E-pistolario: El pasmo de Guaje

por FREDERIC PORTA el 10 julio, 2013 • 15:55

Mi querido amigo:

Hasta ahora conocíamos y celebrábamos el existir del famoso Pasmo de Triana, el celebérrimo Juan Belmonte, a quien don Manuel Chaves Nogales dedicara aquella deliciosa biografía, cumbre del periodismo republicano que te recomiendo encarecidamente. Perdón, que me voy por peteneras. Al grano y al loro: Barcelona vive hoy un inédito Pasmo de Guaje que le ha pillado desprevenida y con estos pelos, fenómeno definible en pocas palabras como la sensación experimentada cuando no entiendes nada de nada por mucho que te expliquen. Y cuanto más te dicen, peor. De momento, si mantenemos la recomendable frialdad con que proceder a la observación, el único ganador claro en la corta distancia es Media Markt, empresa que comparó la operación de traspaso al Atlético de Madrid con su repertorio de saldos estivales, anda que no son listos los encargados del márketing de esa compañía. El resto, no contesta o, si ha conseguido reaccionar ante la noticia, se apunta al socrático “sólo sé que no sé nada”. Si añades al desconcierto la coincidente nebulosa producida por la desaparición del Atleti de balonmano por un simple millón de euros, eso dicen y resumen, y la enésima reaparición de Josep Lluís Núñez en el candelabro –viva la prócer Mazagatos–, el panorama se emborrona hasta el punto de solicitar prudencia, que te tumbes en el sofá a ver la etapa del Tour y te dejes de calentar las meninges en busca de explicación, que bastante hot se ha puesto ya el verano.

Vamos a ver, Martí, contemos con los dedos, olvídate de calculadora y esas modernidades, ni siquiera cálculo mental. 2,1 millones le costará a la entidad colchonera hacerse con los servicios del máximo goleador en la historia de la selección española. Bueno, y le sumas tres si cumple otras tantas campañas en su nueva casa. Y la mitad en caso de hipotético traspaso a los 32 años de edad. Si ya te has perdido, tranquilo, yo también. Me falta resolver alguna pista, como al teniente Colombo cuando sospechaba de algún caso sin cuadrar culpables. Bueno, tampoco esperemos que nadie se haga responsable del desaguisado entre las filas directivas blaugrana al grito de “está más acabado que las maracas de Machín”, quedaría políticamente incorrecto. Mosquea, ya puestos, tanto apego en recordar su fractura de tibia en Japón, presentando la lesión como respuesta al jeroglífico planteado, el tremendo descenso de 40 millones de inversión a dos en el momento del saca lo que puedas, desgaste ni siquiera observado en los valores de bolsa española, que llevan últimamente un vuelo en picado digno de kamikaze. Luego, para acentuar la creciente jaqueca será, se alzan las voces que dan caña al sentimentalismo aplicado al fútbol, corriente ya extinta o en trance de desaparición, si es que aún queda algún bendito romántico. Los hay por aquí que recuerdan a Michels, ya son ganas, cuando se cargó a Alfonseda y Pujolet –no teníamos ni democracia, ya ves– bajo consigna enarbolada cual estandarte de “con sentimientos no se arma un buen equipo de fútbol”, remedo holandés de otra habitual frase hecha, la que siempre se blandía en la tribuna del Camp Nou, aquella de “si nos lleváramos por el corazón, Kubala aún jugaría”, sustituida hoy de facto gracias a los dictados de los neocon, nada proclives a las lindezas del lenguaje eufemístico cuando proclaman solemnes que “el Barça no es una ONG” antes de atizarte con la cuenta de explotación en todo el bolo.

Existe otra tendencia, no menos reprobable, que sólo confirma lo temido: que el fútbol es juguete para consumo de niños, aunque ya se afeiten y muestren toda la barba. La infantilización que genera tan curioso fenómeno de masas consigue que nombres a Villa y te respondan fulminantes con un “peor lo del Madrid con Kaká”, como si bizquear en el deseo de hallar consuelo con las desgracias ajenas sirviera para justificar algo. También, por otra parte y hablando de fracciones siempre presentes y en movimiento, han salido de paseo los conspiradores de turno, aburridos de buscarle sentido a la procedencia de la tercera bala que mató a Kennedy medio siglo después, que ahora han hallado otro filón afirmando quién anda detrás del despido despachado. Ningún otro que Messi, por supuesto, receloso del asturiano desde un día que escanció mal la sidra y le arruinó el Dolce & Gabbana con la salpicadura. Esos, que siempre hablan en susurro, como si Snowden les estuviera espiando dado lo trascendental de sus razonamientos para la buena marcha de Occidente, añaden en la sentencia que igualito, igualito que les pasó a Ibrahimovic, Eto’o y Bojan, como si todos cupieran en el mismo saco y no hiciera falta alguna añadir nada más, que a buen entendedor…

