"El modelo de juego es tan fuerte como el más débil de sus eslabones". Fran Cervera
Mi querido amigo:
El pasado sábado, a eso de la media tarde, decidí subir a la azotea para otear el panorama, con el ánimo dispuesto a comprobar la crecida de las aguas. He pasado allí unos cuantos días dedicado a la contemplación del parte meteorológico culé y acabo de dejar la garita calado hasta los huesos, con el único objetivo de enviarte esta evaluación de daños y nota de observación. En efecto, como asegura Mascherano en gráfica analogía, esto era Disney y de repente, gentileza de los vientos huracanados surgidos por exageración desde lo más hondo del alma barcelonista, parecemos apuntados a la casa del terror, de ahí que me instalara en el tejado provisto de prismáticos de largo alcance. Ya sabes, el Poblenou pilla lejos del noble barrio de Rosell y esa calle donde el presidente asegura que no pasa nada más allá de la rutina habitual. Sin embargo, hasta donde alcanza la vista y los binoculares, el panorama se antoja movidito a ultranza, pongámoslo bien suave.
Confesaré que deseaba ayer abandonar la atalaya para escribirte estas cuatro líneas, pero faltaba algo fundamental en aras de completar el balance. Como Real y Barça son, cada día más, aumenta el fenómeno, vasos comunicantes de formidable repercusión en el ánimo del adversario, cualquier visión hubiera sido precaria sin el resultado de Old Trafford. Apenas comentar mi sorpresa por el increíble grado de fijación alcanzado por Mourinho, incapaz de pronunciar dos frases articuladas sin incluir al Barcelona por medio, aunque sea para elaborar la lista de la compra familiar. Convendrás en que el entrenador parece personaje extremo de literatura clásica desde aquellos días, no tan lejanos, en que Marc Ingla viajó hasta Portugal para conseguir sus servicios. Contaba con el beneplácito de algunos medios de comunicación y aquel encargo a regañadientes de presidencia vivió un radical giro cuando, al regresar con el OK de José, se encontró a Laporta abrazado a Guardiola tras genial estrategia del entorno de Santpedor. Mourinho se quedó con un palmo de narices y juró venganza eterna por el rechazo, que tan mal le sentó, tan hondo se clavó la afrenta en lo más profundo de su ególatra ser. Pero no era ése el aspecto más destacable de anoche en la vuelta de octavos. Se trataba de pasar o no pasar, ese era el dilema, visto desde la periferia. El pasaporte echa sal a la herida y la hace sangrar. La sola mención a la Décima genera, comprobado desde la azotea, un auténtico maremoto de ansiedad, sin importar que quede largo trecho y tres eliminatorias de camino. Vasos comunicantes: siento según sientas, sonrío según llores en constante viaje de ida y vuelta.
Todo es tremendamente confuso y exagerado, Martí, tras el vía crucis de las tres derrotas. Desde la barrera, parece el vuelo kamikaze de algún jet camino de estrellarse contra el suelo. No hay para tanto. Por supuesto, pero es lo que hay y la comparecencia de Rosell, ya en reposo de 48 horas, tampoco ayudó a calmar las aguas pese a su buen propósito inicial. Institucional en lo deportivo y tenso para el resto, la elección de palabras y conceptos llegó a traicionarle. Calificar como héroe a Jordi Roura rememora el contexto de Hazañas Bélicas y desvirtúa el calificativo porque, en tiempos de crisis profunda, sea económica o de valores, los auténticos héroes viven en otros lares, bastante distantes a los suyos. Que los oportunistas le aticen a Roura es ya lo último, la prueba fidedigna del radicalismo visceral, cuando el hombre ha crecido en dimensión de su figura profesional, ha sabido coger el toro por los cuernos y presenta inmaculada hoja de servicios en ausencia de su inmediato superior. Otra cosa sería plantearnos y resolver qué debe hacer el segundo en contingencias así de delicadas, si dispone de total autonomía o continúa supeditado a la jerarquía. Este es el Barcelona postPep en manos de Tito y su cuadro técnico de confianza, soberbio que se les mantenga total respaldo. El problema del momento radica en la pérdida de confianza, en la caída de crédito en la bolsa blaugrana que, sin motivos que lo justifiquen de pleno, ha vivido una especie de crash, de espiral histérica similar a Wall Street en el lejano 29. No hay razones, pero hay sentimiento y se palpa a cada paso, en cada gota de esta inundación incontenible que sólo se detendrá el próximo martes con una remontada ante el Milan. Si no son capaces de conseguirlo, por las evidencias que fueren, esto parecerá Troya y todo habrá cambiado de valor, los éxitos recientes, los presentes y la perspectiva de futuro. Evidente, Martí, tal que así. Hay situaciones que escapan a la razón y esta se ha convertido en ejemplo notorio.
