"Volved a emprender veinte veces vuestra obra, pulidla sin cesar y volvedla a pulir". Nicolás Boileau
Mi querido amigo:
Dice el refrán catalán “que el leer no nos haga perder el escribir”, gran consejo, llamada al equilibrio y la reflexión para situar un paso tras otro en las debidas condiciones. Ya ves la que se ha liado por dedicarse a leer en Ámsterdam cuando apretaba la necesidad de seguir escribiendo. Si las lecciones de la historia, incluido el pretérito reciente, estuvieran bien asumidas, bastaría con seguir redactando renglones a partir de esa ley de leyes con que se dotó el club y el vestuario tras 62 años de arduos trabajos y colaboración de diversas e insignes mentes pensantes. Serás el Barça y continuarás desarrollando tus perfiles característicos en evolución a partir de unos supuestos básicos, de unos pilares, tan arraigados como obvios, que nunca deberás traicionar, so pena de caer en la duda y la derrota. Si el victimismo fue superado a partir de olvidar las excusas, muestras tu rasgo diferencial, tu manera estética de entender y practicar el balompié también a partir de ciertos mandamientos por lo visto no aprendidos de memoria, aunque a su vulneración se le llamara autocomplacencia letal hace apenas cuatro días.
O corres que te las pelas o no podrás imponer tu talento. Sin sudor no existe la posibilidad de mostrar tu hecho diferencial, tu calidad, la excelencia de tus estrellas. O sigues fiel al juego de posición, al reparto solidario de esfuerzo y tesón o desaparecerán las opciones de pase que antes hacían parecer fácil lo imposible, esa constante posibilidad de optar por B, C, o D partiendo del supuesto A. O la pelota rueda a mil o caes en lo previsible, lo vulgar. O eres tú sin disimulo o harás bueno aquel fantástico aforismo de Oscar Wilde cuando recomendaba ser uno mismo “porque, básicamente, todos los demás puestos ya han sido tomados”. Desandar lo andado, ni hablar, con tanto como costó edificar, años y años de travesías por el desierto en búsqueda de la materia prima que permitiera avanzar. Aquí no se trata de defender, como Lenin, dar un paso atrás para seguir con dos adelante. Se trata de preservar la identidad y prepararte para afrontar la evolución y en el Amsterdam Arena lo que se presentó fue un evidente síntoma de involución, una alarma sonando a todo trapo con el exclusivo fin de despertar conciencias. Se juega como se entrena, otra máxima de carácter universal. El fantasma del Bayern y sus lecciones aún por digerir, otra flagrante llamada de atención.
Pueden cambiar los protagonistas, pueden alterarse alineaciones y retirarse ilustres que el camino está trazado y hay que aferrarse a él. La recompensa final, esa gloria hoy un poco más lejana, exige arduo trabajo, constancia y mimo absoluto con los detalles, sean personales o colectivos. Para el deleite del plato final, sigamos con las disyuntivas, o pones todos los ingredientes que te procuraron unánimes estrellas Michelin o te saldrá otro plato bien distinto, aún pendiente de aprobación. No hay más que meter los cinco sentidos en cualquier lance, en cualquier sesión preparatoria, proseguir con el estajanovismo y la humildad por bandera y, a partir de ahí, seguro que la inspiración te pilla trabajando. A Martino le toca ahora retroceder, en vísperas de un partido con colmillo retorcido ante los leones del preparado Valverde, para comprobar cuáles son los incumplidos supuestos de manual, de qué lugar de la base surgen esos desagradables chirridos. Ya no se trata de evolucionar el sistema, tal era el encargo, en aras a que dejara de ser previsible y permitir que el rival se dotara de antídoto ante tu calidad. Hoy, se trata de coger la sartén por el mango, repasar la lección desde la A hasta la Z y obligar al colectivo a trabajar notando el aliento del jefe en el cogote. En cuanto se destensa la cosa, el primero en recibir, el primero en ser señalado es el señor del banquillo. Pasó con Rijkaard por no mantener la disciplina y permitir privilegios, sucedió algo parecido, y reconocido por los protagonistas, cuando Tito aflojó ese invisible nudo de la corbata que tanto apretó durante los años de Guardiola. Y Pep lo dejó, entre otros argumentos, por no atornillar en exceso demasiado tiempo, no fuera a perder algunas amistades en la perseverancia del intento y la ascendencia conseguida sobre el grupo.
