre los centrales, Zúñiga haciendo las veces de lateral a pierna cambiada, Cuadrado en el lateral derecho (omnipresente por todo el carril, en realidad), más arriba James, Macnelly y Abel, y la punta de la lanza: Falcao con Teófilo (este último cayendo a menudo a la banda). Colombia fue un conjunto de cosas que hace tiempo muchos colombianos habrían considerado una locura. Ahora, tanto la selección como el país entero tienen plena confianza en que se logrará el objetivo sólo si se sigue el camino que marque Pékerman, y todo bajo la idea de un fútbol práctico y estético.
* Sebastián Duque.
– Foto: EFE
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