E-pistolario: Ocurrentes

por el 18 febrero, 2015 • 17:13

barça

Mi querido amigo:

Si los partidos en gobierno gastaran estas prisas, esta frenética actividad, despacharían las legislaturas en quince días, completarían el programa electoral previsto en apenas un par de semanas. Así de vertiginoso, Martí, se nos ha puesto el panorama en esta larguísima campaña camino de las urnas que ellos niegan realizar. Pero lo hacen, han cogido carrerilla por ver si pillan ventaja sin exhibir ni brizna de aquel fair play que tanto pregonaban y exigían a otros. No pasa día sin su virtud, sin su bandeja de noticias frescas, acabaditas de salir del horno. Y mira que nos pueden las ganas de volver a lo estrictamente deportivo, a divagar sobre esta sorprendente metamorfosis generada en el juego y rendimiento del once blaugrana, en eso empezamos a ponernos de acuerdo, tras el grito proferido en aquella ya lejana gala del balón planetario por cierto señor que merecería pasar a los anales del gafe, en mayúsculas, si la escena se confirma como increíble punto de inflexión. Lo que para entonces parecía panorama universal pintado de blanco níveo, va transcurriendo por fases de gris e incluso algún que otro marrón camino de lo francamente oscuro. Y en correspondencia de lo que algunos llaman la teoría de los vasos comunicantes, en el barrio de enfrente (no confundir con el otro barrio), se ha pasado del negro azabache, como carbón de mina, hacia el verde esperanza a velocidad de espanto, que a ese ritmo se suceden aquí unas cosas a las otras, unos estados de ánimo a otros, unos grados de confianza colectiva a otros. En mes y medio, giro completo al calcetín. Con lo que daría eso para comentar, madre, con lo que nos divertiríamos el día que a un sincero Messi le diera por confesar la decisiva importancia en su rissorgimento de aquella actuación de CR7 prometiendo volver al año siguiente para igualar el registro personal de balones áureos. Desde entonces, nada ha vuelto a ser igual y, entre mil detalles, el Barça encadena once victorias con algún logro francamente divertido, como el partido ante el Athletic, atractivo incluso para los más estrictos guardianes de la ortodoxia guardiolista. Al compás del petiso, discurre el once a trallazo de Tyson lanzando el puño y poco le cuesta fajar lo que le golpea el contrincante. Al menos, de momento. Cuando se tope con pegones de esos que calzan nitroglicerina en los guantes y realizan largas horas de estudio previo para desmontar virtudes ajenas, en todo caso volvemos a hablar, a repasar el patio, a ver si realmente dan tanto de sí.

Nada, Martí, que nos gustaría derivar, derrapar por ahí y no hay manera. No nos dejan. Andamos ya resignados a reseñar la hiperactividad del candidato gubernamental, de tal medida que ha alterado la decoración por completo. Donde antes hubo una directiva forjada alrededor de Rosell, hoy manda un equipo reducido y limitado de (presuntos) asesores recién contratados, guardia de corps en continua campaña que no para de inventar, lo que sea, a fin de tapar deslices, errores o novedades cruentas, las que sean, deban y proceda por menester. Los demás, o se suman a otras candidaturas, o se resignan a la nada. Mandan cuatro y el cabo, y algunos de ellos, si nos atenemos a la consideración que despiertan entre las fuentes generalmente bien informadas, no alcanzan siquiera categoría de soldado raso. Que no dan para mucho, vamos, aunque ellos se crean valiosos cual uranio enriquecido. Manda Barto y su exiguo comité de gobierno. Once victorias consecutivas con 42 goles a favor y apenas ocho en contra dan realmente para proyectar exageraciones de corte electoralista. De repente, miran a un lado, dispuestos a guiñarle el ojo a cierto segmento del electorado y se ponen a bautizar el palco con el nombre de Josep Suñol, personaje con el que no se alinearían ni política ni socialmente en sus peores pesadillas. Pero vienen urnas y vale cualquier triunfo que puedas exhibir. Con una mano palmeas a los nuñistas cuando ignoras la petición de un cambio de nombre para el museo dedicado al ex convicto por estafa y soborno y con la otra tratas de masajear a quienes habitan ideológicamente en sentido opuesto. Un tic, un deje, por cierto, muy típico de Gaspart cuando se dedicaba a darle el sí a quien se le acercara con cualquier propuesta mema, sin preguntarle antes siquiera si venía de parte del novio o de la novia, que aquello fue un banquete de bodas cuádruple rematado por su propio funeral. El dislate máximo. Suñol por aquí, Abidal por allá en coincidencia, que el ahí os quedáis de Eric ha sido interpretado como un “para lo que os queda en el convento, mejor me espero fuera antes de volver a entrar”, tal como diplomáticamente prefirió tiempo atrás por Puyol cuando no quiso ser utilizado tras el despido de Zubi. Sea o no símbolo, sea o no apreciado, la gente con cierto magín acostumbra a gozar de buena memoria y el lateral francés sabe qué le fue prometido para convertirse más tarde en craso incumplimiento. Y sobre todo, quién tomó tales decisiones. Por tanto, en justa coherencia, exilio temporal en Grecia, que ya madurarán los tiempos de retorno. Los presidentes pasan, el club queda, debe pensar el icono francés.

