"La clave del éxito no es jugar como un gran equipo, sino jugar como si el equipo fuera una familia". Stephen Curry
El Melbourne Cricket Ground recibió a más de 100.000 espectadores en la Gran Final de la AFL, la liga del fútbol autóctono australiano, que enfrentó a Hawthorn y Fremantle. En este deporte se juegan cuatro periodos de 20 minutos a reloj parado y gana quien hace más puntos. Se puede anotar de 2 maneras: goles (6 puntos, cuando el balón oval entra limpiamente entre los 2 postes centrales) y behinds (1 punto, cuando el balón toca alguno de los postes, pasa entre los postes centrales con algún toque previo o pasa entre poste central y poste lateral); y afortunadamente no hubo empate porque de ser así se hubiera vuelto a jugar la final la semana siguiente, como pasó en el 2010.
La temporada regular estuvo marcada por el escándalo de dopaje en los Essendon Bombers, que les costó los playoffs, 2 millones de dólares y quedarse fuera del draft de los dos próximos años.
En el apartado deportivo el gran dominador fue Hawthorn. Pese a empezar la temporada perdiendo acabó líder tras encabezar la clasificación en catorce de las quince últimas semanas. Es la segunda vez en su historia que lidera la temporada regular en años consecutivos tras conseguirlo en 1988 y 1989.
En los playoffs, Hawthorn corroboró su dominio y tuvo como rival en la final a un novato en estas lides, los Fremantle Dockers del oeste de Australia (región que solo cuenta con otro equipo, los West Coast Eagles).
La final comenzó muy tranquila, como refleja el 15-3 del final del primer cuarto gracias a dos goles de los Hawks. Fue la primera vez en su historia que Fremantle no anotó ningún gol en el primer cuarto de un partido de playoff (en el resto de cuartos le ocurrió en una ocasión, en el último periodo de la primera ronda del 2006 ante Adelaida).
La sequía goleadora de los Dockers duró 28 minutos hasta que Tenzai Mzungu situó el 27-9 en el marcador, totalmente remontable pese al mal partido de su equipo. Igual que el 35-12 con el que se llegó al descanso. Lo preocupante para Fremantle no era perder por 23 (seis veces remontó esa renta tras el descanso; incluso en la final de 2010 Saint Kilda forzó el replay pese a ir 24 puntos abajo tras los dos primeros cuartos), sino los 12 puntos anotados, una cifra ridícula que no se veía en la final desde 1960 cuando Collingwood consiguió 6 puntos al descanso (y 14 al final del partido).
Tras la reanudación, Fremantle equilibró el partido, llegó solo 10 puntos abajo al inicio del último cuarto (56-46) pero tiró todo por la borda cuando recibió 21 puntos consecutivos al inicio del último periodo. Hawthorn se encontró con un 77-46 a falta de 15 minutos que supo administrar porque desde entonces solo anotó Fremantle: dos goles y cuatro behinds, y aun así nunca pudo ni soñar con la remontada.
El 77-62 final dio a Hawthorn su undécimo título (quinto club con más trofeos, aún lejos de los dieciséis de Carlton y Essendon) y a Fremantle le deja el consuelo de saber que todos los equipos que disputaron alguna final tienen títulos (menos ellos, de momento). Hawthorn nunca había ganado una final anotando tan poco (su récord era de 1971 cuando batió por 82-75 a Saint Kilda) y dejó la curiosidad de anotar el mismo número de goles y de behinds (11), lo que nadie hacía en la final desde el 2003 (12 y 12 de Collingwood) y no lo conseguía el campeón desde 1998 (15 y 15 de Adelaida).
Contra todo pronóstico, la Norm Smith Medal (el premio al mejor jugador de la final que honra a uno de los mitos de este deporte) no fue para el jovencísimo Jake Gunston (máximo goleador del partido con cuatro tantos), sino para Brian Lake en la temporada de su debut en el club tras toda una carrera (11 años) en Western Bulldogs. Lake es el segundo jugador de la historia que gana la Norm Smith Medal en su primera temporada en un club tras lograrlo Maurice Rioli en 1982. Pero las formas fueron distintas, porque Rioli, aborigen, la consiguió con Richmond en la temporada de su debut en la AFL y pese a perder la final ante Carlton.
Y además…
La victoria del BMW Oracle en el duelo de catamaranes en aguas de Valencia en el 2010 trajo a la competición más carismática de la vela una revolución sin precedentes. Y muchos problemas: pocos desafiantes, numerosos incidentes (incluso el fallecimiento del británico Andrew Simpson) y un paupérrimo nivel en la Copa Louis Vuitton.
