"El éxito se mide por el número de ojos que brillan a tu alrededor". Benjamin Zander
Bayern Múnich / Fútbol / Alemania
En verano, Pep Guardiola ya hablaba de Navidad. Aunque para él su partido más importante siempre es el más inmediato, el técnico del Bayern no podía evitar mirar hacia la pausa invernal. El objetivo era acabar 2014 sin sufrir demasiados percances, es decir, evitando sorpresas para alcanzar los octavos de final de la Copa alemana, sobreviviendo como pudiera a un grupo de la muerte que le había emparejado en la Champions League con el Manchester City, la Roma y el CSKA y manteniéndose en el grupo de cabeza de la Bundesliga, sin descolgarse.
Hoy puede pensarse que se trataba de falsa modestia, pero en aquel momento, en agosto de 2014, al día siguiente de que Javi Martínez se uniera a una larga lista de bajas, el cuerpo técnico del Bayern no podía pensar otra cosa, dado el cúmulo de circunstancias adversas que se acumulaban. “Realmente esperaba sufrir una fase difícil en los primeros meses de competición a causa de los lesionados que teníamos y por la poca preparación que pudimos hacer tras el mundial. Pero los jugadores del Bayern son excelentes. El entrenador es importante, pero lo es más la mentalidad de los jugadores. Sin esa mentalidad todo es imposible. La verdad es que se entrenan como si fuese el último entrenamiento de sus vidas, y en los partidos juegan siempre con la idea de atacar e ir de inmediato a recuperar el balón si lo tiene el rival. Felicito a los dirigentes del Bayern por los jugadores que han ido fichando”, manifestó Guardiola en el momento de hacer balance, tras el último partido de 2014 en el Allianz Arena, frente al Freiburg.
Los principales mandatarios del Bayern, viejas glorias del fútbol alemán como el presidente de la directiva, Karl-Heinz Rummenigge, y el expresidente de la entidad, Uli Hoeness, habían transmitido a Guardiola la extremada dificultad que existiría para revalidar el título nacional esta temporada. Ni Rummenigge ni Hoeness, junto a leyendas como Franz Beckenbauer, Sepp Maier o Gerd Müller, habían logrado mantener el nivel como futbolistas después de que Alemania se proclamara campeona mundial en 1974, precisamente en Múnich. Los laureados directivos del Bayern han hablado a menudo con su actual entrenador sobre cómo, de manera inconsciente, se dejaron ir durante aquella temporada 1974-75 en la Bundesliga. Si bien la excelsa calidad del equipo, con seis campeones del mundo, emergió para ganar en 1975 la segunda Copa de Europa consecutiva para los muniqueses, en el campeonato alemán fue muy distinto: el Bayern acabó 10º, a 16 puntos del Borussia Mönchengladbach. Aquel conjunto muniqués se arrastró durante una primera vuelta de campeonato verdaderamente vergonzante, con más derrotas (8) que victorias (7), que le alejó a siete puntos del líder Gladbach (cuando cada triunfo valía dos puntos). Nada que ver con los resultados conseguidos por el Bayern actual.
Ningún campeón alemán de invierno había enfilado la pausa navideña con tantos puntos de ventaja (11) respecto del segundo, el Wolfsburg, como lo ha hecho el conjunto de Guardiola, invicto tras 14 victorias y tres empates, 41 goles a favor y un récord de solo cuatro tantos encajados. Hasta la fecha, la mejor marca defensiva de la historia de la Bundesliga en su primera vuelta era compartida por el Stuttgart (2003-2004) y el Bayern de Heynckes (2012-2013), con 7 tantos recibidos.
La pasada temporada, el Bayern se convirtió en el campeón más precoz de la historia de la Bundesliga, que conquistó el 25 de marzo. El conjunto de Guardiola había completado la primera vuelta con 47 puntos –dos más que ahora– y 10 de ventaja sobre su inmediato perseguidor, el Borussia Dortmund, actualmente hundido en el penúltimo lugar de la clasificación, a 30 puntos de los bávaros.