Más rijoso anda lo del nuevo contrato televisivo con Telefónica que tiene a Mediapro trinando hasta el punto de envolverse en la bandera, recurso bastante común cuando ya no sabes de qué argumento disponer o careces de ellos. Un año de extensión pactada en septiembre se les fue de repente al traste. Cambio de socio, alehop, de la noche a la mañana, acuerdo suscrito en ausencia del vicepresidente económico Faus y en maniobra, dicen, de otro directivo con carrera en lo audiovisual que ha querido arrimarse a visiones más planetarias. Ni siquiera choca ya -para qué, con tantos ejemplos de contradicción permanente previamente registrados- la situación de cochero en la que queda el anteriormente todopoderoso director general, defenestrado por Bartomeu con el sorprendente encargo final, a modo de curioso finiquito, de llevar las negociaciones de renovación ante Mediapro, convertidas ya en puro papel mojado. Habrá quedado contento el señor Rossich, muy, pero que muy contento. Coherencia, lo que se dice coherencia, no se advierte por ningún lado, no es novedad. De paso, por si faltaran alicientes, Martí, algún fleco no deja de tener su aquel, su puntito retorcido, como el de traspasar el canal del club al operador telefónico. ¿Por dónde emitirá en catalán Barça TV? Bueno, ya les volverá este bumerán en plena campaña electoral, como tantos otros, ya se lo encontrarán por el camino.

Conviene detallar aquí la buena mano de esta gente en la generación de teorías conspiranoicas y en hacer creer al personal que sus decisiones siempre cargan con muchas más vueltas de las que podemos contar a simple vista. Será por embrujo de Rosell, artista en la manía de marear la perdiz, pero hoy ya no dan un paso sin alertar. Como último ejemplo, hay quien ve en el acuerdo con Teléfonica otro logro para Qatar Investment Authority, matriz de Qatar Sports Investment, el caballo de Troya que andaría entre sombras aprovechando el poder de la marca Barça para convertirnos a todos al Islam, poco más o menos. Eso, como fin último. De momento, ya han conseguido que la dictadura árabe gravite sobre cualquier decisión o acuerdo, por nimio que parezca. Parecen ya el Bilderberg entre bambalinas neomasónicas, gobierno auténtico de lo azulgrana para espanto de pocos e inopia absoluta de la inmensa mayoría. No deja tampoco de tener su aquel, y comentamos aún las últimas noticias, que quieras ahora poner de nuevo en el pecho del altruismo solidario lo que desplazaste al fondo de tu espalda para hacer sitio al petrodólar. Vete a saber a quién quieren guiñar un ojo con la ocurrencia de las Scholas Ocurrentes del Papa Bergoglio. Igual les ha prometido bula, dispensa o carta blanca. Cualquier cosa es ya posible, tratándose de quienes despreciaron el inmenso tanto de empatizar con Unicef.

En conclusión, Martí, y desde hace días, da la impresión de repasar una actualidad virtual, inventada, nada que ver con la realidad de la buena. Así, por ejemplo, los periódicos deportivos han decidido que nada les evitará su tradición anual de lanzarse de cabeza a la piscina de los rumores sobre hipotéticos fichajes a pesar de la prohibición de la FIFA. Pues buenos son ellos a la hora de negar. Nada, que fichan a Danilo, a Bender, a Pogba, a Verratti, a Mata y a George Best resucitado si es menester y procede. A su bola, totalmente. Haz tu portada y no dejes que la realidad te la emborrone. Menudo verano nos espera, que los señores del otrora cuarto poder se han convencido de que las elecciones no venden y preferirán relegar la histórica carrera hacia las urnas a páginas menores, a papel secundario pese a su vital importancia. Argumentarán que al personal poco le interesa el fútbol de corbata y palco. Conseguirán así, de paso, que sigan las prebendas desde el establishment al que sirven desinformando. Cuanto más in albis andemos, mejor para ellos y su ambición de continuidad. En esas estamos, esas tenemos por aquí, más que nunca convencidos de una certeza: mientras Messi lidere, estos se fregarán las manos porque será el argentino quien abra las puertas a un segundo mandato, otra incongruencia a sumar en la ya inacabable lista. Messi otorgando certificado de continuidad a una directiva con la que no ha sintonizado, con un entrenador que tampoco ha figurado entre sus mejores guías. La vida, que es eterna contradicción. En especial, al tratar de reflexionar sobre este Barça a punto de tomar un camino definitivo, definitorio y transcendental para su vida futura. Cuanto más ganen hoy, peor para mañana aunque casi nadie advierta el riesgo. A pesar de tanta virtualidad, de tanto espejismo, manda lo básico: si al Madrid le va de aquella manera, el Barça queda reforzado, sea cual fuere su situación interna. Y si el balón entra, no hay más, pueden quemar todo lo escrito.

Bueno, Martí, enhorabuena por el premio al libro del año concedido desde la buena gente de Panenka. Ahora tocará, digo, darle continuidad a Herr Pep, brindarle pronto la compañía de otro hermanito. Un abrazo y ánimos, que los días ya alargan en luz.

Poblenou, de ocurrencias, las justas y basta

* Frederic Porta es escritor y periodista.


– Foto: AP




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