"El éxito se mide por el número de ojos que brillan a tu alrededor". Benjamin Zander
Querido Martí:
No nos quejaremos, no, múltiples vías de distracción las ofrecidas por este simpar espectáculo. Ahí mismo tienes a la Callas y la Tebaldi de visita, ya ves, actuación casi simultánea en diversos coliseos de Madrid. Siempre he sido devoto mariano (no fastidies, no iba por el menda), esa voz, esa técnica, esa exagerada biografía propia de los predestinados. En cambio, la otra no mola nada, y no va lo de segundona por la también adorable Renata, conste, que la señora de los gorgoritos andaba varias cabezas por encima del personaje ese que dio un prodigioso curso de comunicación no verbal en la rueda de prensa previa. Morritos, mohines, la diva, el engañabobos vuelve al lugar de sus variados crímenes, donde las fechorías se entendieron, mayoritariamente, como gracias y genialidades, mal andamos, pues. Bueno, nunca me asiste la menor gana de dedicarme al embaucador, impostor y charlatán de feria, pedazo de Salieri. Y tampoco hablaremos de María Callas porque aquí siempre está en mente, presente en alma, ausente de cuerpo y cómo que no, que no va el impulso por ahí. Apenas quería soplarte que andes atento, que esta vez igual el dragón le pega un buen bocado al caballero Sant Jordi y le tienen que llevar a la UVI, sin libros ni rosas de fastidiado como lo dejarán. Bueno, ya está bien, ¿no? De vez en cuando también mola presenciar situaciones propias del mundo al revés. Sobre todo cuando vives en las antípodas de ti mismo, de tu propia normalidad, como vive hoy el barcelonismo en tan sagrado momento de espera. Se juegan las Champions y ellos, al margen de diversos exorcismos, con algo tienen que distraerse, criaturas.
Y nos distraemos por estas peculiares latitudes, insisto, en la contemplación de un paisaje virado en 180 grados a estribor. O a babor, quién sabe. Total, con la cabeza dentro del agua y sin saber que has vivido un naufragio, lo cual es bastante peor. Nunca habíamos visto al barcelonismo, Martí, tan pendiente de marcador, analizando sus realidades bajo prismas radicalmente opuestos según ganen o pierdan. Sabíamos que el futbol es territorio de oportunistas, carro del que se suben o bajan si hay o no victoria, pero estos extremos casi de paroxismo nos resultaban antes ignotos. Hay un hilillo de vida en la liga y a él se agarran por fe en la esperanza, eso que se pierde al final, con lo que, mientras tanto, amagan sin dar, protestan entre dientes o sonríen de manera fingida, acciones y sentimientos todos ellos harto discutibles. Bajemos al huerto: como es costumbre, lo que daría para buenas charlas y tertulias pasa desapercibido y lo anecdótico, puro bromuro dialéctico, da para muchísimo. Me explico: este año, toda la cantera, resumible en Dongou y Patric, ha colaborado con 72 minutos al cómputo de la temporada profesional. Andaba antes la cosa sistemáticamente, dicen los estadísticos, allá por los 1.500 minutos o más. Ya ven, la diferencia, como para extraer unas cuantas conclusiones del caso que se le hace a una generación de aspirantes francamente esperanzadora, por seguir la costumbre de estos últimos años. El modelo no se toca, ya, ya. Y también en números, resulta que hemos sumado y el señor Messi lleva 310 goles en 311 partidos disputados a lo largo de las seis últimas temporadas, esta, obviamente, aún por cerrar. Si a Pelé le añadían en lista los goles que marcaba para los anuncios de Pepsi Cola, la pregunta asalta simple: ¿cuántos debe llevar el Mesías desde que empezó a competir de manera oficial? Es que igual estamos o hemos estado por celebrar el milenario sin enterarnos, ya ves, con lo que hubiera disfrutado esa gran mayoría de canallesca a la que encantan tales fastos de fuegos artificiales, oropel y escasa meninge. Por el momento, conste, han dejado los señores de jugar con el juguete rosarino, algo hemos ganado desde la última e-pistola.
Están muy distraídos con sus cosas, los conocidos como “periodistas deportivos” (son merecedores de comillas y cursiva, dejémoslas). Antes, se trataba de indagar cual sabueso para pillar la última que el poder no quería aún divulgar. Ahora, deduzco que te llaman para que publiques el postrero globo sonda y dejes caer las bombas a ver qué tipo de efecto producen entre el personal, si devastador o casi cosquilleo, para después obrar en consecuencia, que así no se resienten las encuestas de apoyo, que debe ser el único papel que leen con fruición. Rumores en lugar de noticias, esas, ya sabes, que sirven como excusa para vender bufandas, gorras o platos del Barça. Por ejemplos, múltiples y variados, hay a quien le ha dado por insistir tanto en que Mascherano debe irse al Nápoles con Benítez que estamos ya por ofrecernos voluntarios a colaborar en la mudanza, pobre chico, él, tan entregado, tan digno, tan cabal y tan compañero como para aguantar de central cuando era el medio por antonomasia y definición. No sé qué voluntad existe en darle pasaporte, será que piensa demasiado, el hombre. Aunque, para palos, los que carga Cesc, a quien alguna facultad de políticas debería estudiar con idéntico procedimiento y manual con el que se desmenuzan los resultados electorales pensando en la posteridad, sin prejuicios previos. Lleva el hombre tres años acá y aún no sabemos si cae en gracia o es gracioso, si sale de Guatemala para caer en Malagón o va ascendiendo escaleras mientras las baja a la gallega. Desde el tercer misterio de Fátima no habíamos asistido a fenómeno de tal catadura. Igual es que, por similitud con el rollo del marcador antes mencionado, aquí la gente pesa a los jugadores por kilos costados, con lo que debían esperar que fuera la caraba y, por sencilla regla de tres, Neymar es muchísimo mejor que Messi y por eso merece igual o superior salario (vaya, hemos hallado sin querer la fórmula lógica mediante la que se rige esta directiva. Bueno, lógica… Bah, lo dejamos antes de que exijan dinero por el copyright, que ellos van así de fuertes).