La gran final empezó con otro escándalo. El barco defensor, el Oracle USA, modificó su catamarán fuera del plazo establecido y fue sancionado con dos puntos. El Emirates New Zealand aprovechó a la perfección esta situación y rápidamente consiguió una ventaja de siete puntos (en dos ocasiones, incluida una de 8-1 que le dejaba a un triunfo de recupera la Jarra de las 100 Guineas) que desesperó al equipo estadounidense, que cambió de táctico y tuvo que usar su tarjeta de aplazamiento.
Los oceánicos eran superiores y lo demostraban, y alguna esporádica derrota no aumentaba las opciones de remontada. En la décimotercera regata todo estaba listo para el triunfo del Emirates New Zealand, que aprovechando el bajo viento obtuvo una renta de casi dos minutos. Pero tan poco viento hizo de esta regata la más larga de toda la competición, tanto que sobrepasó los cuarenta minutos reglamentarios e impidió un más que seguro triunfo neozelandés. Y a partir de ahí, el milagro.
El Oracle había conseguido pequeños progresos, ganaba todas las salidas y cada vez resistía mejor el punto fuerte del Emirates. Así poco a poco fue remontando hasta conseguir un impensable empate a ocho que convertía la edición 2013 en la más larga de la historia de la competición con 18 días entre primera y última regata.
A la regata definitiva, ganase quien ganase, que se disputaba por tercera vez en la historia de la America’s Cup (tras ocurrir en 1920 y 1983), se llegó con el Oracle como claro favorito. Su rival ganó la salida y pasó por delante las dos primeras boyas, pero en el tramo largo, y siempre decisivo, fue incapaz de competir y volvió a perder sufriendo una de las mayores remontadas en la historia del deporte.
El Oracle USA retiene el título (ha ganado ambos en catamaranes y es previsible que se mantenga este tipo de barcos para la próxima edición) y se convierte en la quinta embarcación en ganar la America’s Cup tras haber ido con alguna regata de desventaja. En 1920, el Resolute remontó un 0-2 al mejor de cinco regatas; en 1934, el Rainbow hizo lo mismo pero al mejor de siete;, en 1983, el Australia II arrebató por primera vez el trofeo a los estadounidenses superando un 1-3 en contra en aguas de Newport; y en el 2007 el Alinghi ganó por 5-2 al New Zealand en Valencia pese a haber perdido dos de las tres primeras regatas.
Ahora toca esperar a ver quién es el Challenger of the Record del campeón (el primer desafiante y con quien el Oracle tendrá que pactar el reglamento) para conocer cómo, cuándo, dónde y con qué embarcaciones se disputará la próxima edición.
Ruta. Élite masculina
La lluvia hizo de este mundial uno de los más complicados de la historia, como prueban los 61 corredores que terminaron y las 7 horas y 25 minutos del ganador sobre la bicicleta (el campeonato más largo desde el mítico triunfo de Hinault en Sallanches en 1980, tras 7 horas y 32 minutos).
El desenlace de la prueba fue muy parecido a otro mundial de recordada dureza, Duitama’1995, pero esta vez un portugués supo birlarles el oro a los españoles.
Venció Rui Costa para dar a su país no solo su primer título, sino también su primera medalla. Una hazaña doble que no pasaba desde el 2001, cuando ganó el letón Romāns Vainšteins.
España, brillante en los últimos kilómetros, tuvo un fallo garrafal cuando, con Joaquim Rodríguez por delante, Valverde solo estuvo pendiente de Nibali y dejó escapar a Costa. Así que logró plata y bronce, lo que no hacía otro país desde Italia en 1976 con Francesco Moser y Tino Conti, superados por el belga Freddy Maertens.
El tremendo error táctico de Valverde no puede tapar otro éxito, su quinta medalla en total y segunda consecutiva de bronce. Valverde ya es el mayor coleccionista de preseas en esta prueba superando a mitos como Binda, Darrigade, Freire, Lemond, Poulidor, Van Looy y Van Steenbergen, y es el primero con dos bronces consecutivos desde su compatriota Juan Fernández (1987 y 1988). Además, el murciano ha sido capaz de ser medallista con diez años de separación (2003-2013), algo que mejoran Van Steenbergen (1946-1957), Poulidor (1961-1974) y Middelkamp (1936-1950).
Contrarreloj. Élite masculina
Nueva exhibición de Tony Martin. El alemán aprovechó un circuito totalmente plano para volar, conseguir una media de 52,9 Km/h (récord histórico de la prueba) y conseguir su tercer título mundial consecutivo, algo que solo había hecho Michael Rogers (2003-2005). Lo que nadie había sido capaz de hacer es conseguir una medalla en cinco mundiales seguidos.
El principal derrotado, porque nunca pudo luchar por el oro y porque en la parte final cedió la plata ante Wiggins, fue Fabian Cancellara. Pero el suizo, con su bronce, aumenta el récord histórico de más medallas en esta modalidad: siete (cuatro oros y tres bronces).
