La exhibición de Radamel Falcao en la final de la Europa League, fijando a los centrales bilbaínos, quebrándoles la cintura cuantas veces lo intentó, marcando por partida doble y, por encima de todo, influenciando la final de un modo irreversible, esparciendo pánico por donde transitó, deja el aroma del 9 tradicional, del delantero centro puro y se suma a una lista de magníficos killers del área que plantan su sello en la presente temporada: Mario Gómez, Huntelaar, Olivier Giroud, Ibrahimovic, Fernando Llorente, Demba Cissé, Diouf, el mencionado Falcao o exhibiciones puntuales de Drogba, por citar a los más significativos. Todo ello, los pichichis respectivos o su influencia poderosa en grandes momentos del curso, reivindican una figura clásica y también hablan de un Plan B para el Barça en forma de goleador alternativo a Messi.
Como desconozco las variantes tácticas que planteará Tito Vilanova la próxima temporada, no seré yo quien descarte nada. Con Pep Guardiola sí podía rechazarse semejante planteamiento desde que en 2009 apostó decididamente por construir un hábitat adecuado a las potencialidades de Messi, convertido en falso 9 primero y en todocampista más tarde. Con semejante decisión, reafirmada tras el fiasco con Ibrahimovic, planes de ataque alternativos a Messi –al estilo de Larsson en la época Rijkaard- fueron descartados. Por cierto, con magníficos resultados globales. Es indiscutible que Chelsea y Real Madrid, recientemente, colapsaron la fluidez blaugrana en ataque y resucitaron esa vieja idea del 9 clásico. No olvidemos, sin embargo, que con uno de ellos en el campo ocurrió algo semejante hace dos años frente al Inter. En aquella ocasión no se reivindicó ningún 9 puro, pues ya había uno, y de los mejores del Continente, pero con Ibra ejerciendo de delantero centro se crearon bastantes menos ocasiones que, por ejemplo, frente al Chelsea hace unas semanas.
En cualquier caso, y a la espera del modo de juego que plantee Tito, que por lógica introducirá variantes, pero quizás no radicales, cabe pensar que Messi continuará siendo el centro del universo sobre el césped. Que las pautas y direcciones que tome el equipo serán las adecuadas para que Messi alcance su máximo potencial, como ha ocurrido en estos últimos años. ¿Tiene cabida en ese complejo mundo de asociaciones y combinaciones rápidas, precisas, milimétricas, un 9 clásico? Personalmente, advierto más inconvenientes que ventajas, salvo que se modifiquen varios parámetros básicos del Pep Team. Los fichajes y primeros diseños tácticos de Tito responderán estas dudas, pero a la fluidez del Barça parece irle mejor un jugador deslizante como Neymar que un killer de área como Falcao. No olvidemos que los dos máximos goleadores mundiales del año (Messi y Cristiano) no juegan de 9.
– Foto: EFE
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