Pero más allá de las superlativas estadísticas, lo que satisface a Guardiola es comprobar que el equipo juega mejor que la pasada temporada y ha sido capaz de mantener la autoexigencia que, después del Mundial de 1974, no lograron apuntalar los Beckenbauer, Hoeness y compañía. “Este año he aprendido que los futbolistas, especialmente en los grandes clubes, siempre pueden alcanzar algún nuevo reto, sin excusas. Aquí siempre se había comentado: ‘Buf, después de un mundial es muy difícil’. Bien, de acuerdo, es complicado, pero ¿por qué no lo intentamos? En el futuro, la gente podrá recordar que una vez, después de un Mundial, este equipo completó una superprimera vuelta de campeonato”, anotó Pep a mediados de diciembre.
Si el Bayern acaba ganando el título liguero, como apuntan todos los indicios, será la primera vez que el club bávaro lo consigue tras un mundial conquistado por Alemania. Tras la victoria en Italia’90, el Bayern de entonces, que como el de ahora contaba con seis internacionales campeones (Aumann, Augenthaler, Kohler, Reuter, Pflüger y Thon), tampoco fue capaz de dominar la primera vuelta del campeonato –concluyó segundo, a un punto del Werder Bremen– ni de proclamarse campeón, pues terminó a tres puntos del Kaiserslautern.
Si los muniqueses se adjudican el título nacional en primavera enlazarán, además, su tercera Bundesliga consecutiva por vez primera desde principios de siglo (1999-2000-2001). “Lo queremos todos y queremos conseguirlo cada día. Luchamos y corremos como un equipo pequeño”, valoró Guardiola. “Los jugadores lo han ganado todo en los dos últimos años, pero siguen queriendo ganar, ganar y ganar”, dijo en forma de elogio hacia sus hombres.
La exigencia del entrenador, unida a la mentalidad ganadora de la plantilla, es clave para entender esta gran primera vuelta del Bayern. Esta es la conclusión de uno de los más reputados analistas del fútbol alemán, el exfutbolista internacional Dietmar Hamann. “Después de ganarlo todo, puede suceder como ante el Paderborn o el Freiburg, que se compliquen las cosas. Pero el equipo tiene una enorme calidad y un carácter fuerte que no les permite levantar el pie del acelerador. El Bayern tiene los mejores jugadores, pero lo más importante es que en el equipo siempre hay tensión competitiva. El entrenador tuvo un gran éxito en Barcelona. Josep Guardiola se ocupa día y noche del partido y visualiza qué quiere de los futbolistas. Sus conocimientos tácticos son, además, un bonus para el equipo”, resumió Hamann a Spiegel Online.
Guardiola ha sorprendido a los analistas alemanes con continuos cambios de sistema y variantes tácticas adaptadas al rival de turno. Y las cifras como entrenador del Bayern le dan la razón: en los hasta la fecha 51 partidos disputados en Bundesliga, Pep ha sumado 43 victorias por solo dos derrotas (ante Augsburg y Borussia Dortmund, cuando ya era campeón la pasada temporada). El botín de puntos por jornada (2,65 de promedio) es lógicamente otro récord. “Cuando trabajas duro día a día, tarde o temprano llega la recompensa”, resumió antes de Navidad el director deportivo del club, Matthias Sammer.
Mientras la prensa alemana se entretiene compilando la variabilidad tàctica del Bayern –la revista Kicker remarca que en los primeros 21 partidos oficiales del curso Guardiola ha usado once sistemas diferentes sin repetir ninguno más de dos partidos seguidos–, el técnico catalán insiste en que para él un 4-2-3-1, un 3-3-3-1, un 4-2-2-2 o un 3-4-3 “solo son cifras de teléfono”. “Lo importante no son los sistemas, sino la idea”, dijo Pep en la sala de prensa del Bayern, con su vocación pedagógica tradicional.
Cuando llegó a Múnich en junio de 2013 se esperaba mucho de Guardiola, pero las expectativas han sido superadas, escribe el Frankfurter Allgemeine Zeitung. La sorpresa es que “un club que se percibe como la personificación del modo de pensar orientado al éxito puede aprender de un solo hombre en este concepto. El trabajo de Guardiola está orientado no solo a ser mejor que cada rival en el cómputo general, sino a ser mejor en cada uno de los apartados del encuentro, igual que el club intenta ahora llegar a la cima mundial en el apartado de la cantera (con la construcción de una nueva academia de fútbol) y de planificación de la plantilla (con la llegada del director técnico del Leverkusen, Michael Reschke)”, razona el diario.
