En Los Ángeles 1984, después de una larga batalla, el atletismo dio un paso muy importante para la plena igualdad hombres-mujeres con la incorporación, en agosto, de la mujer a la maratón olímpica. Por las calles de Los Ángeles se disputó una de las maratones que marcaron un hito en la historia. Joan Benoit, Grete Waitz, Ingrid Kristiansen y Rosa Mota pasaron a la historia de nuestro deporte, pero también Gaby Andersen, una atleta suiza que llegó tambaleante a meta y cuya imagen quedó grabada en el corazón de muchos aficionados. Pero una imagen que no fue vista a los ojos del gran público y resultó uno de los hechos más embarazosos de aquellos JJ. OO. fue lo acontecido con Leda Díaz de Cano. La hondureña se quedó rezagada inmediatamente, perdiendo tiempo desde el primer metro. Por el paso del kilómetro 15 estaba en última posición a casi media hora de la cabeza y los comisarios la invitaron a abandonar. El lema de Coubertin quedó en un segundo plano en beneficio de que se cumplieran los horarios en el estadio para que las televisiones pudieran retransmitir las pruebas en sus agendas previstas y para abrir nuevamente el tráfico en la calles de la ciudad.
En la Diamond League de Roma de la semana pasada se vivió un hecho similar: la organización decidió una clasificación. Pero si en Los Ángeles fue la última clasificada a la que convencieron para abandonar, en Roma fue a las dos primeras a las que conminaron a acabar. La organización titulaba en su página de Facebook El empate prefecto, pero con el reglamento en la mano no es tan perfecto.
Los saltos verticales (salto de altura y de pértiga) tienen la ventaja de que el empate para el segundo o tercer puesto es más común que en otras disciplinas, y esto les ha permitido repartir en diferentes ocasiones varias medallas compartidas. Esto es muy difícil que se produzca en otras disciplinas atléticas. Que un saltador de longitud o un lanzador coincidan en primer, segundo o tercer intento es muy improbable. Pero en altura este hecho se ha dado en repetidas veces a lo largo de la historia. La última fue en los JJ. OO. de Londres, en los que se repartieron tres medallas de bronce en salto de altura hombres (Barshim, Drouin y Grabarz). Sin embargo, los saltadores de altura y pértiga tienen en su contra que no pueden empatar en el primer puesto, algo que sí puede acontecer en otras disciplinas. Por ejemplo, en el campeonato de Europa júnior de 1985, en Cottbus, entre Reyes Sobrino y Mari Cruz Díaz. Ambas marchadoras consiguieron el oro al llegar de la mano y la foto finish fue incapaz de separarlas.
El motivo de que no puedan empatar para el primer puesto los saltadores de altura y pértiga está en el artículo (181.9-E) del reglamento de la IAAF:
“Si un atleta no efectúa un intento en una altura pierde automáticamente todo derecho al puesto más alto. Si entonces quedase solamente un atleta, será declarado vencedor, intente saltar o no esa altura”.
Puede parecer un artículo injusto, y ciertamente lo es, pero el atleta que salta primero en caso de renunciar, sería el primero en negarse. Consecuentemente, el que lo intentara después sería proclamado ganador.
Pero en la Diamond League de Roma, incumpliendo todo el reglamento de la IAAF, se produjo un hecho insólito pues se dieron dos primeros puestos: Skholina y Chicherova. Ambas saltaron 1.98 y pasaron a 2.01, altura que fallaron las dos atletas rusas. Una vez empatadas a todo, se inició el desempate: ambas fallaron en 2.01 y volvieron a fallar en 1.99. Y la organización decidió conceder dos primeros puestos y dar por concluida la prueba de la altura en Roma. Los motivos se pueden suponer: estadio vacío esperando que acabaran, la prensa pendiente de enviar crónicas, todo el personal recogiendo materiales, retransmisión de televisión acabada, etc. Pero todo ello a costa de violar una de las propias normas reglamentarias de la IAAF.
– Concurso de la Diamond League de Roma.
– Normativa de desempate en los saltos verticales.
(a) Los atletas implicados deben saltar en cada altura hasta que se logre una decisión o hasta que los atletas implicados decidan no saltar más.
(b) Cada atleta efectuará un intento en cada altura.
(c) El salto de desempate comenzará en la siguiente altura que se determinó según el Artículo 181.1 tras la última altura franqueada por los atletas implicados.
(d) Si no se consigue una resolución el listón será elevado, si más de un atleta lo franquea, o descendido si todos fallan, 2 cm. para Salto de Altura y 5 cm. para Salto con Pértiga.
(e) Si un atleta no efectúa un intento en una altura pierde automáticamente todo derecho al puesto más alto. Si entonces quedase solamente un atleta, será declarado vencedor, intente saltar o no esa altura.
* Óscar Fernández Villar.
– Fotos: IAAF Diamond League
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