Crónicas 2015-2016 / Femenino / Womens Champions 2015-2016 / Fútbol
El gol es ese preciado tesoro que se decide en la eficacia y claridad que tenga un equipo ante la portería. Da igual que tires 20 veces, porque si no marcas y enfrente hay uno que lo hace dos veces y sí lo hace, te gana el partido. Eso le ha sucedido al Atlético de Madrid ante el Zorky. Jugó muy bien en ataque posicional, encerró al equipo ruso en su área, abrió el campo, combinó por los pasillos interiores, fabricó y tuvo ocasiones de gol, pero falló dos veces en defensa, solo dos, y apareció Slonova para ajusticiar al conjunto rojiblanco que cayó de forma injusta por no dominar los pequeños detalles, especialmente uno: el gol.
El Atleti debutaba en Champions y llegaba con unas sensaciones inmejorables: 14 goles a favor y solo uno en contra en sus dos últimos partidos de liga. Es un equipo que ha crecido a la velocidad del rayo en los últimos años, y el fichaje de Sonia Bermúdez es un salto cualitativo por todo lo que significa la delantera de Vallecas. A pesar de ser el primer partido en Champions, las rojiblancas salieron decididas a jugar su partido: controlar el balón y dominar desde la posesión y someter al rival. Y lo consiguieron porque empezaron de forma magistral, sobre todo una Sonia Bermúdez que, partiendo desde banda izquierda, aparecía por todo el frente de ataque. Sus eslalon, el desequilibrio con balón, sus hábiles y precisos regates, le daba al Atleti superioridad ante la poblada defensa rusa.
Tal era el repliegue ruso en defensa que su delantera centro, Slonova, vivía en mitad del campo propio. Tanto Rocío Gálvez como Noelia Tudela defendían en campo ruso y Silvia Meseguer, la mediocentro posicional del Atleti, iba hacia arriba porque no había amenaza a la contra de las rusas, que estaban atrincheradas en su área. Las jugadoras de Miguel Ángel Sopuerta tuvieron la paciencia y cabeza fría para tocar y tocar, buscando las llaves que abrieran los pasillos interiores. Mapi León le daba profundidad por la banda izquierda y Sonia Bermúdez venía hacia dentro, lo que generaba superioridad para atraer rivales y generar el espacio por la zona interior. El Atleti tenía el partido donde quería, y comenzaban a llegar las ocasiones de gol.
La primera clara fue una jugada soberbia de Sonia Bermúdez, que se inventó un regate de la nada en línea de fondo y se la puso a Esther, que a escasos metros de la portería no perfiló bien el cuerpo y le pegó de forma horrible al balón. Silvia Meseguer inició una conducción con potencia que atrajo varias rivales para soltar a la jugadora libre, Nagore Calderón que no golpeó con mucha precisión y el balón se fue desviado. Era una ocasión tras otra, porque además las rusas estaban tan atrás que facilitaban los posibles disparos, y cuando recuperaban el balón, lo perdían a los pocos segundos. Las rojiblancas se acercaban cada vez más al gol, pero estaban a punto de encajar el primer palo de la noche.
Una pérdida en mediocampo trajo una rápida transición de las rusas, que pusieron el balón largo a Sochneva, que aprovechó el resbalón de Vane García para poner la pelota a Slonova. Esta tuvo la inmensa fortuna de que el despeje fallido de Mapi León le cayera en sus botas para poner el 0-1. Fue una cadena de infortunios que puso al Atleti por debajo en el marcador en la primera salida rusa de campo propio. Todo era un contrasentido, porque los 20 primeros minutos de partido habían sido un asedio del Atlético de Madrid, que estaba atacando muy bien el repliegue intensivo del Zorky, pero las rusas golpearon primero. Las rojiblancas, se rehicieron para seguir haciendo lo mismo desde que empezó el partido.
El camino estaba claro: había que seguir atacando con mucha paciencia y seguir generando ocasiones de gol. El ataque posicional estaba siendo muy bien interpretado por las rojiblancas, que viajaban muy juntas y se posicionaban de forma magistral en campo ruso. Mapi León y Vane daban la profundidad por fuera; Amanda y Sonia Bermúdez iban hacia dentro; Ángela Sosa venía a recibir atrás y buscaba la combinación con sus compañeras; y Meseguer seguía empujando a las rusas cada vez más atrás y robaba en cada recuperación del Zorky. Todo se estaba saliendo conforme el guion previsto y trabajado, pero no llegaba ese detalle que tranquiliza tanto: el gol.
Tras el descanso, Miguel Ángel Sopuerta buscó más verticalidad y pegada en los últimos metros con la entrada de Priscila por Nagore Calderón. Sabía que faltaba el gol y Priscila es una de las rojiblancas con más claridad delante de portería. Ángela Sosa bajó unos metros, Meseguer guardó más su posición y Priscila se colocó en la banda derecha, con Amanda de mediapunta. Y la misma película del primer tiempo: el Zorky encerrado en su área y el Atleti atacando con paciencia y más paciencia. Priscila ganó bien línea de fondo en varias acciones, pero sus centros no encontraron el remate definitivo para igualar el choque.
