"La clave del éxito no es jugar como un gran equipo, sino jugar como si el equipo fuera una familia". Stephen Curry
La Real Academia Española (RAE) define el estilo como “modo, manera, o forma de comportamiento”, que en lo que nos concierne a los aficionados viene siendo el modo, manera o forma en que juega nuestro equipo. Partiendo de esta base, cualquier equipo sin un estilo definido –sea más plástico o más pragmático, más ofensivo o más defensivo– está condenado al fracaso, ya que no sabe a lo que juega.
En estos lares se encontraba el Eintracht Frankfurt a 1 de julio de 2011. Las Águilas acababan de descender a la 2.Bundesliga tras un lustro sin pisar la división de plata, espacio frecuentado por la entidad del Meno tras su primer fracaso en 1996. Para colmo, el conjunto rojinegro sumó tan solo ocho puntos en la segunda vuelta y desperdició una ventaja de catorce sobre los dos últimos clasificados en el parón navideño. Michael Skibbe perdió todo el crédito ganado en la primera vuelta tras nueve partidos seguidos sin conocer la victoria, victoria que ni siquiera llegó a conocer Chrsitoph Daum en los siete partidos que tardó en firmar la sentencia del SGE. Heribert Bruchhagen se puso manos a la obra y, a los diez días del descenso, Bruno Hübner aterrizaba en la capital económica europea.
Más fuerte fue la caída experimentada por Armin Veh, que pasó de llevar al Stuttgart a la final de la DFB Pokal 06/07 y a la consecución de la Bundesliga contra todo pronóstico esa misma temporada a estar en la cola del paro buscando hueco en un equipo alemán de perfil bajo para recuperar el caché perdido en Wolfsburgo y Hamburgo. Tanto se necesitaban –y tan bien planifican todo los alemanes– que el día que se abrió el mercado de pases los tres firmaron la unión que devolvería las tardes de gloria a los graderíos del Commerzbank-Arena.
La RAE también define el estilo como “el carácter propio que da a sus obras un artista plástico o un músico”, y trazando una nueva analogía, Armin Veh hizo caja con las salidas de Patrick Ochs y Marco Russ para invertir en una mezcla de veteranía, con Heiko Butscher, Rob Friend u Mohamadou Idrissou para combinar con jóvenes promesas entradas en años, como Constant Djakpa, Karim Matmour o Anderson Bamba, que se sumarían a la columna vertebral formada por Nikolov, Jung, Tzavellas, Rode, Schwegler y Alexander Meier.
La apuesta del técnico bávaro dio sus frutos y doce meses más tarde el club experimentaba su séptimo cambio de categoría en quince años, esta vez en forma de ascenso directo. Veh renovó con la condición de que se invirtiera más dinero en el equipo; dicho y hecho. El equipo se reforzó con más talento juvenil descartado por los grandes de Alemania, como Oczipka o Celozzi, y futbolistas que destacaban en 2.Bundesliga, como Zambrano, Trapp, Inui, Lanig o Aigner. Pese a que apuestas de la talla de Occéan, Demidov o Hoffer no terminaron de cuajar, el arranque de temporada del Eintracht fue espectacular, con 16 puntos de 18 posibles y una plaza Champions en el bolsillo antes del parón navideño, al que se fueron igualados a puntos con el vigente campeón, el Borussia Dortmund. El SGE creaba tendencia en Alemania por un estilo que combinaba rápidas transiciones con periodos de posesiones más largas, en ambos registros con constantes incorporaciones de los dos laterales y las llegadas de segunda línea de los mediapuntas.
En el mercado invernal, llegaron Russ y Lakic cedidos por el Wolfsburg para aportar variantes a una plantilla cuyo once se podía recitar de memoria. Sin embargo, las lesiones y el cansancio físico fueron un lastre en la segunda vuelta, en la que el equipo llegó a estar seis partidos seguidos sin anotar. Aun así, gracias a la irregularidad de sus competidores, el conjunto frankfurter cerró la temporada en una sexta posición –peor clasificación de toda la temporada– que le dio derecho a jugar la Europa League la presente campaña.
Una competición que genera entusiasmo a raduales a orillas del Meno y para la cual la dirección deportiva se preparó a conciencia en verano. Veh, al igual que los dos veranos anteriores, había demandado un incremento en el presupuesto de fichajes para renovar otro año más, esta vez ante la tentativa del Schalke como trasfondo. Hübner convenció al técnico e invirtió otros ocho millones de euros en retocar la plantilla con jugadores más contrastados, como Johannes Flum, Jan Rosentha, Tranquillo Barnetta y la guinda, el delantero que tantos quebraderos de cabeza había dado al equipo la campaña anterior, Václav Kadlec.
A priori, una plantilla para defenderse en tres competiciones, reto que empezó bien en las dos copas –DFB Pokal y Europa League–, pero que se ha torcido demasiado en la Bundesliga. Nuevamente las lesiones venidas por la falta de rotaciones han hecho bajar el rendimiento del equipo en el primer tercio de campaña, con tan solo dos partidos ganados de doce disputados. La falta de frescura se deja entrever con un dato: en los últimos seis partidos de liga, el SGE ha perdido ocho puntos en los últimos diez minutos, dato que deja en evidencia a un Armin Veh que todavía no ha renovado.
En su definición de estilo, la RAE dice que puede ser sinónimo de “uso, práctica, costumbre o moda”. El Eintracht Frankfurt marcó tendencia con su renacer, pasando en dos campañas de la Segunda División a la Europa League. El equipo ya tiene su estilo, con sus pros y sus contras. Ahora cabe plantearse si el rumbo que está tomando el equipo es el adecuado. Armin Veh ya muestra algunas señas de reacción, pero al final “el tiempo pone a cada uno en su lugar”.
* Nahuel Miranda.
– Foto: picture-allience/dpa
©2024 Blog fútbol. Blog deporte | Análisis deportivo. Análisis fútbol
Aviso legal