1.- Habría sido un día más en la oficina de no ser porque los centrales del Barça achican como mediocentros, que es lo que son, y dichos achiques construyen ventajas gigantescas para el rival a poco que esté atento. Y el Celta está muy atento porque tiene jugadores excelentes para correr al espacio y un Iago Aspas esplendoroso. Así que cada triangulación céltiña en el centro del campo se ha visto replicada por una salida incorrecta de un central blaugrana y su equivalente peligro para Víctor Valdés, que parece haber recuperado en quince días la autoestima perdida.
2.- Lo que no se ha recuperado es la fragilidad en la transición ataque-defensa, quizás una de las mayores fortalezas en el Pep Team y una de las mayores debilidades a día de hoy. En un equipo tan posesivo como el Barça, cualquier pérdida en ataque se convierte ahora en un giro completo del equipo para correr hacia Valdés, lo que no sucedía en los últimos años porque el agrupamiento de jugadores propios facilitaba el robo del balón perdido.
3.- Fue bastante peor a principios de temporada y se va corrigiendo de manera gradual, pues hoy ya hemos visto varios momentos en que tres lobos se echan sobre el rival que ha interceptado el cuero y se lo arrebatan. Pero todavía son acciones puntuales, sin continuidad. Con el agravante de que una vez concedida al rival la oportunidad de transitar, siempre hay un central barcelonista dispuesto a cometer el error de saltar en el lugar inapropiado. En esto, Mascherano no parece tener remedio.
4.- Este es un error muy de mediocentro, que salta a por el balón sabedor que sus espaldas están cubiertas por los defensas. Ocurre, sin embargo, que ahora son ellos (Mascherano y Busquets) los defensas y atrás ya no queda nadie. Si saltan a por el rival y son burlados, el peligro es mayúsculo. Algo similar le ocurre a Jordi Alba, que salta siempre a por el poseedor y olvida al que corre la banda.
5.- Enumerados los errores, pasemos al día en la oficina. Defensa de tres durante 15 minutos, con Busquets de mediocentral, retrasándose en fase defensiva. Barça pausado, con Xavi e Iniesta manejando las circulaciones y tres hombres generando todas las ventajas: Pedro, Villa y Adriano. El polifacético brasileño, alineado prácticamente en todas las posiciones del equipo salvo la de portero, ha protagonizado otra soberbia actuación esta vez como lateral diestro antes de caer roto en el abductor por tres semanas. Esta vez, no obstante, la lesión muscular ha llegado provocada por un choque con Mario Bermejo.
6.- Un par de transiciones mal defendidas han decidido a Tito Vilanova a retrasar a Busquets como central y ahuecar el equipo sin mediocentro, posición en la que se juntaban Xavi e Iniesta en tanto Cesc y Messi circulaban por el eje vertical. Han sido estos unos minutos muy sólidos en ataque organizado en los que el costado izquierdo ha superado en peligrosidad al derecho, tendencia que se va percibiendo desde hace semanas y se confirma con la entrada en forma de David Villa, afilado como pocas veces desde que viste de barcelonista.
7.- El triángulo Alba-Iniesta-Villa empieza a girar al Barça hacia la banda izquierda, costado débil durante años. Ahora, conviven allí tres cuchillos de calibre distinto, complementarios pero a cual más incisivo. La banda derecha, y a la espera de que Alves regrese algún día de su paseo astral, se está convirtiendo en zona de descanso y refresco: ahí acuden los balones para tomar aire antes de regresar a la zona de peligro. También los defensas más afinados se acumulan en dicho costado: Pedro, Montoya o Adriano.
8.- El primer gol, sin embargo, ha llegado por ahí, por la diestra, con Pedro abierto y Adriano entrando por dentro. Segundo y tercero (este en apabullante posición de fuera de juego) han nacido por la izquierda entre Iniesta y Villa, ambos con taconazo de lujo del asturiano. El ataque del Barça se ha dado la vuelta y parece haberse hecho de izquierdas.
9.- Hemos visto también que la convivencia entre Xavi y Cesc en el mismo equipo es factible a cualquier ritmo. Si ante el Rayo sucedió a alta velocidad, hoy se ha producido a baja intensidad, pausado y calmo. Todo lo que Fàbregas hacía bien sin balón ha empezado a hacerlo también con el cuero, como si se sintiera al fin cómodo con su nuevo idioma futbolístico.
10.- Pese a ello, Tito ha tenido que sentar a Cesc tras el descanso con el obetjvio de darle coherencia a su equipo, lastrado penosamente por los mencionados errores en el achique de Mascherano y huérfano en el centro del campo de esa pared llamada Busquets que la devuelve siempre y con precisión a todos los compañeros. Bartra como central ha aportado oficio y retornado a Busquets a su posición de táctico general, con lo que cada pieza ha engranado mejor, si no contabilizamos los incomprensibles centros huecos de Alves desde la banda derecha.
y 11.- Sin hacer ruido en ninguna faceta, Tito Vilanova bate el récord histórico del Barça y, sobre todo, tiene a su equipo con la tensión competitiva de los años grandes. Las viejas jerarquías están en cuestión; el proceso sucesorio sigue su lenta y gradual marcha; las tremendas bajas en defensa se resuelven con paciencia y parches; y salvo Messi (hoy presente ausente) y Valdés, nadie parece sentirse titular indiscutible, virtud más que defecto cuando se compite cada tres días.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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