1.- El Barça juega a puñetazos y quien decida replicar por la misma vía corre peligro, véase el Athletic Club, vapuleado en San Mamés. El equipo que emulaba a Muhammad Ali se ha convertido en Joe Frazier. Quienes revoloteaban como mariposas pero picaban cual avispas son ahora un noqueador de mandíbula cuadrada y puños de hierro, que encaja de pie sin pestañear mientras rumia el siguiente golpe, aún más duro que el anterior, pero menos que el siguiente. El Barça ha pasado a jugar a puñetazos: hace sangre, mucha sangre.
2.- La excitación del Athletic duró media hora. En ese rato, el tobillo de Neymar y la salida de balón del Barcelona corrieron peligro, fruto de una muy agresiva presión rojiblanca. El equipo de Valverde salió desbocado y febril, tan espumoso que a Claudio Bravo, Mathieu y Jordi Alba se les hacía un nudo en el pie cada vez que debían iniciar el juego, al punto que Neymar no tenía más remedio que descender hasta la posición de su lateral para achicar agua. Eso duró un cuarto de hora, hasta que Laporte desvió desde la barrera un saque de falta de Messi y rebajó la espuma.
3.- No puede decirse que Luis Enrique haya rotado con respecto al equipo que está “titularizando”. La entrada de Mathieu por Mascherano tenía una razón evidente: protegerse de la cabeza de Aduriz, aunque el cambio no menguó la contundencia del delantero donostiarra, siempre más arriba que su marcador. La única alteración relevante ha sido la de Xavi, ocupando la zona izquierda, por Iniesta, pero en un partido jugado a ritmo inglés eso no ha generado grandes alteraciones: el capitán ha intervenido cuando ha podido, siempre correctamente.
4.- La propuesta local ha consistido en jugarle a las transiciones al equipo que en 2015 mejor interpreta las transiciones ofensivas. No ha sido una propuesta exitosa porque si bien la torpeza barcelonista sacando el balón jugado regalaba oportunidades a Mikel Rico y pasillos a Unai y Aduriz, esa torpeza se ha evaporado a medida que la presión bilbaína menguaba. A cambio, el Athletic ofrecía tantos metros cuadrados sin cubrir, un solar inmenso regalado en exclusiva a los tres caníbales blaugrana, que Valverde ha conseguido que el trío atacante del Barça se diera un festín de galopes.
5.- En esta primera media hora, el Barça se ha adelantando con un 0-2 que podía haberse duplicado perfectamente si Gorka no hubiera salvado un cabezazo-cañonazo de Luis Suárez y Laporte, bajo palos, un remate con la rodilla de Neymar. También el poste desvió un disparo con la cabeza de Aduriz tras un enorme lío en el área visitante. Pero más que el 0-2 han sido las transiciones lo verdaderamente destacable. El Athletic las ha facilitado al dejar de presionar con acierto y continuar regalando grandes espacios libres, pero es indudable que la distribución de nuevos papeles en el Barça ha adquirido coherencia y sentido.
6.- Si bien los centrocampistas se han convertido en hombres de apoyo, realizan bien dicho apoyo. Igualmente los laterales, en especial ahora que Alves juega más por detrás del balón que por delante y no obliga a Rakitic a ser su guardaespaldas. El croata se asocia poco con balón, y si bien esto es una merma con respecto a Busquets y Xavi, sus desmarques, apoyos y coberturas le hacen eficiente. El Barça, en definitiva, ha pasado a jugar para los tres de arriba, cada cual también con roles específicos.
7.- Neymar en un enganche situado en la banda. Es quien da continuidad al juego desde la mediapunta, solo que esa mediapunta está situada cerca de la línea de cal. Luis Suárez es quien da el segundo apoyo y descarga, sea directamente, sea a partir de Neymar. Messi, en la banda derecha, dirige las operaciones y adopta a cada momento lo que le parece más interesante para el equipo. Si sus dos compañeros combinan en el costado opuesto, él se traslada a la zona caliente del remate. Si es él quien recibe, juega de Xavi, de Iniesta o de Messi, según convenga. La suma de los tres es una multiplicación.
8.- Seis minutos del segundo tiempo resumen al conjunto de Luis Enrique. Ha encajado un gol de Mikel Rico, después que Bravo desviara un disparo de Aduriz tras una pérdida de balón de Messi… como mediocentro. En tres minutos, el Barça ha logrado el tercer gol mediante una transición masiva y el cuarto en solo cinco toques desde la salida de Piqué hasta el remate de Neymar, siempre con Messi en todas las salsas. Y aún ha encajado otro segundo tanto, de Aduriz, que el Athletic ha confeccionado con apenas cuatro toques. El Barça actual es el de estos seis minutos: le van los puñetazos en todas las áreas, las carreras, las transiciones. Se siente guapo corriendo, surfeando, golpeando. Se sabe poderoso, contundente, demoledor.
9.- El quinto gol casi ha parecido contranatural, vistos los quiebros y requiebros de Messi en todo el frente de ataque, hacia un lado y hacia el opuesto, buscando un agujerito por donde colar el balón, esperando a que Busquets se levantara del suelo, como quien espera a la novia silbando y sin atender al reloj. Messi paseaba por la frontal de San Mamés tal que llevara un ramo de flores desde Santurce a Bilbao, haciendo tiempo mientras sus colegas se ajustaban el nudo de la corbata. Y cuando ya Busquets se ha rehecho del resbalón y ha tomado conciencia de donde estaba, Messi le ha entregado el ramo para que pudiera anotarse un pase de gol (Pedro) que los estadísticos nunca le tendrán en cuenta al argentino.
y 10.- El del Barça está siendo un cambio formidable. Digo “está siendo” porque todavía se encuentra en algún punto de dicha evolución. A cada buen resultado, se reafirma la creencia del colectivo en este Barça de los delanteros y las transiciones. Ya son nueve victorias consecutivas desde el tropiezo en Anoeta la noche del 4 de enero, donde un Barça desafinado e impotente mostró, por encima de todo, que no había un rumbo táctico preconcebido. A partir de dicho bajonazo, el cambio ha sido superlativo, especialmente porque se ha elegido ya sin titubeo una ruta concreta. Por momentos, a muchos les puede chocar que Muhammad Ali haya elegido ser Joe Frazier, pero es indiscutible que por fin el Barça de Luis Enrique es alguien rotundo, reconocible y con personalidad.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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