El día de San Fermín de hace exactamente cuarenta años, Alemania ganó en Múnich la final de su Mundial luego de remontar un gol de los Países Bajos, que se habían adelantado a los dos minutos con un penalti cobrado por Johan Neeskens. Esos dos minutos iniciales hacían prever un paseo de la Naranja Mecánica, ya que en esos primeros 120 segundos los alemanes apenas sí habían visto pasar la pelota por delante de sus narices hasta que el árbitro señaló el penal de Uli Hoeness a Johan Cruyff. Los locales se repusieron del meneo inicial con bastante celeridad y remontaron con un gol de Paul Breitner, también de penalti, en el 25 y otro del bombardero Gerd Müller a dos minutos de acabar el primer tiempo. Paul Breitner, hasta entonces en el Bayern Múnich, donde ganó la Copa de Europa ese mismo año, acabó fichando por el Real Madrid, donde conseguiría dos ligas.
* Dave Bridge.
– Foto: Wilfried Witters/Witters/Press Association Images
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