Jugar con tres o cuatro defensas, con un centro del campo en rombo, los puntas bien centrados o bien abiertos a la banda ha dependido a menudo de las bajas del equipo, pero también de una adaptación al rival más ajustada aún que la pasada temporada. Guardiola y sus ayudantes Domènec Torrent y Carles Planchart conocen mejor la Bundesliga y los jugadores tienen más interiorizado lo que pretende el técnico de Santpedor, hasta el punto de que ya no pueden jugar mal, destaca el capitán Philipp Lahm. “Y en gran parte esto es cosa del entrenador, además de la variabilidad de nuestro juego. Podemos practicar diferentes sistemas y esta idea no la aporta cualquier técnico. Guardiola es sensacional tácticamente. No ha habido ninguna fase como esta en que nuestro equipo ha dominado cualquier partido y jugado realmente bien al fútbol”, ha subrayado Lahm en una larga entrevista en la televisión Sky.
La lesión de larga duración de Lahm, unida a las del exbarcelonista Thiago Alcántara, inédito desde marzo, de David Alaba y de Javi Martínez han sido un duro golpe para el Bayern. Precisamente por la devoción que siente por los centrocampistas, Guardiola se ha quedado sin esos puntales que podían llenar la línea medular, aparte de otras demarcaciones. Pese a ello, el sello del juego de posición ha sido incuestionable, ayudado por un Xabi Alonso que ha brillado en la distribución y el dominio del eje vertical del juego. La posesión del balón ha sido, en algunos partidos, aplastante. En el último encuentro de 2014 en el Allianz Arena, por ejemplo, frente al colista Freiburg, fue del 81 % y se contabilizaron 31 disparos a portería, por solo dos de los visitantes. “Hay excepciones en el arte, la arquitectura, el fútbol… Una de estas excepciones es Pep Guardiola”, regaló el entrenador del Freiburg, Christian Streich, en su visita a Múnich.
Si el equipo de Pep ha marcado diferencias, más allá de su talento ofensivo, ha sido en defensa. Solo el Wolfsburg, el Schalke, el Dortmund y el Mainz han conseguido marcarle un gol en liga. El Bayer Leverkusen, que había sido capaz de rematar 11 veces contra el Borussia de Jürgen Klopp, únicamente pudo disparar una vez a portería contra el Bayern. En toda la primera vuelta, 17 partidos, el campeón bávaro solo concedió 12 ocasiones de gol a los rivales.
“Tenemos la ventaja de contar con Manuel Neuer en la portería, que ha salvado cuatro o cinco uno contra uno. Pero hemos concedido pocas opciones al contrario porque todo el equipo ha trabajado y corrido en defensa”, expuso el entrenador para rematar su exposición en la sala de prensa del Bayern con una idea filosófica puramente cruyffista: “Además, con la posesión del balón también nos defendemos. Si nosotros tenemos la pelota el rival no puede hacernos gol”.
Sin centrocampistas, porque Schweinsteiger también estuvo lesionado hasta noviembre, Pep ha ensayado centrando la posición de Robben y recolocando a Götze y Ribéry como interiores a fin de encontrar en la medular el desequilibrio que estos jugadores aportan con su dribling.
Si algún partido ha llamado la atención en esta primera mitad de temporada del Bayern, sin duda fue la goleada en el estadio olímpico de Roma (1-7) en Champions League. En aquellos 90 minutos se reunieron muchos de los detalles de la evolución del Bayern, con una defensa de tres centrales, el fútbol total de Alaba, la proyección excepcional del valenciano Bernat como lateral y carrilero zurdo, la asociación entre Xabi Alonso y Lahm o la continua movilidad de Müller, Lewandowski y Robben en ataque.
Pese a la histórica goleada, Guardiola lamentó “los malos veinte minutos” que tuvieron tras el descanso. “Siempre hay cosas a mejorar en el juego. Este es el objetivo para 2015”, resumió en su despedida navideña, mientras Beckenbauer y Rummenigge sonríen.
* Isaac Lluch / Múnich.
– Fotos: FC Bayern – Getty Images
©2024 Blog fútbol. Blog deporte | Análisis deportivo. Análisis fútbol
Aviso legal