Querido Fede:
Ya hemos vivido suficiente para saber de la relatividad. Nada o un mundo, vete tú a saber lo que son diez puntos. Material sensible, desde luego. Tangible y rotundo, pero también evanescente. En esto del fútbol, el efecto mariposa se da a menudo, pero vamos, diez puntos son diez puntos. Nada, como dices, o un mundo, como digo. Quizás porque este mundo se nos está quedando en nada y cuando no tenemos nada, todo se nos hace un mundo…
Me alegra saber de ti por esta vía que has abierto. Te estaba respondiendo cuando ha llegado tu segunda carta. Déjame que emplee una estrofa de mi hijo: Eres veloz y eres mejor que el mejor de los atletas… Siempre he admirado tu socarronería. Y muchas más cosas que ya irán saliendo carta a carta. Yo soy soso y un sieso, mientras que tu eres dúctil y alegre. Tu primera carta destila esa socarronería tarraconensis que tanto me divierte cuando intercambiamos esos mails incendiarios. Ahora, en público, habrá que ser más moderado, no sea que se afilen los colmillos.
Tiempos de colmillos de acero inoxidable ya ves. El mundo está en bancarrota, pero los colmillos nunca descansan porque la voracidad no tiene límite. Es insaciable, como ese agotador retorno del periodismo deportivo a las conspiraciones arbitrales. ¡Qué agotador! Cuarenta años de profesión y siempre hay conspiraciones arbitrales y, además, en todas partes. Contra el Madrid, contra el Barça, contra el Atleti, contra el Espanyol, contra Osasuna, contra el Cartagena, contra el Huesca… Caramba, caramba, cuánto conspirador suelto desde tiempos inmemoriales…
No te quería escribir de árbitros, que ya sabes que pronto cumpliré una década sin hablar de ellos, sino de Pep, de quien planteas que se le deje en paz para que decida en la penumbra. Estoy contigo, pero los tiempos mediáticos quieren prisa y forcejeo. ¿Tú crees que el barcelonismo ha cambiado en estos años de éxitos en los que Guardiola ha intentado hacer pedagogía? ¿O todo sigue igual? No me refiero a la dictadura del resultado, que esa será siempre la que domine todo, empezando por el mundo del análisis periodístico. ¡Que se cambian las crónicas de arriba a abajo por un gol en el último minuto! Me refiero a pedagogía y cambio de enfoque sobre el modo de entender el juego del Barça. Que hay un camino muy definido, el que señaló Johan, y que ese camino tiene sus servidumbres: jugar de un único modo, sin planes B ni otros tópicos, con futbolistas de un perfil muy especial que interpretan un único idioma. Eso tiene la ventaja de quien se ha especializado mucho, mucho, en ese idioma: lo hablan a la perfección, son los barçablantes, pero a los que llegan de fuera les cuesta un mundo aprender el lenguaje futbolístico y no digamos a los canteranos del Barça que se van del club, obligados a comprender otro idioma. Sufren en esa reconversión.
Porque esto de Guardiola es un idioma propio. No te digo que mejor que otros, pero distinto. Desde luego, sin que posea ninguna superioridad moral respecto de otros modos de jugar, aunque sí algunas ventajas tácticas: por ejemplo, al ser un estilo tan definido, te puedes agarrar a él en tiempos de zozobra. Y eso es lo que quiero que me respondas: ¿Se es consciente en Barcelona del concepto Idioma? ¿O sólo es un goce enorme por las victorias y la plasticidad? Te lo pregunto porque el deporte no consiente imbatibilidades eternas y a los triunfos les seguirán las derrotas y es entonces, cuando el viento sople en contra, cuando la creencia en un modelo de juego adquirirá todo su sentido.
De Mourinho, poco que decir. ¡Se ha dicho tanto! Sí, ese rostro doliente. Pero ten en cuenta que para el Real Madrid ha sido un estimulante extraordinario. ¿Qué habría ocurrido en Barcelona si hubiera sido el sucesor de Rijkaard en plena depresión?
Me despido con cariño por esta semana, aunque no puedo dejar en el tintero una cuestión: ante tanto falso profeta como está proliferando por Barcelona, ¿por qué no vuelve Johan a marcar el camino? Ya va siendo hora que vuelva a escribir y haga callar a tanto mequetrefe. Como decimos por aquí, un abrazo.
Madrid, 22 de febrero de 2012
– E-pistolario: 10 puntos no es nada
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