Ruta. Élite femenina
Olvidado su maleficio (que para alguien como ella consistió en cinco platas seguidas), Marianne Vos ha revalidado su título mundial. La neerlandesa es la tercera mujer en conseguir ocho medallas en esta prueba (tras Jeannie Longo y Keetie Hage), pero la primera en hacerlo de manera consecutiva.
Contrarreloj. Élite femenina
Países Bajos solo había ganado esta prueba con Leontien Zijlaaard (1998 y 1999). Ni Marianne Vos, porque no es su prueba, había sido capaz de hacerlo, hasta la exhibición en Florencia de Ellen van Dijk. La neerlandesa volvió a dejar con la miel en los labios a Linda Villumsen, ya que la neozelandesa de origen danés sumó su quinta medalla seguida (superando el récord de Jeannie Longo) y aún sigue esperando vestirse de arcoíris (lleva dos platas y tres bronces).
Categorías inferiores
Nuevos países emergen en el ciclismo, como prueba el bronce de Iltjan Nika en la prueba junior, sub-18, en ruta, la primera medalla de Albania en cualquier prueba de un mundial. O el subcampeonato del sudafricano Louis Meintjes en ruta sub-23, la primera persona que sube al podio en cualquier prueba representando a un país africano.
Aunque el protagonismo en las pruebas amateur fue para el nieto de Raymond Poulidor, el neerlandés Mathieu van der Poel, que ha sido capaz de ganar el mundial junior de ciclocross y de fondo en carretera en el mismo año natural. Únicamente Beat Schumacher (ruta en 1981 y ciclocross en 1982) había ganado ambos títulos mundiales sub-18.
La España de Carlos Feriche en el banco y Pedro Gil en el campo (hilos conductores de la década invencible) se ha convertido en el mejor equipo de la historia del hockey patines internacional.
El equipo español tuvo que remontar a Brasil en la primera fase y no ganó con claridad a Francia en cuartos, pero a la hora de la verdad aplastó a Chile en semifinales (7-0, igualando la mayor victoria en semifinales o final del torneo) y se sobrepuso a la remontada de Argentina para batirla en la final por 4-3.
España ya es el equipo más laureado de la historia con dieciséis mundiales y es el primero que consigue cinco consecutivos (los cinco bajo la dirección de Feriche y con Pedro Gil como delantero, que además tiene un título más: el de 2001).
España prolonga de esta manera sus rachas en la gran competición: 58 victorias seguidas (desde un intrascendente empate a uno ante Países Bajos en el Campeonato de Europa del 2004) y 61 partidos consecutivos sin perder (desde la derrota en semifinales del mundial del 2003 ante Italia por 4-3).
Argentina se irá con la cabeza bien alta porque a punto estuvo de protagonizar una remontada legendaria y también habiendo perdido sus cinco últimas finales (todas ante España) y consiguiendo su tercera plata consecutiva, algo solo hecho por España, que llegó a cuatro subcampeonatos seguidos entre 1982 y 1988.
Las decepciones corrieron a cargo de Italia (cinco mundiales seguidos sin medalla por primera vez desde que estuviera siete entre 1972 y 1984) y de Portugal, que se fue con un bronce que sabe a poco, aunque quizá sus expectativas sean demasiado altas teniendo en cuanta que en los últimos cincuenta años solo ganó un mundial fuera de su país: el de 1993.
Rusia dejó dudas durante el torneo (ganando por la mínima a Paraguay e Irán y remontando en la recta final ante Tahití en semifinales), pero las disipó todas en una extraordinaria final donde batió a España por 5-1 y revalidó su título.
Fue la cuarta final de la historia (segunda en las quince últimas ediciones) donde uno de los equipos no alcanzó los dos goles. Este triunfo consolida la hegemonía de Rusia, vigente campeón de los cuatro principales torneos de selecciones (Mundial, Campeonato de Europa, Liga Europea y Copa Intercontinental) y de los dos de clubes (Copa de Europa y Mundial).
España, con el subcampeonato, igualó el mejor resultado de su historia, las platas de 2003 y 2004, y es junto a Uruguay el país que más finales ha jugado perdiéndolas todas: tres.
Brasil salvó los muebles con el bronce, conseguido por penaltis ante Tahití, y obtuvo su décimosexta medalla en diecisiete ediciones (trece oros, una plata y dos bronces). Los anfitriones rozaron la gesta ante las dos superpotencias de este deporte y en su primer mundial han conseguido el mejor puesto de la historia de un país de Oceanía.
