"Todo lo que no está creciendo está muriendo. Crecer significa aprender y transformarte cada vez en una mejor versión de ti mismo". Imanol Ibarrondo
Supercopa España 2013 / España / Fútbol / Crónicas 2013-2014
1.- Hemos visto este partido bastantes veces. Ocurrió hace unos meses, cuando un Barça reblandecido, inmerso en otra etapa indolente, se consumía de tanto buscar resquicios inexistentes en el coloso que tenía enfrente. La búsqueda se traducía apenas en rasguños, arañazos en la roca, y ya vimos cómo acabó la temporada, con jugadores pidiendo cambios drásticos que acabaron en una mano de pintura.
2.- Meses más tarde, el escenario es similar porque todavía no ha cambiado nada sustancial en el equipo barcelonista. Mejor dicho: el nuevo entrenador no ha podido cambiar nada sustancial, más que nada por falta material de tiempo, aunque haya quien alardee de grandes modificaciones físicas en el conjunto que, desde luego, no aparecieron en el Manzanares, entre otras razones porque no se han producido ni pretendido.
3.- Al Barça le esperan dos tipos de rivales en este primer tramo de temporada: los de papel y los de roca. A los primeros los tumbará soplando, como al Levante. Contra las rocas va a necesitar mucho más que palabras vacías y esfuerzos mínimos. No hay muchos equipos rocosos en Europa, pero los hay y el Atlético de Madrid es, posiblemente, el más agresivo de ellos y, sin duda, el de organización defensiva más depurada.
4.- Su repliegue intensivo es de una excelencia mayúscula. Se defiende en 4-4-2 que, por momentos llega a ser 4-5-1, cubriendo Diego Costa y Arda Turan a los laterales rivales, aprieta sus líneas cerca del área de ese monstruo comegalletas llamado Courtois, y cierra cualquier pequeño agujero por donde pudiera entrar el enemigo. Ya puede el Barça rascar con el cuchillo por cualquier parte, que el Atleti responde como un cuerpo compacto e irrompible.
5.- Habría hecho falta un Barça verdaderamente lúcido, rápido con el balón, técnicamente fino, certero en el pase y trabajado en los movimientos colectivos para quebrar esa roca. Pero en el primer ensayo de verdad, al Barça de Gerardo Martino se le han abierto las costuras y ha aparecido el último Barça de Tito, el de los jugadores lentos y la mirada extraviada. Muy probablemente porque los futbolistas no han podido entrenarse en serio aún, de viaje en viaje, y el entrenador ni siquiera ha tenido tiempo de pedir, corregir y exigirles.
6.- Por momentos, esta final hipernocturna ha recordado varios de los encuentros que padeció el último Barça, cuando hasta el Milan le mandaba a la lona. Lo pareció en la jugada del gol de Villa, con balón perdido por Messi, contra rojiblanca, Alves fuera de sitio, Piqué a la cobertura lateral y ningún apoyo de los volantes ni del propio Alves, espectadores todos del remate estruendoso del exdelantero blaugrana.
7.- Si la circulación exageradamente lenta de balón venía propiciada por la falta material de huecos entre las líneas rojiblancas, el ritmo de pachanga tailandesa con que el Barça ejecutaba la transición ataque-defensa recordó a las pesadillas muniquesas de la primavera anterior. Las faltas cometidas por Sergio Busquets, más concretamente la zona en que ha tenido que cometerlas para prevenir -arriesgándose a una expulsión que no habría sorprendido-, nos puede servir de síntoma del problema: la transición defensiva continúa siendo un problema no resuelto en este equipo.
8.- El problema de la transición siempre es consecuencia del modo de atacar, del mismo modo que la buena presión no es física sino posicional (en el Barça solo fue física en la primera etapa con Eto’o). La actual organización atacante contiene muchos hombres esperando el balón, rodeados de rivales, y muy pocos suministrando dichos balones. Y ninguno moviéndose libremente entre las líneas del contrario. De este modo, cualquier pérdida -y la pérdida, en estas condiciones, se torna inevitable- encuentra al Barça con pocos elementos bien colocados para evitar la transición rival.
9.- Más interesado en cerrar los espacios que en robar el balón, el Atlético ha protagonizado 45 minutos de majestuosa organización defensiva. Aunque los focos siempre acaban en Diego Costa, capaz de batallar como si fuera un Drogba brasileño, el mérito de apagar al Barça ha sido colectivo. Cuatro hombres al asalto de Alves en una banda han sido el perfecto símbolo de la solidaridad defensiva, propiciada por un marcador que sonreía e incluso auguraba algún otro golpe más.
10.- No todo ha sido negro en el Barça. El golpe sufrido por Messi ha propiciado la entrada de Cesc, que ha sido como un abanico en la sahariana noche madrileña. De pronto, el Barça ha pasado a tener un jugador enérgico en cada línea: Mascherano, explosivo y anticipativo en defensa; Alexis, agresivo y agigantado en ataque: y Fàbregas aportando movilidad, cargando los costados y desmarcándose entre los peldaños enemigos.
11.- Incluso antes de que el Atleti se deshinchara estrepitosamente a falta de 20 minutos, el Barça ha cambiado el rostro a partir de estos tres hombres, sobresaliendo el chileno por ser quien mejor ha entendido de qué iba el partido. Alexis ha jugado como si fuera uno más del Atleti y, juntándose con Cesc, ha agrietado la roca a base de velocidad y profundidad. El empate ha llegado de modo inaudito, con Alves jugando por donde nadie le aconsejaría, bien continuado por Xavi, mejor centrado por el propio Alves y rematado de cabeza en insospechada aparición de Neymar ante un Juanfran pasmado.
y 12.- Ha sido el final del Atleti, agotado hasta la extenuación, lo que ha dejado a Xavi en su salsa de ritmo bajo y riesgo escaso. Aunque el Barça ha sometido al cuadro local durante el último cuarto de hora, ya nadie parecía querer hacer daño en el marcador, esperando el partido de vuelta con las mismas armas: unos moverán el balón, se supone que a mayor velocidad e intención más aguda, y los otros gestionarán los espacios en busca de clavar el puñal en el corazón de un Barça que ha vuelto a parecerse al errático de primavera, incluso en las intermitencias de Messi, que desde el 1 de abril no ha jugado un partido completo con su club.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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