Querido Martí:
Reemprendamos la e-pistola de ayer en su segunda entrega, dedicada a la remodelación del Camp Nou, la rueda de prensa de presentación del asunto y la coletilla sobre lo publicado por El Mundo, referente al contrato de Neymar. Menudo espectáculo, compañero… Si te parece, iré lineal, conforme aparición en escena, desarrollo de la trama y el tradicional grand finale propio de cualquier castillo de fuegos fatuos, que no artificiales. De entrada, Sandro Rosell se presenta acompañado de su ya tradicional pánico escénico para leer un par de cuartillas de texto triunfalista, visiblemente nervioso ante la que se le viene encima y ya barrunta. Lo sazona con un muy yanqui “the best is yet to come”, lo mejor está por llegar, propio de recital de Sinatra en Las Vegas, que aquí no pinta nada, pero da igual. Comunicas lo que sientes y cómo te sientes y este hombre es transparente, incluso cuando le dictan dar pompa al acto metiendo juntos y revueltos a los presidentes Montal Galobart y Miró Sans en el saco dialéctico. Vaya, si mencionas la historia, hazlo con propiedad. Don Agustí padre compró los terrenos actuales porque el salto de asociados de la postguerra, de 3.000 a 30.000, hizo pequeño Les Corts gracias a los César, Gonzalvo, Basora y compañía. Luego llegaría Kubala y el overbooking se convirtió en evidencia. El viejo estadio estaba apedazado, resultaba un riesgo y era impropio, de ahí que el falangista Miró se presentara con el Camp Nou en el programa electoral. Y dejémoslo ahí, con el consejo gratuito de no mentar a ese ex por no lucir, precisamente, una impecable hoja de servicios y haber vivido siempre bajo sospecha de lucro, importante detalle que el actual presidente y adláteres ignoran porque ellos han venido a este Barça a mandar, no a conocer y respetar la historia.
El triunfalismo de esta peculiar Corrida de Beneficencia siguió con Jordi Moix, también hecho otro manojo de nervios. Con una habilidad propia del que duerme ovejas, explicó la metodología a seguir, describió las opciones estudiadas y ensalzó el ingente trabajo realizado por un montón de gente, internacional incluso, durante 18 meses destinado, suponemos, finalmente a preparar la birria de power-point que apoyaba sus zozobrantes palabras y las cuatro ilustraciones dignas de P-3 que mostraban el futuro del estadio, hoy, por cierto, reproducidas all over para demostrar qué mal andan los estándares de calidad en el oficio. Nada visual, nada emotivo, pero ya había pasado media hora larga si la intención era aburrir a los periodistas presentes y cabras ausentes. El cortafuegos Moix, metido allí para impedir el inminente incendio, soltó otra perla apropiada con el espíritu de esta directiva: A la cosa ésta de la remodelación la llaman Enea (Estadio Nuevo Estructura Actual), disparate pijo, pero que queda como muy guai, aparente y fashion, digno de su metalenguaje, incomprensible para quien no ande en el meollo. Ni habían ensayado bien la presentación, ni habían colocado los mensajes correctos en el lugar apropiado, ni les dio por contrastar las citas. Otra vez, el responsable de patrimonio chocó de bruces con la historia al realizar un llamamiento al socio para que recupere el espíritu del 22, 57, 82 y 92, años supuestamente emblemáticos en su consideración. O sea, traducido, en el 22 Gamper puso un millón de pesetas de su bolsillo para construir Les Corts y acabó arruinado, deprimido y arrinconado por el barcelonismo que creó y tantas veces salvó. En el 57, el presupuesto del Camp Nou se cuadriplicó y situó en riesgo el futuro del club, creando 15 años de nada y sospechas de corrupción no investigadas bajo el franquismo. En el 82, ampliación del Estadio con la excusa del Mundial y artimañas múltiples de ingeniería financiera que nunca fueron desveladas, aunque hoy ya hayan prescrito. Y el 92, año olímpico, sí, lo único tonificante en la selección realizada. Bien, ¿y qué pinta el espíritu olímpico aquí? Populismo demagógico.
Entró Faus en el redondel para realizar faena de monosabio de los números y a fe que encandiló de entrada con un recibimiento a porta gayola, ahí, de rodillas, ante el morlaco, gracias a primeras palabras dignas de pasar a la posteridad: “Al final, todo esto se tendrá que pagar”. Olé, torero. Pues vamos a ello: liquidado el asunto con recursos propios en ocho o diez años. Y ahí es cuando alumbra una lucecita pidiendo guardar la totalidad de esta rueda de prensa para sacarla de paseo las veces que convenga en los próximos siete años, a ver si finalmente cumplen lo vaticinado, prometido y planteado. Dicen que no hipotecarán a una generación de seguidores, que tampoco afectará al potencial deportivo, que todo se realizará mediante recursos propios. Habla el responsable de la pasta, con la cara circunspecta propia de los de su oficio y condición, de marcas comerciales, de ponerle apellidos al campo, de volverse a endeudar. 45 minutos transcurridos cuando se accede al turno de preguntas a cargo de la canallesca. Tras unas escaramuzas de calentamiento, aparece la obsesión del día, recuerdo obligado de que te han marcado la agenda cambiándola del revés, especialidad de El Mundo del Siglo XXI, mucho más allá del simple sector deportivo. Ya no estás ahí con las riendas en la mano, sino que el timing y argumentario te lo ha redirigido un periódico al publicar la filtración de la Audiencia Nacional. Y la comunicación no verbal ya te delata abiertamente, no haces nada por evitarlo. Rosell, a la manera del clásico Gaspart, quería asunto zanjado y se obsesionó con ello. Sólo le habían metido un as en la manga para jugárselo al primer envite. Pide que el juez le cite a declarar, como dando el primer paso, como adelantándose a la secuencia de hechos. Muy bien, pero corresponde a la justicia marcar la pauta y eso de citarle era previsible de confirmarse que esos papeles son ciertos y son los que manejan en la Audiencia. Como brindis al sol, estupendo, eso sí.