De momento, sólo sacamos en claro la distancia existente entre quedar boquiabierto y estupefacto de expresión. No se entiende ná, no sé si me explico. Cuando agradecerías luz sobre el asunto, aparece solícito el portavoz de la junta para asegurar que al socio sólo le importa alinear al mejor once posible y te parece imitación de la Cospedal si le aprietan el corsé pidiendo por un tal Bárcenas. Balones fuera, contestar culo por témporas y a otra cosa, mariposa. Está visto que por la vertiente sentimental tampoco sacaremos absolutamente nada, pero tras lo vivido con Eric Abidal, diríase que asistimos a la reedición culé de la gota malaya, que no fastidia primero pero acaba jorobando por persistencia. Y esa perseverancia en la cara de pasmo que se nos va quedando, hace que el personal dirija miradas inquisidoras, mayormente, hacia el presidente y el director técnico, bajo creciente sospecha de que no despachan la faena con la diligencia y acierto debidos. Erosión propia del cargo, sería otra manera de ponerlo. Además, vivida a buen ritmo, dicho quede por si quieren prevenir el desgaste antes de que se les socaven los cimientos de apoyo. Nos da en la nariz que, caso de urnas inmediatas, ya no sería el candidato más votado de la historia, mira por dónde. Y a Zubi, con cariño, recordarle aquello tan castizo del “espabila, Fabila, que vienen los romanos…”, no se le alargue demasiado el letargo.

El caso es que David Villa, bien amado, respetado por la parroquia local, ya está en Madrid sin que nadie le pueda lanzar el menor de los reproches. Tampoco acaba de colar por el agujero de las tragaderas populares el hecho del ahorro en ficha. Dicen que estaba estipulado un tremendo pastón por contrato, hecho que, normalmente, envías cual arma arrojadiza camino de la anterior directiva o del botarate que permitió decisión tan contraria a los intereses de la entidad, tal como acostumbra a ser deporte favorito de los políticos, echar la porquería sobre la conciencia y acción de los anteriores gestores. Tanto da, que da lo mismo quien firmara al Guaje, igual resulta que era tan listo y sagaz como para anticipar la jugada: y dentro de apenas tres años, cuando lo traspasemos, rebajaremos el precio de la operación para que el interesado se haga cargo de este mogollón de pasta… Y aquí, paz y después, gloria.

Tampoco confortan otras líneas de explicación abiertas ahora en canal. Como oír que la oferta del Atleti era la mejor o casi. Glups, pues sí que está jodida la crisis, con perdón, cuando nadie en la Premier, el calcio, ni siquiera el Anzhi o el Monaco, son capaces de pagar por el susodicho algo más de lo que gastarían cualquier noche de salida en una simple ronda de Moët & Chandon. Volvamos al bucle: si Cerezo no puede aguantar la sección de balonmano, ¿cómo se las apañará con este capricho que no es saldo ni es ganga, bien mirado? Será que ya se ha fumado la cláusula de Falcao tapando agujeros de su doméstica economía, como cualquier ciudadano de pro cuando le toca El Gordo de Navidad, le plantan el micro delante para que exprese su gozo y procura no ser tan burro como para dar triples saltos de alegría en público, que luego te caen sablazos por doquier. Esto del fútbol, querido amigo, se está poniendo muy chungo, como si hubieran apagado la luz al final del túnel y aún no quisiéramos reparar, por simple negación, en la tremenda oscuridad que nos embarga. Villa, al Atlético por dos millones y algo, cinco a estirar si la cosa dura, vivir para ver. Reconozcamos, eso sí, que esto del balón no agota nuestra capacidad de sorpresa y pasmo. Siempre aparece algo nuevo capaz de dejarte con los ojos a cuadros. Por no ser, la operación no ha sido ni trending topic en las redes sociales, ni ha provocado aquel añorado ruido de sables afilados entre los medios convencionales, que bastante tienen con lo suyo antes de ponerse críticos con la mano que les da de comer y, de paso, mece su inestable cuna. Señoría, no haré más preguntas, visto y comprobado que da igual tres que 300 y esto es un continuo viva Cartagena.

Pues nada, Martí, a ver cómo me sienta una horchatita en estado de estupefacción, igual le potencia el sabor y refresca más. Si pillas algo que se me escape, comunícamelo pronto, que con esta cara de catatonia no se puede pisar la calle. Qué cosas, las del futbol, con el calor que pega y te dejan helado, ya ves. Un abrazo y hasta el próximo traspaso made in Barça.

Poblenou, territorio pasmado

* Frederic Porta es escritor y periodista.

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