No ayudan aspectos extradeportivos comentados también ante los micrófonos por el máximo responsable. Medio año después de ver desaconsejada la instauración de esa discutible grada de animación por consejo de los cuerpos policiales, no viene a cuento abrir las puertas, tan bien cerradas hasta ahora, a la mínima posibilidad de que se te vuelvan a colar los intransigentes. Si en algo despierta unanimidad el recuerdo de Laporta queda sintetizado en la elección de Guardiola, la asociación con Unicef y la erradicación de violentos del Camp Nou. El resto, opinable, como todo, pero no es plan corregir ahora un tiro que dio en la diana sólo porque lo pegó alguien a quien guardas ojeriza. Aún peor, Rosell se comprometió a innecesarios pactos con gente que tampoco habita en su calle cuando pretendía alcanzar la presidencia. No le hacía ninguna falta. Era el anunciado sucesor sin contrincante, radiante y rotundo como la luz del día. Sigue contando con la aquiescencia de los medios de comunicación capaces de generar corriente de opinión y el tremendo escudo de un equipo que funcionaba a todo gas, coherente con la línea histórica de la entidad, que siempre ha reposado sobre los éxitos o sufrido por las zozobras, según fuere el rendimiento de sus futbolistas. No sabemos qué otro tipo de promesas realizó, pero mejor que salgan a luz pública antes que pagar indeseables facturas sociales como este resbalón tremendo de la bengala. Sutil, por otra parte, anunciar Qatar Airways en medio de tanto jaleo. Si, es un montón de pasta, pero continúa siendo de procedencia bien lejana a los estándares de comportamiento democrático exigibles en socios y patrocinadores de esta entidad. No parece que Sandro Rosell sea consciente de que cada acción, cada paso ejecutado, compone el cuadro que expresa voluntades y fija el futuro retrato en la gestión de su mandato. En cambio, cuando opta por la prudencia, acierta, como en la idea de no ejecutar los avales de la directiva Laporta, auténtica bomba de relojería aún por desactivar que sólo podría acarrear división y disgustos.
En fin, Martí, tampoco extenderemos esta epístola hasta el infinito. Sólo confirmar que estamos en el epicentro de un inesperado tornado, de fase creciente, sin razón de ser ni anuncio previo, sorprendente en magnitud y que requerirá reacción sin demora, la ya previsible y expresada con estación término fijada para el martes. ¿El estado de ánimo general? Bueno, digamos que coherente con el Barça pre-2003, no sea que se nos enfade alguien quizá convencido de que los periodistas sólo podemos jalear, dar palmas o aplaudir a quienes detentan el poder. Si me preguntaras por la banda sonora coherente a este sorprendente panorama, diría que algo enérgico y a la vez apocalíptico como The Clash o Dr. Feelgood, olvídate de las edulcoradas baladas ya habituales. Estamos viendo una peli de Scorsese, chico, descarnada como la cruda realidad. De tan vívida no parece real.
Cuídate y ponte la gabardina, no sea que te salpique tanto mar embravecido. Un abrazo y a conservarse.
Poblenou, donde el culé se lamenta a tope
* Frederic Porta es escritor y periodista.
©2024 Blog fútbol. Blog deporte | Análisis deportivo. Análisis fútbol
Aviso legal