"Volved a emprender veinte veces vuestra obra, pulidla sin cesar y volvedla a pulir". Nicolás Boileau
Cuando analizamos los seis primeros días del Campeonato del Mundo hicimos hincapié en el juego que habíamos visto en dos partidos: Nueva Zelanda vs Argentina y Escocia vs Japón. Hablamos de las diferencias entre las dos mitades de ambos partidos y del desenlace que habían tenido.
Nueva Zelanda mantuvo la calma y el dominio de la situación para no desmadejarse cuando era dominada espacial y numéricamente por Los Pumas. A Escocia le sucedía lo mismo, tenía que capear el despliegue ofensivo del equipo de Eddie Jones durante el primer tiempo y el comienzo del segundo. A partir de ahí todo cambió en los dos partidos.
Servían estos partidos para presuponer lo que iba a suceder en el Argentina vs Georgia. Los Pumas trabajaron mucho en el primer tiempo, fueron dinamitando el fondo físico de los lelos y en el segundo tiempo consiguieron una media de un punto por minuto de juego.
Los Pumas, que habían caído desfondados ante los All Blacks a partir del minuto 60 de partido, hicieron lo mismo con la selección europea a partir del minuto 45.
¿Por qué?
No es casualidad que el equipo técnicamente superior -el que mejor rugby juega de los dos- acabe dominando en el aspecto físico. Hay dos elementos que se miden en las estadísticas de los partidos: 1) La posesión de la pelota; 2) La ocupación del campo rival.
El segundo elemento es bastante más importante que el primero; si un equipo está situado en el campo rival -aunque no tenga la pelota- está atacando y provocando un desgaste físico mayor en el equipo contrario; cada contacto, cada punto de encuentro es desfavorable al equipo que está encerrado en su propio terreno ya que se ve obligado a tener que mantener la pelota en una zona en la cual una pérdida o una infracción supondría una situación comprometida.
La ocupación territorial del campo contrario fue un elemento común e indiscutible en la segunda mitad de los dos partidos que tuvieron como protagonista al equipo argentino y trajo como consecuencia que los conjuntos finalmente vencedores monopolizasen también la posesión útil de la pelota.
Los datos así lo confirman: 56 % de ocupación argentina por el 44 % georgiano; y en los últimos 10 minutos de partido, 64 % frente al 36 %.
Más esclarecedoras son las cifras del partido de los All Blacks contra Los Pumas: 69 % de ocupación neozelandesa frente al 31 % argentino. En los últimos 10 minutos, 80 % del equipo de Steve Hansen.
El dominio útil del balón fue consecuencia inherente de la conquista del espacio; el balón se mueve con más velocidad que la defensa -que llega tarde a los puntos de encuentro- y ahí se generan superioridades que se van haciendo cada vez mayores conforme se van acumulando fases en las jugadas. Por otra parte, las pocas veces que el equipo defensor consigue hacerse con la pelota, se suele ver obligado a tener que jugar una patada más defensiva que ofensiva para conseguir liberarse -momentaneamente- de la presión.
Para corroborarlo: 54 % de posesión argentina frente al 46 % georgiano. 57 % frente a 43 % en los últimos 10 minutos.
Los All Blacks tuvieron el 58 % de la posesión de la pelota por el 42 % argentino durante el partido. El elemento de contraste anteriormente citado, en los últimos 10 minutos (con el 80 % de ocupación de los All Blacks) Los Pumas aumentaron la posesión hasta el 44 %.
Una de las diferencias claras entre las selecciones favoritas -con Nueva Zelanda a la cabeza- respecto al resto es la calidad de los jugadores de reemplazo.
Los jugadores que entraron de refresco en los All Blacks contra Los Pumas no empeoraban en nada el nivel de los titulares.
Japón venía de hacer un gran esfuerzo físico ante los Springboks y no tenía relevos de nivel suficiente como para cambiar el equipo ante Escocia. El equipo asiático estuvo el 64 % del tiempo de juego en campo escocés y tuvo el 60 % de posesión. Los picos en los últimos 10 minutos: 85 % de territorio y posesión para los nipones. Los de Vern Cotter tuvieron un nivel óptimo de aprovechamiento de sus escasos porcentajes de ocupación y posesión debido al colapso físico rival.
Georgia salió contra Los Pumas con el mismo equipo -prácticamente- que ganó a Tonga.
Era inevitable que el desgaste físico fuese un factor diferencial ante rivales superiores; la línea que sigue el desenlace de los partidos es muy sencilla: Primero la paciencia, después la diferencia.
* Javier Señaris es analista de rugby.
– Los datos estadísticos están extraídos de la página web oficial del mundial www.rugbyworldcup.com
– Fotos: Getty Images
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