La carrera alemana acrecentó su leyenda de maratón de los récords con el noveno récord mundial que presencian sus calles (seis masculinos y tres femeninos). Las cinco últimas plusmarcas universales de la maratón masculina se han batido en la capital alemana.
El ganador fue Wilson Kipsang, rebajando el anterior récord en 15 segundos y dejándolo en 2h03’23’’. Kipsang, vencedor en la maratón de Londres del año pasado, es el segundo keniano que vence en Londres y Berlín tras Felix Limo (Berlín en el 2004 y Londres en el 2006). La prueba femenina se la llevó Florence Kiplagat, la campeona en el 2011, primera keniana que gana dos veces en Berlín.
Rusia empezó el torneo de manera horrible (cayó por 0-3 ante Alemania), pero supo recuperarse para añadir a los JJ. OO., la Liga Mundial, la Copa del Mundo, la Universiada, el Mundial Júnior, el Mundial Juvenil y el Campeonato de Europa Juvenil (competiciones donde es el vigente campeón) su primer título de campeón de Europa. Es la segunda vez en la historia que un país pierde su partido inaugural y acaba campeón de Europa, tras hacerlo la Unión Soviética en 1977.
España estuvo muy cerca de conseguir el triple triplete, es decir, ocupar los nueve puestos del podio en un mismo gran premio, algo que no ocurre desde 1974. Su dominio en Alcañiz (Aragón) fue total desde los entrenamientos ,colocando a los tres primeros de la parrilla en cada categoría.
Ya en carrera, hubo triplete en Moto 3 y Moto 2 (ningún país lo conseguía en las dos categorías menores desde Japón en Suzuka’00), pero una caída de Dani Pedrosa y un nuevo adelantamiento a final de carrera de Rossi a Bautista impidió que también ocurriera en Moto GP, acabando de paso con la racha de cuatro tripletes consecutivos de España en la cilindrada reina.
SDF 28-8 AUS. Australia sigue su caída libre y su exiguo triunfo ante Argentina no sirve como paracaídas. Es la primera vez en la historia que pierde tres veces seguidas ante Sudáfrica siendo todas ellas son por 20 o más puntos.
ARG 15-33 NZL. Argentina opuso resistencia hasta la mitad de la segunda parte, pero los All Blacks están en uno de los mejores momentos de su historia, como prueban sus once victorias seguidas en esta competición (récord) y dieciséis triunfos consecutivos ante Argentina (ningún otro país ganó tantas veces seguidas a Los Pumas).
Chula Vista puso punto y final a la competición. La general masculina se la llevó Connor Fields. Solo otro estadounidense tenía el título, Donny Robinson (campeón en 2006 y 2008). Fue una temporada atípica, la primera de la historia con cuatro o más pruebas donde nadie fue capaz de repetir triunfo parcial.
La general femenina fue para Mariana Pajón, vencedora en las dos últimas pruebas puntuables. Nunca antes una sudamericana había conquistado la Copa del Mundo y solo lo había hecho un hombre, el también colombiano Mario Soto, en el año 2000.
La ausencia de Serena Williams (que jugará individual y dobles junto a su hermana en Pekín) condicionó el torneo, que fue ganado por Petra Kvitová pese a encajar un 0-6 de Kerber en la final. Kvitová es la quinta mujer que vence un torneo Premier (M+5) encajando un rosco en la final tras Graf (Toronto’93), Hingis (Montreal’00), Serena Williams (Miami’07) y Agnieszka Radwańska (Pekín’11).
Penúltimo gran torneo del sumo profesional y nuevo triunfo incontestable del mongol Hakuho pese a una inesperada derrota ante Goeido en el décimo día. Hakuho consigue cuatro títulos seguidos por segunda vez en su carrera (entre el Naru’10 y el Hatsu’11 encadenó seis consecutivos) y tiene 27 en total.
Además, Hakuho ha logrado cuatro o más títulos en cinco años diferentes (2007, 2008, 2010, 2011 y 2013), superando el récord de Chiyonofuji (1982, 1985, 1986 y 1988).
Veinte días después de que Clare forzara el partido de desempate con un gol ya superado el tiempo añadido, Clare y Cork volvieron a verse las caras en Croke Park para decidir el campeón de este deporte tradicional gaélico.
Clare volvió a anotar en el descuento, pero esta vez para sentenciar la final y ganarla por 31-25, sumando el cuarto título de su historia y el primero desde 1997. Y lo consiguió logrando cinco goles (que valen tres puntos cada uno), la cantidad más alta en la final desde que Kilkenny hiciera lo mismo en el 2000.
El torneo se celebró en Sofía (Bulgaria) y venció el Smørum Golf Club, primer equipo de Dinamarca que gana esta competición que nació en el 2001.
* David Fernández es estadístico.
– Foto: Hawthorn Football Club
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