1.- La pasión, el descaro, la magia, la alegría puede con todo. Este Athletic es diferente. Es un huracán que aparece cuando más se le necesita. 70 minutos de pereza que han sido enterrados con unos 20 minutos de equipo antológico.
2.- Recordando el fútbol total. Un equipo hecho para el buen paladar. Con el balón en los pies lo acarician como el peluche de toda la vida y también el coraje, el orgullo y la garra de ser un huracán que se despierta con una fuerza sobrenatural.
3.- 70 minutos de pereza que han podido costar muy caros. El Schalke ha dominado a través del empuje, ganando todas las jugadas divididas. A partir de esa premisa ha logrado separar al Athletic, que estaba negado entre líneas, sobreviviendo por el olfato goleador de Llorente, que ponía el 0-1 en unas de las pocas combinaciones del Athletic en toda la primera parte.
4.- Un Raúl antológico, el mejor de su equipo, con dos goles de su estilo eterno. Noche memorable para el capitán del Schalke, el mismo que el próximo jueves homenajeará a Pichichi en San Mamés. Su primer gol, apareciendo donde siempre debe estar un delantero; el segundo, de exquisita definición. Voleón de primeras y golazo. Los alemanes vivían de Raúl. Por sus goles, por su influencia en el juego y por su estado anímico, una locomotora que empujaba a compañeros y afición. Caldera en el Veltins Arena.
5.- Con ese Raúl espléndido en la finalización, los alemanes le han dado la vuelta al marcador. Presión arriba que no dejaba salir al Athletic tocando. Ander Herrera desaparecido en combate: la pubalgia le está mermando mucho en estos últimos partidos. El Athletic solo jugaba con el balón aéreo. No había noticias de Susaeta, ni de Llorente o Ander Herrera. No existía el juego de toque rojiblanco.
6.- Al descanso, Ander Herrera dejó su puesto a Ibai Gómez y Muniain se desplazó al medio. La pereza seguía presente hasta el punto de que el Schalke pudo haber ampliado el marcador en varias ocasiones. El partido avanzaba y se empezaba a rumorear con el tema del cansancio físico.
7.- Pero llegó el minuto 70 y el huracán despertó de la pereza que tenía. Se despertó y, sin lavarse la cara, el Rey Llorente sacó un rugido por la cabeza que establecía de nuevo la igualada. Aquí empezó la poesía de leones.
8.- Empezó el juego entrelíneas. El pequeño enano rojiblanco, Muniain, no solo apareció, sino que volvió a llegar a la cima con pedaladas de escalador gigantesco. Ahí se apagaron las voces del cansancio físico porque la cabeza estaba despierta y despejada. Y un equipo que se arma con el balón no se cansa. Las cabezas rojiblancas funcionaban al ritmo de los viejos rockeros, el huracán estaba cada vez más desatado y soltaba estampidas demoledoras.
9.- Primero el omnipresente De Marcos rematando el 2-3 y después dos genios perpetrando una jugada antológica. Susaeta y Muniain eran Martin Fiz y Abel Antón. Galopada del genio de Markel que arrastró a todos los contrarios y se la dejó al pequeño duende para certificar.
10.- Rugido de león. Aquel que parece débil, empieza a acercarse a la presa, la huele, adivina sus puntos débiles y, cuando le pilla desprevenida, suelta el mordisco demoledor. Un Athletic que en esos 20 minutos finales ha despertado de una zozobra muy peligrosa.
y 10.- En menos de 48 horas van al Camp Nou para el mejor partido que se puede ver ahora en Europa. Y físicamente no van cansados porque el amor al balón no agota. La mente tira de las piernas. El huracán rojiblanco está más fuerte que nunca y, aunque en algunos partidos no acompañen los resultados, practican un fútbol antológico. Un fútbol de los años 70. Magia con el balón combinada con pasión y orgullo. La sangre del Athletic es de un gusto diferente.
– Fotos: Firo Sportphoto – Athletic Club
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