La clave estuvo en el minuto 55, cuando Sonia ganó la espalda de la defensa rusa y realizó una gran vaselina que de forma cruel se estrelló en el palo. Las rojiblancas no sabían qué más tenían que hacer para marcar un gol. La sensación era de desesperación porque siempre acababan estrellándose ante el mismo muro. Lo intentaron de todas las maneras, pero no era una noche en la que el Atleti pudiera reafirmar su gran propuesta de juego, que se vio golpeada duramente con el segundo gol ruso.
Como en el primer tiempo Slonova aprovechó una rápida transición. Ante la indecisión de la zaga rojiblanca se internó entre las centrales y resolvió con la precisión que no tuvo el Atlético de Madrid en todo el partido. Era el 0-2 y quedaban 20 minutos que fueron mortales para las rojiblancas, impotentes. Delante hubo un rival que solo pisó dos veces el área colchonera y marcó dos goles. Las caras eran de desesperación porque a pesar del gran juego, perdían 0-2 y de la manera más cruel posible.
El argumento del buen juego y la propuesta de atacar y ser protagonistas en campo rival será de nuevo cuestionada, porque si no se tiene gol no sirve de nada. Mejor perder como lo ha hecho el Atlético de Madrid. En estos partidos es donde se aprende a ser más competitivo de cara al futuro, y ver que este Atleti es así de atrevido es un regalo para el fútbol femenino y en especial el español, que en los últimos años se caracteriza por tener unos equipos y una selección que han evolucionado tanto porque proponen un juego basado en el control del balón y la búsqueda de la portería rival. El Barça se estrenó en Champions perdiendo 0-4 contra el Arsenal y al año siguiente llegó a cuartos de final. Las rojiblancas han pagaso su novatada. La eliminatoria está muy complicada, pero si hay un equipo capaz de rehacerse y superar estas adversidades es este Atlético de Madrid atrevido y lleno de jugadoras con una calidad excelente.
Por cuarto año consecutivo, el Barça juega la Champions. Se ha estrenado tras diez horas de viaje hasta Kazajistán, con altas temperaturas, el césped en muy mal estado y ante un rival con una defensa pretoriana. El Barça sabía que los objetivos eran no perder y marcar fuera, y consiguió ambos, aunque el empate sepa mal por la forma en la que se produjo. En el primer tiempo, al Barça le costó un mundo hacerse con el control de juego y someter al Biik Kazygurt, que esperó en campo propio y buscó el balón largo sobre Gabelia. El césped alto y muy seco hacía que el balón se moviese de forma muy lenta, lo que beneficiaba al sistema defensivo del equipo local, que vivió muy cómodo durante el primer tiempo. Solo Olga, en dos acciones individuales, pudo adelantar al Barça. En una de ellas su disparo golpeó en el larguero.
El segundo tiempo fue totalmente diferente. Las kazajas se estiraron y dispusieron de dos buenas ocasiones de gol, pero el Barça, en una jugada sin demasiado peligro, colgó un balón al área y Ruth en el segundo palo puso el 0-1. El Barça tiró de otros recursos: si en ataque posicional le está costando la fórmula de abrir defensas rivales, utiliza otros registros que cada año domina mejor, como las jugadas a balón parado y sus continuaciones. El gol dio la tranquilidad al Barça, que se hizo con el control de la situación. Sin tener profundidad en ataque, dominaba el ritmo del partido y jugaba a lo que quería: circulaba el balón, estaba muy junto y buscaba el posible hueco que dejase las kazajas expuestas. Con la entrada de Patri Guijarro, el control se acentuó más. Hasta que llegó el error que marcó el partido. Un córner botado por el Biik Kazygurt lo atrapó Sandra Paños, sobre la línea de gol pero la árbitro, a instancia de su árbitro asistente, interpretó que había entrado y concedió gol.
Cuando el partido agonizaba se produjo la acción más escalofriante y terrible del encuentro. Un balón aéreo fue despejado por Sandra Paños, que de forma involuntaria y fortuita chocó con Gabelia, que cayó al suelo y se golpeó duramente con la cabeza en el césped. La imagen fue espeluznante y las jugadoras y todo el campo vivieron unos minutos de mucha angustia. La delantera local sufrió convulsiones, pero los servicios médicos de ambos equipos lograron estabilizarla. Las últimas informaciones sobre el estado de salud de la jugadora son tranquilizadoras: se encuentra estable y estará en observación las próximas horas.
* Fran Moreno es periodista.
– Foto: Álex Martín (Atlético de Madrid)
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