Tras ver a Faus parapetado en Iniesta para juramentar que no había mala intención en su colleja a Messi, Rosell volvió a confirmar que había acudido allí, a la arena de la plaza, a hablar de su libro, gran homenaje a Paco Umbral, incómodo ante el par de pitones que se le desplegaban justo delante. Soltó algunas de las que pueden mostrar efecto boomerang cualquier día, a poco que alguien se ponga a molestar. Uno, el proyecto Foster significaba vender la mitad del patrimonio (¿sí, seguro?). Dos, los hospitality generan un montón de ingresos (¿no era éste un club popular, transversal? ¿O hablamos de favorecer a las elites?). Tres, el Barça es mil por ciento transparente (ya, y más con esta directiva). Ay, berenjenal, jardín, laberinto, porque cada precario argumento permite réplicas nada supuestas, sino rotundas. Incluso el matiz de llamar referéndum a esta consulta al socio implica desliz. Si realmente, como se cansó de sostener, esta es la decisión más importante que tomará el club en el próximo medio siglo, vigila porque en primero de teoría política enseñan que ningún poder convoca referéndums para perderlos y aquí, si mantienen la rotundidad del sí o el no en elección, pueden hallar una respuesta al apoyo o rechazo que genera su gobierno directivo entre la masa social. No saldrá el tiro por la culata, pero pueden quedar muy tocados si no saben seducir, tranquilizar, buscar la complicidad de la amplia hinchada.
Y el castillo de fuegos final. El portavoz Toni Freixa se pasó años como tertuliano arreando estopa a Laporta desde la radio pública. Por tanto, suponemos que algo conoció del oficio. Es más, cuando les interesaba alcanzar el poder, cultivaban relación con periodistas y ahora lo mantienen dando maíz a las gallinas de su corralito de intereses comunes. Ayer, entre su bochornosa prepotencia y la entregada adulación de Faus, ningún bien causaron al líder al querer huir de la actualidad, no aceptar preguntas sobre el precio final de Neymar y comportarse como si delante tuvieran enemigos y no simples transmisores de información camino del socio y simpatizante. Cuando aún no nos cabe en la cabeza que un presidente de gobierno como Rajoy convoque ruedas de prensa sin aceptar preguntas, flagrante alteración del más elemental sentido democrático, asistir al espectáculo de los directivos enfurruñados por verse obligados a dar explicaciones supone un atentado a la razón, a la primaria definición de lo que es y representa el barcelonismo. O tienes la paciencia de Job y respetas el papel de los periodistas por conocerlo a fondo o, realmente, no sabes de la misa en democracia ni la mitad. OK, su versión ya la han dado. Ahora, a esperar que el tiempo dé y quite razones mientras nos apetece recordar que el hotel Watergate fue sede de escuchas ilegales a la convención del partido demócrata por parte de Richard Nixon, único presidente en USA obligado a dimitir. No por el delito cometido, sino por mentir a quienes habían depositado su confianza en él. Se trata de decir la verdad, la clave del asunto consiste en ser, ciertamente y a machamartillo, mil por ciento transparente. Si te enganchan flagrantemente en comisión de falta, te toca dejar el despacho. Es lo que pedimos a diario en la raíz de nuestra indignación ciudadana: justicia y responsabilidad ante tus actos en supuesto servicio público porque eso es primera lección de democracia, por mucho que los poderosos de cualquier tipo no deseen aprenderla.
Total, Martí, preocupación ante su manera de reaccionar, vergüenza ajena ante ciertos tics autoritarios, indignación por la manera de proteger su sesgada visión de la realidad y de los hechos. Y, por cierto, felicidades, visto lo visto, ya han quemado al cuarto dircom a las primeras de cambio. Ni le hicieron caso, ni mejoraron en absolutamente nada -más bien, todo lo contrario-, ni saben siquiera para qué lo quieren. O sí, para cesarlo como chivo expiatorio cuando les apetezca cargar el mochuelo de su propia y evidente incompetencia a algún culpable de eso tan complicado que llaman comunicación. Y que es tan simple cuando explicas lo que tienes que explicar y no guardas nada que esconder.
Ya ves, favelas morales que sirvieron para titular el bochorno producido por esos 2’5 millones presuntamente dedicados a los niños necesitados en el Brasil de Neymar, favelas morales cuando toca explicar lo sencillo y lo complicas al estar convencido de que tu, precisamente tu, como presidente y triunfador, como directivo y narciso, no tienes que darle explicaciones absolutamente a nadie sobre tu comportamiento y decisiones. Vamos, sólo faltaría eso, hasta ahí podríamos llegar. Pero, ¿es que no sabemos aún con quién estamos hablando? Con Rosell, Freixa y Faus, nada menos, menuda suerte tenemos… Un abrazo y seguimos, hasta la próxima.
Poblenou, en las antípodas de Freixa
* Frederic Porta es periodista y escritor.
– Foto: EFE
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