Pero no se trata de personalizar, Martí, so pena de dar excusas a los partidarios de los ismos, sus filias y fobias. El modelo es del Barça, su propietario, y él recibió en herencia lo aportado, ya conoces nuestro razonamiento al respecto, desde San Lorenzo de Almagro del 47, Kubala, Daucik, H. H., Michels, Cruyff, Rijkaard, Guardiola, Tito y otros con menor protagonismo en la redacción de tan peculiar Carta Magna, gente más o menos brillante con opinión propia y en nómina de la empresa. A Martino nadie le exige 14 títulos sobre 19, sólo faltaría. Se le contrató para redactar los anexos, la progresión necesaria, el decreto ley imprescindible al que obligaba la aparición de las antítesis futbolísticas. No resulta tan complicado aunque las fauces del monstruo parezcan dispuestas a generar tremendas, y vacías, polémicas con cada decisión. “Es el modelo, estúpido”, dirían los propagandistas parafraseando el eslogan con el que Clinton sacó de la Casa Blanca a George Bush sénior. Y en aras de esa inquebrantable referencia, puedes relevar a quien quieras, puedes otorgar protagonismo a otros jóvenes cortados por idéntico patrón, puedes hallar soluciones a cualquier problema planteado. Si traicionas el código, pagas el castigo de perder el norte, de volver casi a la casilla de salida y sembrar todo tipo de dudas casi existenciales. Cuando Valdés sacaba al pelotazo, cuando la distancia entre líneas se estira hasta la caricatura, cuando se borra el sentido de la recuperación, la voluntad de anticipación antes tan jaleada, se oye una voz orteguiana que suelta en tono de recriminación “no es eso, no es eso”. No se hizo antes tanto camino para olvidarlo tan rápidamente.
Y precisamente, el patrimonio es colectivo y el copyright pertenece al Futbol Club Barcelona sin que nadie pueda arrogarse el invento. Por tanto, en lugar de dividirse, tendencia fácil a la que citas a tal, cual o Pascual como parte de lo heredado, tendrían que tomar la victoria del imberbe Ajax a la manera de los benditos y afortunados ‘avisos para navegantes’, dando las gracias por no haber topado con el iceberg que hunda la temporada. Existe una arriesgada tendencia hoy en alinearse con o anti la actual directiva a partir de la defensa de ciertos ismos que impiden ver más allá, cuando se entienden como parte interesada en el diagnóstico siendo sólo praxis de constructiva aplicación. Ratificamos el pensamiento ya expresado: en ese manual de instrucciones, en esa Carta Magna azulgrana de tinta aún fresca, hay solución para cada problema, basta con consultarlo y meterse manos a la obra en la reparación, con trabajo y sin marear la perdiz confundiendo consejo con ataque, creyendo que la opinión entraña menoscabo o ataque frontal al establishment.
Anda el personal, Martí, un tanto mosqueado porque el GPS no da la dirección indicada. Igual se trata, simplemente, de que ha sido desenchufado, sea a conciencia o por inercia de rutina, eso de creer que los deberes fueron hechos cuando aquí se trata de examinarse cada día y presentarse a la prueba del momento fiel a la identidad, labrada en el esfuerzo, el trabajo y la dedicación que luego, sólo luego, permiten el lucimiento de buscar por talento la matrícula de honor en juego.
Bueno, ya ves, Martí, no ha hecho falta siquiera citar ningún ilustre apellido o nombre de futbolista, no es necesario eso tan feo de señalar con el dedo cuando han demostrado, en uno y mil envites, capacidad suficiente para representar y dignificar el escudo que lucen, el modelo que comparten. Para otra e-pistola dejaremos una necesaria reflexión sobre el futuro inmediato de la entidad, en riesgo de priorizar cuestiones económicas por encima de sus ámbitos básicos, sean sociales o futbolísticos, otra manera de caer en riesgo de negar la propia identidad para dotarse de disfraz que no pasaría de ser caricaturesco remiendo, ocultación de cuanto se es y se ha sido.
Un abrazo y a ver qué pasa en la Catedral. Quien considere que tanto revuelo por una derrota supone gasto excesivo de energía y meninges, no calibra lo que realmente anda en juego hoy y aquí. Estamos hablando de esa mole, de esas ocho partes invisibles desde la superficie del iceberg contra el que puedes topar. Y hundirte, por supuesto, que tal es el riesgo. Y la estupidez, dado que surcas los mares en formidable paquebote y con la mejor carta de navegación posible, tu hoja de ruta, labrada tras décadas de echarte al agua dispuesto a afrontar cualquier tipo de temporales. Aquí nunca se discurrió en calma chicha, también eso debería saberse de oficio.
Poblenou, modelo cerrado
* Frederic Porta es periodista y escritor.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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