"Lo que equilibra a un equipo es la pelota. Pierde muchas y serás un equipo desequilibrado". Johan Cruyff
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Emoción, ilusión, esperanza, drama… La última jornada de la Liga BBVA no decepcionó. A pesar de que el Fútbol Club Barcelona había asegurado el título de campeón y de que el Córdoba estuvo sentenciado durante varias semanas al descenso, la jornada de hoy deparó muchas emociones. Nos centraremos en lo vivido en los cuatro campos que arrancaron el día con esa sensación agridulce de que podría ser la última puesta en escena del equipo de sus amores: Los Cármenes, Ipuria, el Estadio de los Juegos del Mediterráneo y, por último, un Camp Nou que recibía al Deportivo de La Coruña.
Los de Sergi Barjuan llegaron al día decisivo con los deberes sin hacer. Penúltimos, tras dos derrotas consecutivas, mientras que su rival, el Valencia de Nuno, necesitaba al menos un punto para asegurarse el cuarto puesto, que se traduce en disputar la previa de la Champions League la próxima temporada.
Gaizka Garitano y sus guerreros se dejaron la tarea para última hora; siete puntos en los últimos 19 partidos para los vascos, que tenían el rival a priori más asequible, debido a que el contexto no ayudaba a un Córdoba descendido.
La situación para el Deportivo no era la más cómoda, debido a que necesitaba al menos un punto en el Camp Nou para optar a la salvación. Los culés, enaltecidos por el pasillo que los acreditaba como flamante campeón del curso y la despedida de su gran genio, Xavi Hernández, más las rotaciones, no salieron totalmente concentrados.
Finalmente, el último implicado era el Granada de José Ramón Sandoval, un equipo embalado, con dos victorias seguidas y una sensación de unión por el interés común: la salvación. Por su parte, el Atlético solo necesitaba un empate para asegurar la tercera plaza, que le llevaría directamente a la fase de grupos de la Champions League.
El primer momento cúspide del día fue el gol de Leo Messi en contra del Deportivo, que lo metía en serios problemas de descenso. El siguiente en responder fue el Eibar, que con dos zarpazos dejó encarrilado el partido antes del primer cuarto de hora. Mikel Arruabarrena primero y Raúl Navas después fueron los encargados de ajusticiar a un Córdoba moribundo.
Las cosas no pudieron empezar mejor para los intereses del Almería: gol de libre directo de Thomas Teye –con colaboración de Diego Alves– a los nueve minutos de partido que, junto a los resultados en los otros encuentros, ponía en zona verde a los andaluces por el goal average ganado ante el Granada. Precisamente los granadinos mantenían el empate a cero ante el Atlético en un partido descafeinado que recordó a aquel aburrido empate a cero entre Córdoba y Celta de hace un par de años en la última jornada de segunda división y que beneficiaba a ambos.
Antes de la media hora de partido, el gol de cabeza de Otamendi silenció por primera vez el Estadio de los Juegos del Mediterráneo y despertó a un Valencia profundamente dormido que parecía no enterarse de lo que se estaba jugando. Instantes después, el Eibar volvió a ahondar en la herida del Córdoba con el gol de Ander Capa y colocó el 3-0 en el tanteador que servía a los armeros para salir de la zona roja.
El eterno ídolo, Fernando Soriano, marcó antes del entretiempo un gol que valía su peso en oro para el Almería en sus aspiraciones por ascender, pero en el tiempo agregado un exfutbolista del Almería se encargó de volver a meterlos en la zona de descenso. Sofiane Feghouli hizo el 2-2.
En el entretiempo, Deportivo y Almería estaban condenados al descenso. Los gallegos estaban sucumbiendo ante el poderío ofensivo del Barcelona, que no se vio ensombrecido por el contexto del partido; en Granada el empate se mantenía y por el escaso ímpetu de ambos equipos se notaba a leguas que no estaban con ganas de arriesgar demasiado.
El gran momento de la noche lo dio el segundo máximo goleador de nuestra liga: Leo Messi. El argentino volvió a perforar las redes de Fabricio y en el 57′ de partido colocaba el marcador 2-0 dejando al Deportivo muy lejos de su objetivo prioritario, pero las emociones no cesaron en el Camp Nou y siete minutos después la gran estrella del equipo gallego, Lucas Pérez, venció al debutante Jordi Masip y otorgó esperanzas a un cuadro que presionó con gran intensidad durante el resto del partido.
El premio llegó en el minuto 76 cuando Diogo Salomao, un futbolista que no acumulaba ni 90 minutos en la vigente temporada debido a las lesiones, cazó un rebote dentro del área y encarriló la salvación del Deportivo, que solo podía caer con otro gol del Barcelona. Con este gol, el gran perjudicado fue el Eibar que se vio obligado a parar la fiesta que tenían en Ipurúa por la goleada. La gente en el pequeño estadio no podía creer la remontada del Deportivo en el Camp Nou e imploraba al cielo por un tercer gol culé o un regalito colchonero que hubiera mandado al Granada a la segunda división. Por su parte, el Almería mantenía el empate, pero necesitaba una victoria, como mínimo, para salvarse de la quema.
El último clavo en el ataúd del Almería lo colocó el gran matador Paco Alcácer, que no ha tenido una gran segunda vuelta, pero que apareció en el momento decisivo para ayudar al Valencia a atar el cuarto puesto y acercarse al Atlético en la clasificación, aunque la única manera de superarlo era con un gol del Granada en Los Cármenes.
La atención de los últimos minutos se centró sobre todo en el Camp Nou, ya que en Los Cármenes el fútbol brilló por su ausencia. En Barcelona, un gol de los locales enviaba al Deportivo a segunda, mientras que un gol gallego condenaba al Almería y al Granada. Aunque finalmente los marcadores no volvieron a moverse. La suerte estaba echada y los gallegos lograron salvarse con el milagro de Salomao en su primer partido como titular en la vigente campaña.
El Almería se marcha a segunda división con un proyecto interesante, con jugadores jóvenes en sus filas y un entrenador que practica un fútbol de control muy efectivo y que, de seguir por este camino, debería volver pronto. Por su parte, el Eibar no pudo culminar el gran objetivo de la salvación que había dejado muy encarrilado en la primera vuelta. No supo reponerse a la salida de Raúl Albentosa en invierno y su segunda vuelta fue la segunda peor de todo el campeonato. No queda otra que volver a armarse y pelear de nueva cuenta por el ascenso.
* Roberto Testas.
– Foto: EFE
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