"Volved a emprender veinte veces vuestra obra, pulidla sin cesar y volvedla a pulir". Nicolás Boileau
Hace un año se escribían aquí las claves que habían llevado al Elche a conseguir ese temible arranque en la categoría de plata. 15 puntos sobre 15 posibles y nueve victorias en los primeros 11 partidos. Los de Escribá pusieron la directa hacia Primera División, y finalmente obtuvieron el premio del ascenso que devolvía al equipo 24 años después a jugar contra los mejores.
Ya en la élite, el Elche pronto ha tenido que aprender que tanto el contexto, el escenario y aquellas claves han cambiado. Los puntos no se suman a la misma velocidad y los rivales han dejado de esperar:
1.- Cambio de nombres. Casi el 50 % de las piezas han variado con respecto a junio. Xumetra y Etxeita, dos de los grandes pilares del ascenso, decidieron continuar su aventura en Primera lejos del Martínez Valero, y otros como Pelegrín, Rivera, Generelo o Mantecón pasaron a tener un rol mucho más secundario. Hasta los indiscutibles Damián Suárez y Edu Albacar tienen competencia seria.
Llegó al equipo experiencia en Primera División (Manu del Moral, Javi Márquez, Cisma, Sapunaru o Botía), talento (Rubén Pérez), juventud (Boakye) e incluso un lujo de última hora (Carlos la Roca Sánchez).
2.- Mismo esquema, distintos jugadores. A excepción de los primeros 45 minutos contra el Real Madrid, el esquema ha sido inamovible. Lombán y Botía emulan las tareas de Etxeita y Pelegrín: altos, corpulentos, con claridad en la salida y escudados en dos laterales de largo recorrido (Damián/Sapunaru y Albacar). La Roca por delante de los centrales y Javi Márquez/Rubén Pérez dando un salto de calidad en el apoyo y la distribución, lugar que antes ocupaban Mantecón y Generelo. Arriba, lo mismo del año pasado: velocidad, verticalidad y muchos cambios de posición. Fidel, Coro y Carles Gil intercambiando demarcaciones en la línea de tres cuartos con un delantero rápido que busque la espalda de los centrales: Boakye posee más contención, definición y mayor juego de espaldas; Del Moral permite mucha más movilidad.
3.- Fortalezas. El equipo las conoce de sobra, ya que son el motivo que le ha traído hasta aquí. Seguro que el partido frente a Real Madrid y la victoria en Balaídos han supuesto un buen punto de inflexión. Si el Elche quiere jugar, al menos, un año más en la categoría dorada, ha de mantener esa estructura casi infranqueable que les propició un pasado año tan exitoso. Líneas juntas, mucha solidaridad, pocas complicaciones atrás y velocidad arriba.
4.- Debilidades. Falta de gol. En Primera se paga el doble de caro. Al conjunto ilicitano le falta resolución arriba. La calidad de Gil, Del Moral o Fidel no se transforma, por el momento, en goles. Mismo problema que durante la segunda vuelta de la pasada temporada. Seis goles en siete partidos de los cuales dos han sido desde el punto de penalti. De los jugadores de arriba, tan sólo Coro y Boakye han visto puerta.
Además, a la pareja de centrales (formada por Botía y Lombán, dos nuevas incorporaciones) le ha faltado coordinación de movimientos y contundencia, problema que se ha ido corrigiendo durante las últimas jornadas. Siete goles encajados en los tres primeros partidos fuera de casa contra rivales de corte medio-bajo, algo impensable para un equipo que el pasado año recibió poco más de medio gol por encuentro.
5.- Fran Escribá. La fortaleza más notoria de este Elche merece una mención aparte. El gran mérito del entrenador reside en que el equipo, una vez entendido el nuevo contexto competitivo, sigue siendo reconocible pese a variar más de la mitad de las piezas importantes. Si los ilicitanos tienen la fama de conjunto difícil, rocoso, rápido y con un potente juego aéreo es culpa de este entrenador, experto en la optimización de recursos y cualidades.
6.- La nueva liga. Las diferencias presupuestarias entre los equipos grandes y el resto se acrecientan, lo que favorece sin duda a las expectativas de este recién ascendido. Visitar hace una década el Mestalla y San Mamés o recibir al Betis eran sinónimo de derrotas seguras. Ahora las distancias se han acortado. A excepción de los gigantes, el equipo puede plantar cara a gran parte de los veinte equipos de la liga. A priori, y con matices, la permanencia puede ser el objetivo de ocho o nueve equipos.
7.- Proceso adaptativo. Lo que fue suficiente para conservar el liderato durante toda la segunda mitad de la pasada temporada no basta para mantenerse en Primera División. El proceso adaptativo ha de culminarse lo antes posible. La primera mitad de la primera y segunda vuelta (enfrentamientos más asequibles) han de ser claves para amarrar el mayor número de puntos posible. El objetivo de la salvación pasa por, al menos, una decena de victorias. Y en un final de temporada apretado, uno de los grandes adversarios del Elche puede ser el calendario: en las últimas seis jornadas visitará a Valencia, Atlético de Madrid, Málaga y Sevilla y recibirá al Barcelona.
8.- Intensidad. El partido contra el Madrid debió marcar las pautas a seguir. Está claro que hubo mucho demérito en los de Ancelotti, pero fue el primer Elche intenso que se veía en esta temporada (junto a la primera parte frente a la Real Sociedad). Mantener la tensión competitiva durante los 31 partidos que restan será una tarea imprescindible para salvar diferencias con el resto de equipos y suplir las carencias propias. Recuperar ese Elche que desgastaba a los rivales, que contragolpeaba unas vez tras otra y que era poderosísimo en el juego aéreo.
9.- Individualidades. Se ha repetido en múltiples ocasiones que la fuerza del Elche radica en su bloque, en su formación, en su carácter. Pero ello no exime que la permanencia pase por contar con la madurez individual del grueso de sus jugadores importantes. Edu Albacar es un buen ejemplo de ello: comenzaba su primera etapa en Primera División a sus casi 34 años, como un premio a su dilatada carrera. La dirección técnica, conociendo sus limitaciones defensivas, ficha a Domingo Cisma, para relevar progresivamente al alicantino. Pero Albacar decide convertir su premio en oportunidad y se convierte en mucho más que una pierna izquierda de oro, erigiéndose en uno de los hombres fuertes de este inicio de temporada.
La permanencia también pasa por que Rubén Pérez y Carlos Sánchez marquen diferencias en el centro del campo, que Coro y Manu del Moral hagan goles o que termine de explotar el talento de un Carles Gil que ya se sabe uno de los líderes de este Elche y que se encuentra más cómodo sobre el césped de primera.
y 10.- Martínez Valero. Una de las pocas claves que no han variado. Da igual que se juegue una tarde de agosto frente a la Real Sociedad que un lunes contra el Valladolid, difícil será que no se llegue a los 25.000 espectadores en los 16 partidos que quedan en la ciudad ilicitana. El estadio, que se ha puesto guapo para la ocasión, aprieta, grita, sufre y anima. La afición ha retomado con entusiasmo esta vuelta a Primera División. Se escapó con vida la Real Sociedad y frente al Valladolid no se ofreció una buena cara. Pero el punto de partida del Elche debe anclarse en aquel miércoles en el que todo un Real Madrid sufrió para doblegar a los Boakye, Coro, Damián o Manu Herrera.
* David González.
– Fotos: EFE
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