A lo que íbamos, Cesc en la picota, material excedente, qué curioso. Y en idéntica línea de ocurrencia, la de Piqué, dispuesto a hablar como presidenciable aún cuando sigue en activo. Antes, el chico era central y destacado. Ahora, es star system por vía conyugal, bien suelto y resuelto en la demagogia populista y oráculo que labra ambiciones de futuro, múltiples prioridades que le tapan, suponemos, la teóricamente principal, consistente en defender su arco y dar salida al balón cuando lo tengan los suyos, tareas que le deben resultar ahora secundarias en su abigarrada agenda. En fin, esto va como va, que ahí va la lista de futuribles, inabarcable, inacabable, más capotes de distracción que en toda la feria de San Isidro en Las Ventas. Hoy mismo andan los de un lado enfadados con el grupo mediático oficial porque ellos han dado fecha para la reunión Blatter-Bartomeu y los otros, no. Vaya, se han quedado sin galletita de premio cuando lo divertido no es la filtración interesada, no, eso es constante, sino la anticipación sobre el resultado de tal cumbre, por supuesto favorable a los postulados azulgranas. Sensacional: pedirán la cautelar y en el interín, se liarán a fichar a troche, moche y buche, por poner algo que rime y suene a exagerado. No fastidies, pedir la cautelar, fíjense en el detalle. Oye, aplázame el puro, sí, pesao, que me lo merezco, no te digo nada sobre eso, pero mientras tanto, déjame calmar a la peña que si no, son capaces de pedir elecciones. Menuda manera de obrar. Y con los bemoles de anunciarlo a los cuatro vientos. En fin, no agotaremos nunca la capacidad de sorpresa con este club y esta gente.
Tampoco está mal la maniobra consensuada de difuminar la hipotética solicitud de elecciones anticipadas con dos argumentos que manejan tanto los interesados en no soltar la presa como sus correas de transmisión del otrora llamado cuarto poder y hoy evidente cuarto menguante. Una, no, no hay oposición, por tanto mejor seguimos. Dos, no, no hay nadie que se postule para el cargo y sea un crack, por tanto, continuemos en lo nuestro, más vale que seamos nosotros quienes cuidemos del huerto. Fantástico. A autoestima no los gana nadie, no sabemos a qué espera Tom Wolfe para dedicarles la secuela de La hoguera de las vanidades y rendirles pleitesía en su total dimensión como fenómenos del universo. Y los diarios, dale que te pego, tú, amable lector, ¿a quién prefieres? ¿Valverde? ¿Luis Enrique? ¿La novia de Reverté? La tercera opción no aparece todavía, seguramente porque su agente o intermediario de confianza no se ha metido en faena de promocionar. Da lo mismo que da igual uno que el otro, que Maroto y el de la moto. Hasta sacan de paseo, por aquello de silbar y la casualidad, a Jordi Vinyals, ganador de la Champions juvenil, refugiado en el fútbol formativo tras haber bregado (y sufrido, suponemos) en las bajas categorías del profesionalismo sin excesivo éxito, detalle que provocará, todo resulta muy previsible, el anual y ya tradicional enfado de Eusebio Sacristán por no salir en las quinielas. En fin, cosas veredes, amigo Sancho, cualquiera se cree que canta como la ausente Callas, prima donna que actúa mañana en la Scala blanca.
Se trata, ya estamos avisados y avezados, de girar la noria con cualquier combustible a mano, incluidos los infumables y los petardos interesados que llueven desde arriba y a los que se les ve el plumero. Quizá sea para lamer heridas y olvidar –a otros más tremendos les daba por ahogar penas en alcohol–, que ni hoy ni mañana escucharás ese himno que parecía parte familiar, propia, complemento habitual del vestido primaveral. Bien pensado, todo, todo, muy previsible, aburrido, conocido, incluso las actuales miserias del oficio, por tanto que venga el dragón y le pegue un muerdo en toda la armadura al gañán del yelmo, a ver si cambia el guión y nos distraemos un rato. ¿No dicen que el show must go on? Pues como siga así la cosa, o bostezamos de lo lindo o nos pegan un Regreso al futuro los del palco para devolvernos a sus amados ochenta que se nos pondrán los pelos como escarpias. Y camino vamos de ello. De momento, vuelven los protagonistas de aquel entonces a portada, esta vez para pedir el indulto, a ver si la mano suelta y tonta de Gallardón se lo brinda. Ver para creer.
Perdona, te dejo, que debes andar atareado con tus semifinales. Solo aspiro a contemplar un detalle: a ver si el Mono Burgos y el innombrable llegan a cruzar la mirada. Será mucho más morboso que la última de Scarlett, seguro, trending topic on fire.
Poblenou, Farenheit 451
* Frederic Porta es periodista y escritor.
– Foto: Eve Andersson
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