Antes de que Guardiola llegara al banquillo del Barça, muchos analistas de prestigio coincidían en que la combinación de Xavi e Iniesta como interiores en 1-4-3-3 no era sostenible. Por supuesto, sus razones tenían, algunas de ellas muy válidas. Pero llegó Pep y cambió las reglas, mandando dichas razones al garete.
Recuerdo esto únicamente porque, al exponer las siguientes conclusiones, sé que puedo equivocarme, máxime sabiendo del relevo en el blanquillo blaugrana. Sin embargo, pocos son los que cambian las reglas y se antoja muy difícil poder cambiar lo siguiente.
Por las carencias explicadas en anteriores entregas, hemos considerado que es imposible compatibilizar este peso de Fàbregas con seguir jugando a lo mismo y, ni siquiera, a algo parecido. Porque no se ha mostrado capaz de jugar tan rápido, con un sentido tan horizontal y de conservar la posesión en cualquier circunstancia, fundamentalmente.
Bien, imagínemoslo, pese a ello, actuando como interior derecho, siendo el cerebro del equipo. En un equipo con más pérdidas de balón, más transiciones, menor velocidad en la circulación, incapacidad para avanzar agrupado y mayor verticalidad. Imaginemos en estas circunstancias a un equipo con tres delanteros –uno de los cuales defiende poco y del otro no cabe esperar que lo haga mucho–, con Iniesta como interior y con al menos un lateral de largo recorrido. La imagen es clara: se trataría de un equipo muy vulnerable al contragolpe.
¿Cómo corregir esto? Partiendo de que Messi, Neymar e Iniesta son intocables, sólo quedaría el otro punta. La cuestión es que es imprescindible su presencia para realizar ese trabajo oscuro que necesitan los anteriores: fijar o arrastrar según convenga, presionar, replegar… Por tanto, no quedaría ninguna opción, más allá de que una eventual lesión de Iniesta con consiguiente reemplazo por Song sí que lo hiciera factible. Pero, claro, una lesión del manchego sería trágica para los intereses del Barça.
¿Que Cesc puede ser titular e incluso muy importante? Sin duda. Pero no como organizador principal, sino como complemento. Lo que explicamos en la entrega anterior.
No nos referimos a que Alexis o Pedro, en función del rival o de las circunstancias del partido, puedan abandonar con mayor frecuencia la posición de extremo derecho para ir hacia el centro, sino a alguien que lo ocupe de manera permanente.
Volvamos, nuevamente, a Messi, Neymar e Iniesta. Ninguno de ellos puede ni debe jugar permanentemente pegado a la banda, por lo que sería necesaria la presencia de dos laterales de muy largo recorrido para ensanchar el campo. Con dos laterales volcados, la presencia de los tres genios débiles sin balón y un ‘9’ como hombre más adelantado, la situación sería incluso peor para los centrales y Busquets. Por tanto, sería necesario darle a Busquets un socio de enorme capacidad defensiva. A Song o Mascherano, para entendernos.
Cuesta creer que, con esta disposición táctica tan similar a la del Brasil de Dunga, el Barça pudiera seguir jugando siquiera a algo parecido, que no fuera radicalmente distinto.
Es a lo que seguramente llevarían las anteriores opciones. Viene a ser la antítesis del juego que practica el Barça, pues supone la quiebra de los triángulos en los que basa su juego posicional. Sí, pese a que se abrace a ambos bajo la bandera del tiki taka, las diferencias entre el Barça de Guardiola y la España de Del Bosque son enormes.
La pregunta, más allá de gustos personales, es si esta es la mejor opción. A falta de fichar un central de máximo nivel, el Barça tiene los jugadores necesarios para practicar estilos futbolísticos muy distintos. Por poner un ejemplo claro: no más de tres equipos en el mundo podrían elegir mejores opciones para una pareja de mediocentros con gran capacidad defensiva que el Barça, pues cuenta con Busquets, Song y Mascherano.
Sin embargo, ¿por qué jugar como los demás, cuando siendo único se ha sido superior a todos ellos y se cuenta con los mimbres necesarios para seguir siéndolo? Esta es, al parecer, la impresión de Martino, el nuevo técnico. Pronto nos sacará de dudas. Opciones le sobran, como hemos ido mostrando a lo largo de esta serie que aquí concluye.
– El centro del campo del Barça (I): Introducción al ‘caos’
– El centro del campo del Barça (II): ¿Seguir jugando a lo mismo?
– El centro del campo del Barça (III): ¿Jugar a algo parecido?
* Rafael León Alemany.
– Foto: Pere Puntí (Mundo Deportivo)
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