Dr. Jekyll y Mr. Dortmund

por MARTI PERARNAU el 7 noviembre, 2014 • 10:22

Shinji Kagawa fue sustituido a los 62 minutos de partido. En sus datos estadísticos, dos cifras llamaban poderosamente la atención: 8,3 kilómetros recorridos y 21 pases. Si las proyectamos a los noventa minutos completos del Borussia Dortmund-Galatasaray tendríamos 12,5 kilómetros y 32 pases. Por sí solas estas dos cifras explican el juego del Dortmund, sus fortalezas y debilidades.

Es un equipo que corre. Corre mucho y muy rápido. El Westfalen Stadion de Dortmund enloquece cada vez que uno de los suyos arranca a correr, por lejos que esté de la portería rival. Acostumbran a estar lejos, por cierto. También es un equipo que tiene poco contacto con el balón: pocos toques, pocos pases, poca relación con la pelota. Las cifras de Kagawa son elocuentes: uno de los jugadores más dotados técnica y tácticamente del equipo, poseedor de una capacidad de giro que envuelve y enloquece a los rivales, apenas sumaría una treintena de pases. Un pase por cada tres minutos de juego…

He ahí una de las razones, a mi entender la principal, del doble rostro del Dortmund: eficaz en Champions, pero paupérrimo en liga. En Alemania, la mayoría de rivales se repliegan y encierran, regalando el balón a los hombres de Jürgen Klopp. Con balón y sin espacios se ahogan. No es la única causa, pero es la principal razón de las consecutivas derrotas sufridas. En Champions League, sin embargo, sus contrincantes (Arsenal, Galatasaray, Anderlecht) han pretendido ser protagonistas del juego, lo que ha facilitado el hábitat en el que mejor se mueve el equipo amarillo: grandes espacios por los que correr y pocos toques. Como balance, cuatro victorias en cuatro partidos, 13 goles a favor y solo uno en contra. En liga, diez partidos, siete derrotas, 11 goles a favor, pero 17 en contra.

El balance de Kagawa ante el Galatasaray retrata los grandes trazos del Dortmund, sus fortalezas y también esa gran debilidad llamada balón. Tres días antes bastaba ver el calentamiento en el Allianz Arena para darse cuenta de lo muy alejados que se hallan los modelos de juego de Guardiola y Klopp. El Bayern se preparaba en un espacio pequeño, con los jugadores muy próximos entre sí y muchos balones entre ellos. El Dortmund lo hacía a lo largo de toda la banda, con muchas carreras y grandes espacios entre sus hombres. Magníficos cada cual a su manera.

El martes, contra el Galatasaray, la acción más peligrosa del Dortmund fue el saque de esquina en su contra. Recordó viejos tiempos del Real Madrid. En este tipo de acciones el equipo de Klopp resulta imparable porque es una situación de juego estático en la que ni siquiera hay que generar espacios: sencillamente, los espacios están ahí, listos para ser recorridos a máxima velocidad, momento en que el Westfalen Stadion entra en éxtasis.