El Barça ganó el Clásico, un partido que ha dejado mucho para comentar. Errores y aciertos. Exhibiciones y decepciones. ¿Y fútbol? Mucho, quizá alejado de lo académicamente correcto, pero visualmente precioso, que se puede intentar resumir a través de ciertos datos.
El Barça siempre pretende jugar lo más cerca posible del portero rival. Lo consiguió, pasando el 58 % del tiempo en el terreno del Madrid, el 30 % del total en el último tercio del campo. En cambio, el Madrid solo estuvo el 25 % en los alrededores de Valdés.
Ese tiempo que pasó el Barça en el campo del Madrid lo distribuyó de forma equilibrada. El 37 % por el medio, el 31 % por la izquierda y el 32 % por la derecha. En cambio, el tiempo de ataque del Madrid estuvo volcado hacia la izquierda, ya que pasó por ese costado el 42 % de los ataques, el 25 % por el centro y el 33 % por la derecha.
Todo esto, a pesar de la intención del Madrid de presionar la salida de balón del Barça. Y no lo hizo mal, si tenemos en cuenta que llegó a robar hasta cinco balones en campo contrario, forzando al Barça a buscar otra opción, dando hasta 49 pases largos, los mismos que el Madrid.
En el Barça eran casi siempre por incapacidad de superar la presión rival. En el equipo blanco era buscado. Dio menos de la mitad de pases que el Barça en el partido (320 por 692), teniendo la pelota el 40 % del tiempo. La explicación es que el Madrid sacrificaba la construcción para intentar hacer daño al Barça lo más rápido posible. Pocos pases por el centro, mucha conducción y en el momento en que se robaba la pelota, buscaban los costados, especialmente el izquierdo, intentando aprovechar la espalda de los laterales culés.
El Barça decidió juntar a mucha gente en el medio. Y ahí es donde pudo estar la clave del partido. Xavi, Cesc, Iniesta, Messi y Neymar jugaron en pocos metros. Alves y Alba casi en la misma línea de Xavi, con Busquets por detrás. Son seis hombres del Barça para Xabi y Modric. Demasiado.
Obviamente, el Madrid siempre tenía ventaja en su izquierda, donde la superioridad numérica también era evidente.
Para terminar, un detalle sobre el hombre del partido. Leo Messi. Intervino menos de lo habitual: 55 veces. Pero tan solo dos veces en campo propio. Siempre que intervino lo hizo cerca de la portería rival. Supo esperar a que el partido fuese a él y no al revés.
De esas 55 intervenciones de Messi nos encontramos que intervino en todos los goles, más un mano a mano delante del portero y dos asistencias a Neymar que lo dejaban solo delante del portero. Más o menos, cada siete apariciones de Messi, una era casi gol. Impresionante.
* Daniel Arias.
– Datos extraídos de Squawka.com, whoscored.com y weloba.cat.
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