1.- Si este era el Plan B, mejor que no exista. Si era el Plan A, el Barça tiene un problema serio de indefinición. Ha salido triunfador en Mestalla, lo que le permite mantener tensada la cuerda con el Madrid, pero su productividad futbolística ha distado un mundo de cualquier expectativa previa. Sostenido en una actitud inmejorable, un Bravo espléndido y un Piqué muy eficaz, el equipo de Luis Enrique ha vencido a un rival bien cuajado, pero no ha podido evitar dejar un rastro indeleble: el desorden, un profundo desorden. ¿Hacia dónde camina?
2.- La propuesta inicial de Luis Enrique ha pivotado sobre una premisa: evitar el contragolpe valenciano por la banda de Dani Alves. Para ello ha decidido mover las tres piezas del centro del campo. Xavi ha abandonado su costado natural para aterrizar en el izquierdo; Busquets ha dejado el pivote y se ha situado a la derecha, como protector del lateral brasileño; y Mascherano ha dado un paso adelante para ser mediocentro. El resultado ha sido caótico. Por momentos, de dificultosa descripción.
3.- El Valencia de Nuno se ha dispuesto en un 4-3-3 que solo se ha visto en la hoja de alineaciones. Sus líneas bien compactas se han distribuido en 4-5-1, esperando para salir al contraataque. Se ha defendido acertadamente, ha cegado a los medios visitantes y ha llegado con facilidad al área de Claudio Bravo en busca del gol que reforzara su propuesta. No ha llegado muchas veces, pero la mayor parte de esas ocasiones ha gozado de amplitud, profundidad y claridad. Si no me he descontado, ha dispuesto de hasta seis oportunidades notorias, dos de ellas superlativas, despejadas con lucidez por el meta chileno.
4.- Este ha sido el plan local y no ha tenido más. Sus tres pilares consistían en cerrar todos los espacios frontales, impedir que hubiera barcelonistas entre sus dos líneas y enjaular a Neymar, Suárez y Messi. El Valencia ha logrado las tres cosas con cierta facilidad, favorecido por el nihilismo organizativo del Barça, un erial, y apuntalado en un Javi Fuego colosal. No obstante, al dúo Parejo-André Santos se le advierte bastante más capacidad productiva que la mostrada, pero la propuesta de Nuno ha sido inamovible: esperar el momento, en vez de ir a buscarlo.
5.- El desenlace ha sido cruel para el Valencia, pues el gol de Busquets -tras despejar Diego Alves con el pecho un cabezazo a bocajarro de Neymar- ha llegado en el minuto 93, si bien bastante antes ya había marcado Luis Suárez un tanto que fue anulado. Ha sido cruel, pero también es indiscutible que el Valencia ha vivido el último cuarto de hora prácticamente en su área, en parte por fatiga propia, en parte por la ambición visitante, y ha sucumbido por aplastamiento, aunque fuera un aplastamiento más voluntarioso que ordenado.
6.- Al conjunto de Luis Enrique se le puede alabar el ansia por vencer. Como el Valencia, ha sumado media docena de oportunidades de peligro, acertando en dos de ellas, aunque solo una se contabilizara en el marcador final. Pero su organización ofensiva ha sido puro caos. Es palpable que Luis Enrique quería reforzar la transición defensiva, de ahí que haya modificado por completo las pautas dominantes en el centro del campo, pero lo que ha conseguido ha sido desconcertar a su propio equipo. La salida de balón desde los defensas, el control del juego, las triangulaciones entre propios, la creación de hombres libres…
7.- Se mirara donde se mirara, lo que había sobre Mestalla no parecía el Barça: ni el académico, ni el que el propio Luis Enrique viene retocando a lo largo de toda la temporada. Era algo indefinible que parecía pretender que Messi, Neymar y Suárez resolvieran por su cuenta y riesgo lo que el conjunto era incapaz de fabricar. Más que cualquier otro partido, este ha generado un desconcierto mayúsculo en quienes observamos los movimientos de Luis Enrique para comprender cuál es el camino que está siguiendo. Confieso no ser capaz todavía de definirlo con precisión.
8.- El alejamiento de Messi de su zona de peligro e incluso de los propios circuitos de juego ha resultado sangrante, como la de Xavi, que por momentos debía estar preguntándose qué se esperaba de él en semejante viaje. Por momentos, la tendencia natural de unos y otros ha provocado que Busquets pisara su terreno de pivote, mandando a Mascherano a la izquierda, mientras Xavi se iba a la mediapunta para tratar de influir y Messi retrocedía hasta campo propio en busca del contacto con el cuero.
9.- La entrada de Rakitic por Mathieu (68’) ha ratificado que la principal preocupación del entrenador residía en Dani Alves. Mascherano se ha colocado de central y Busquets de mediocentro, en un movimiento que aventuraba ordenar las piezas de manera armónica, pero Xavi se ha mantenido en la izquierda para que Rakitic cubriera las espaldas del lateral. ¿Es rentable semejante ecuación? Desde el punto de vista defensivo no hay duda que Rakitic cubre mucho mejor que Xavi, de quien conocemos su blandura endémica en esta materia, pero a cambio se pierde toda la capacidad de construcción del capitán y la conducción y llegada del croata. ¿Compensa todo ello la aportación ofensiva de Alves?
y 10.- Nunca es tarde cuando un equipo encuentra la llave de la luz. Sucede en todas partes y el Barcelona nunca ha sido una excepción a esta regla. Entrados en Adviento, de Luis Enrique aún no se conoce cuál es su llave. Tres meses y medio es poco tiempo en cualquier proceso de reconstrucción y sus resultados son más que notables. Sin ir más lejos, mantiene el pulso en Liga con un Madrid en estado de forma excepcional. En el bando de los interrogantes, sin embargo, el entrenador sale de Mestalla habiendo desconcertado incluso a sus jugadores más expertos.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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