1.- Alexis es el quitanieves de Messi. El chileno agarra la escoba y barre todo el frente de ataque. Desde la profundidad del 9 reformateado o desde una de las bandas. En cualquier posición tira sus desmarques y arremete contra el muro rival con la fe de los conversos y la pasión del fogonero.
2.- Alexis ha llegado para romper moldes. Dijimos que era un diamante en bruto y no, no lo es. Es un diamante puro engarzado en una sortija luminosa. Da la sensación que su personalidad natural y sencilla juega a favor de obra: ha llegado con el hambre del descubridor y la valentía del zapador. Es Eto’o con feeling. Alexis marcará una época porque sobre todas las virtudes que señalamos, acumula otra más: quiere entenderse y se entiende con Messi.
3.- Más que explicarlo, a Messi hay que disfrutarlo. En su versión de cabeceador antiguo (@marcosperiodico copyright), en su faceta de goleador maradoniano, en su rol de falso Xavi o en su nueva vestimenta de asistente impávido del increíble Abidal, nuevo socio del costado. Lo mejor que se puede decir del Messi de Málaga es que sus vacaciones terminaron, ha regresado a la normalidad dietética, al ritmo de competición y que su baja forma no duró más de tres semanas. He aquí de nuevo al asesino de adjetivos.
4.- Messi y Alexis coordinan y orientan sus posiciones. El argentino ha empezado cerca de la base de construcción, caído al costado derecho, por donde acostumbra Xavi. En ese caso, Alexis ha sido 9 profundo, fijando a los centrales. En cuanto Messi se ha centrado cerca de la mediapunta, en el territorio donde manda Toulalan, territorio hoy vacío, Alexis se ha desplazado a la derecha, logrando arrastrar defensas con el mismo éxito.
5.- Por esa zona central se han enseñoreado Iniesta y Messi, los señores de las entrelíneas. La facilidad de conducción de Piqué –otro retorno germinado desde principios de enero- ha generado hombres libres de forma constante: Busquets casi siempre, Thiago en ocasiones, Iniesta perpetuamente.
6.- Entre líneas, por delante del balón, Iniesta y Messi han desplegado el catálogo de los fundamentos: generar superioridades sobre las líneas de presión. Una y cien veces. Conduciendo para atraer, desmarcándose por arriba para recibir en el espacio vacío. Una y cien veces.
7.- Desde semejante superioridad central, el Barça ha sometido al Málaga a placer, aunque antes ha necesitado al Valdés supermanesco, capaz de repeler tres obuses en un minuto. Valdés habita en el país de las sombras hasta que su equipo le necesita. En esos casos, enciende el interruptor y aparece un gigante que baja la persiana. Ese es Valdés.
8.- El Iniesta tronituante ha surgido tras el triple despeje de Valdés. Como si fuese transparente, se ha filtrado por las líneas locales, incapaces de verle, sentirle o palparle. Atrayendo por dentro para abrir hacia los puñales de fuera, entre los que ha destacado Adriano, jugador discreto, pero de momentos oportunos y decisiones adecuadas, como esos centros sobre la frontal del área, siempre de adelante hacia atrás. Letales para cualquier defensa.
9.- El ojo se ha ido a la gambeta maravillosa de Messi, a la dulce conducción de Iniesta y a la pantagruélica ambición de Alexis, pero el rabillo se ha quedado en Busquets. Imperial Busquets, nuevamente. A sus características conocidas (posición, división, coberturas defensivas, bombero, guardacostas, amigo invisible) empieza a despuntar una virtud que no se le conocía: el pase largo. En realidad, de distancia media, casi siempre en diagonal y con ligera comba. Lo apuntó en el Bernabéu y lo ha repetido en La Rosaleda. Ojo con eso.
y 10.- El Messi centrocampista es descomunal. El Messi delantero asesina los adjetivos.
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