Mi apreciado Martí,
Mucha coña os lleváis entre Rafa Cabeleira y vos a propósito del E-pistolario, sucedáneo cibernético de Guadiana. A la manera del gañán a quien la noche le confundía, a servidor le desorientan las nuevas tecnologías y su proverbial incapacidad para separar bien y mal, grano de paja. Sabíamos que en opinión, como culo, cada cual luce la suya, pero el exceso de traseros en los escaparates virtuales consigue retraerme. Me siento sepultado bajo un alud de inconveniencias, sin ganas de soltar la mía. Entre el 2003 y el año anterior, gracias a estos inventos, la Humanidad ha generado tanto contenido, que no conocimiento, como el volumen dispuesto desde que bajamos del árbol hasta hace nueve añitos de nada. Lo dicen los popes de este medio, caballo salvaje sin doma. Ante tamaña exageración, ante la avalancha de todo y más, tieso, me quedo tieso, tipo Stendhal en la contemplación de Florencia, aunque sin belleza y que me perdone el escritor meterle en comparativa inmodesta. Ni tampoco valores, ética o estética, tan caros de hallar. Verbigracia, mira que Pep habla claro y mete comas, pausas y silencios donde debe, a fin que todo se le entienda sin necesidad de ladinos intermediarios. Aún así, la proliferación de teorías conspirativas que alientan su adiós no despierta sólo vergüenza ajena, no. Provoca abatimiento, más bien, ante la humana incapacidad de creer y callar la boca cuando no hay nada cierto por decir. Lo dijo él en el adiós, meterse en las fauces del lobo cada tres días para responder memeces y cuestiones sesgadas fruto de evidentes intereses, casca al más centrado. Aunque se trate de un gurú genial, de alguien que ha aportado tanto al fútbol y a la sociedad que le cobija. Derrota y vence esa catarata, esa exageración de voces en ruido sin nada positivo, creativo, estimulante por ofrecer.
El relevo por Tito ha sido modélico, coherente, bien recibido en su elección y tempo. Da igual que da lo mismo. Ya estamos en el carrusel de fichajes, ya persistimos en la inacabable fila de rumores y presunta redada de sospechosos habituales, atiendan por Alves, Piqué o vete a saber qué tipo de infumables cuentos chinos. Si con la cara, Pep paga. Si no hay mejor razón ni palabra más acertada que desgaste o vacío. No. Las supuestas reglas de este juego sin mandamientos, en comunión de lo virtual con la temática futbolística, desea conspiraciones, razones ocultas, teorías del disparate que debamos consumir y aceptar sólo por verlas escritas. Imposible reflexionar nada, hoy y aquí, en este mundo traidor. Al final, o resultas un maquiavélico dominador de esta jungla en beneficio propio y exclusivo, pienso en Mourinho, o tanta iniquidad acaba por consumirte las reservas de esperanza en el género humano. Existe un término medio, consistente en observar y quedarte en posición de Don Tancredo, acongojado ante el aluvión de sinvergonzonería. En esas estamos.
El Barça ha obrado en coherencia y eso resulta enorme, sorprendente novedad para club tan avezado en crisis, vaivenes, histerias y socavones. El mejor broche para cuatro años irreales que la entidad lucha por convertir en algo parecido a la normalidad cuando prepara el futuro inminente. Internet obliga al consumo inmediato, reconfortador, chispeante y vacuo, donde los objetivos deben alcanzarse por cualquier medio, by any means. Y para eso ya está Mourinho, el puto amo de este negociado. Si nos lleva la perversa corriente de la eterna comparación, nos hemos quedado con las espinas y se largan las rosas del ramo. Tanto da, caerán chuzos de los pasionales bandos que ostentan varas de medir según interese a su bolsillo y vanidad, que no a los valores de su alma, hoy relegados. No sé cuando se abrirán los nuevos lavabos del Bernabéu, ni me interesa un cazzo y aquí seguirá sin pasar nada. Cuatro ingeniosos harán su gracioso tuit, otros cuatro a sueldo bajo mano defenderán lo indefendible y aquí perseveraremos los demás, pagando peaje ante el rodillo de los poderosos, también en materia de pelotas.
Bueno, ya sabéis para la próxima, si me da la ciclotimia de buscar refugio ante el bombardeo de estupideces. Mientras tengamos techo, no caerá el cielo sobre nuestras cabezas, como temía el pobre Astérix mucho antes de que algún memo iniciara el estudio de una cosa tan fantástica como peligrosa y conocida por ordenador, Internet incluido.
En otra, Martí, el pinchazo de dolor solidario de cada primavera. Vaya, nos quedamos sin Racing y Sporting. Al menos, sepan los suyos, en pleno duelo, que echaremos de menos su compañía entrañable. Son dos entidades del paisanaje habitual. Y si Zaragoza cae, eso también dolerá lo suyo. En el comentario virtual lo habitual es “que se fastidien”. Por eso también desaparezco a menudo del mapa. Tanto rebuzno espanta.
Que venga Mayo y pase el siguiente, aquí le esperamos, sentaditos y tranquilos.
Poblenou, 2 de mayo de 2012
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