Por definición, un campeón nunca se rinde. Pierde a veces, pero no se rinde jamás porque el deporte no es vencer, sino competir y no hay mejor competidor que el campeón, incluso en su derrota momentánea. Así ha sido y así será mientras el deporte aún sea deporte. Lo que ocurre es que uno no puede estar glorioso todas las noches de su vida. Mucho mejor que nadie lo describió la gran Marguerite Yourcenar: “No es difícil albergar pensamientos admirables cuando están presentes las estrellas. Es mucho más difícil guardarlos intactos durante la pequeñez de los días”. Sin saberlo, la escritora belga describió una de las realidades ocultas del deporte: la pesadez de los días pequeños, aquellos en que no hay galas ni fanfarrias, sino entrenamientos duros o competiciones de pulso débil. Es entonces cuando al gran campeón le cuesta rendir al máximo y sacar todo su potencial. Pienso en esto al revisar la temporada irregular de Rafa Nadal o los altibajos actuales del Barça. El tenista sufrió en torneos menores durante 2011 y, además, padeció la “maldición del congrio” que tan bien explica el profesor Wagensberg: el congrio se come al pulpo, el pulpo al bogavante, pero el bogavante al congrio, con lo que Nadal vence a Federer, éste a Djokovic, pero el serbio al mallorquín.
Congrio al margen, el Barça de los altibajos apuntó en Valencia hacia la senda del balón, su seña de identidad. Ya hemos hablado de forma abundante sobre las posibles causas del pesado enero y hoy toca mencionar el remedio previsible que todos los técnicos citan: el balón. El retorno a los fundamentos. El balón como centro del universo blaugrana, a partir del cual se ordena el equipo. Con mayor o menor pausa, pero como Rey Sol del equipo. Al Pep Team se le puede pedir competitividad extrema, pero no el milagro de estructurarse sin balón. Hay otros equipos que consiguen vencer sin emplear el cuero como método, sino utilizándolo únicamente como pretexto. Es una forma tan legítima como cualquier otra de jugar a fútbol: simplemente, la del Barça es distinta. No hablo de estética ni plasticidad, sino de organización. Con los breves paréntesis que todos recordamos, el Barça lleva veinte años con el balón como eje primordial de su creencia futbolística, la redonda que le da sentido y orden.
En estos momentos de dudas e incertidumbres, algunas anímicas, otras estructurales, unidas a bajas importantes, el ‘back to basics’ se antoja decisivo: regresar a lo básico, al balón, a ordenarse a partir del cuero y a que el equipo juegue para Xavi, incluso si Xavi no juega. Balón y Xavi, la ecuación imprescindible. Tener el cuero, organizarse, sobarlo, masticar el juego. Los fundamentos. El balón.
©2024 Blog fútbol. Blog deporte | Análisis deportivo. Análisis fútbol
Aviso legal