El efecto Bielsa no es suficiente

por ANDRES ONRUBIA el 10 noviembre, 2014 • 0:40

1.- Un año más, el París Saint-Germain podrá decir que sigue estando invicto en sus enfrentamientos ante su archienemigo, el Olympique de Marsella. Desde la llegada de Nasser Al-Khelaïfi, los parisinos no conocen la derrota ante el OM en la Ligue 1. Pese a que el resultado dice un 2-0, lo cierto es que el OM mereció mucho más. Los hombres de Bielsa llevan tres derrotas en los últimos cuatro partidos oficiales, y dos de ellas en Ligue 1 ante rivales directos como el Lyon y el PSG. El efecto del Loco empieza a difuminarse, aunque el equipo sigue líder del campeonato doméstico, aventajando al PSG en tan solo un punto.

2.- Los marcajes al hombre de Bielsa se han convertido en un clásico de la Ligue 1. El 4-3-3 de Laurent Blanc se lo puso sumamente sencillo al OM. Payet sería el encargado de marcar a Verratti –hoy como pivote puro en detrimento de un sancionado Motta–, Thauvin se iría a la derecha para frenar a Maxwell, Alessandrini con Aurier y por detrás, Imbula y Lemina se encargarían de Pastore y Matuidi en la presión. La fructífera presión del OM se reflejó en cinco disparos en los diez primeros minutos de partido, incluido un testarazo de Gignac al poste. Sirigu fue el hombre que mantuvo a los de Blanc en el encuentro y el centro del campo se vio muy superado, con un Verratti sin balón desquiciado y un Matuidi desbordado por el brutal despliegue físico de Imbula, uno de los grandes protagonistas del partido en el inicio.

3.- Verratti es el más listo de la clase y el mejor de la Ligue 1 con el balón en ataque posicional. Le da igual ser pivote que interior, cuando pilla la pelota, caracolea, busca la mejor opción y abusa del rival. Para decidir el clásico, el italiano se pegó a Thiago Silva y David Luiz –que sufrían con Gignac– para facilitar la salida de balón del PSG. Esos movimientos posicionales descolocaron al OM y permitieron al PSG salir fluidamente por las bandas, donde en la izquierda Dja Djedje sufrió con Lavezzi ante la falta de ayudas de Alessandrini. Precisamente, por esa banda, tras un maravilloso movimiento previo de Verratti, el PSG marcó el 1-0. Lucas Moura, en su afán por no dar por muerta ninguna bola, le ganó la posición a un Mendy que se durmió y permitió al brasileño rechazar un despeje flojo. Fue el comienzo del desvanecimiento del OM, que había sido superior a su rival hasta el gol.

4.- Antes del descanso, Verratti continuó con su exhibición. Desquició a Imbula y a Lemina, esta vez más perdido de lo normal –venía actuando muy bien como lateral derecho–. El OM notó las bajas de André Ayew, Romao y Morel. Sobre todo las de los dos primeros a la hora de contener las acometidas del PSG y de lanzar los contragolpes por dentro. El 1-0 al descanso no fue justo, pero en el fútbol, los goles no se merecen, se marcan, que diría el gran Alfredo Di Stéfano.

5.- La segunda mitad sirvió para afianzar ese concepto que todos denominan bielsismo, que se puede entender como una forma de vida similar a la del Cholo Simeone, pero aún más alocada. El técnico argentino sorprendió a más de uno tras quitar al mejor del OM, Florian Thauvin, y dar entrada a Batshuayi. Blanc, por su parte, dio entrada a Ibrahimovic, que volvía a disputar un partidodesde el 21 de septiembre, y quitó a Verratti para afianzar la victoria con Cabaye. El OM pasó a jugar a un 4-2-3-1 con dos puntas, y pese a que Bielsa fue aún más valiente después tras quitar a Lemina y dar entrada a Barrada para jugar con Imbula de único medio, el OM no estuvo cómodo en el encuentro.

6.- Como decíamos, los cambios apenas tuvieron un efecto claro en el partido. El único que quizás incidió en el juego fue el de Ibrahimovic. El sueco se colocó por detrás de Cavani y aguantó todas las pelotas que le llegaron, además de descongestionar el ataque posicional parisino. El OM quiso adelantar su línea y eso permitió al PSG encontrar más espacios a la espalda de un centro del campo inédito hasta el día de hoy en la escuadra de la Costa Azul. Como en todos los clásicos hay polémicas, este no iba a ser la excepción. Imbula chocó con la rodilla de Cabaye, quien exageró la situación y provocó la expulsión de su compatriota. Una expulsión absurda que evidencia que a Turpin, el árbitro del partido, este tipo de encuentros le quedan muy grandes.

y 7.- Bielsa afianzó su bielsismo, yendo a presionar con siete jugadores a campo contrario con uno menos y Payet de mediocentro. El OM incluso llegó a sacar varios córneres con uno menos, dejando claro que iba a por el partido. En una de esas presiones, el PSG sacó la pelota jugada de manera excepcional y encontró en la derecha a Aurier, quien tras un espectacular centro sirvió a placer a Cavani el segundo y definitivo gol del PSG. El uruguayo lleva cinco goles en sus últimos cinco partidos con los parisinos, datos que hacen pensar que el matador está volviendo. Fue una victoria merecida para el PSG en la segunda mitad, pero no tanto si atendemos lo visto por ambos equipos en los 90 minutos. Bielsa afianzó el bielsismo muriendo presionando y con su estilo, algo que le honra y explica por qué el OM sigue líder de la Ligue 1 pese a su derrota.