Si a cualquier entrenador se le pregunta públicamente su opinión sobre contar con dos jugadores de máximo nivel para un único puesto, su respuesta será que es un placer y un privilegio. Sin embargo, si la misma pregunta es formulada en un ámbito privado, seguramente la respuesta cambie.
Uno de los casos más claros de dos jugadores por puesto cuya gestión no funcionaba se produjo en el Valencia de Unai Emery con Joaquín y Pablo Hernández. Unas polémicas declaraciones del primero pueden hacernos entender, más allá de la particularidad del caso, la problemática de contar con dos grandes jugadores para un único puesto:
“El futbolista de desborde y rapidez necesita continuidad, partidos y confianza. En mi caso, al igual que en el de Pablo, el míster ha querido dar minutos a los dos con buena intención, pero ha perjudicado tanto a Pablo como a mí. Al no dar continuidad y confianza, ha condicionado al futbolista.
Le ha podido más el hecho de querer aprovechar a los dos futbolistas, pero a nosotros no nos ha venido tan bien. Es más fácil cambiarme a mí que a otro futbolista. Soy como soy e intento no enfadarme por tonterías. En mi caso, los cambios en el noventa por ciento de las ocasiones afectan. Sabes que en la segunda parte te van a sacar el cartelito y eso es algo que te condiciona muchísimo”.
Su caso no es excepcional. Esta misma temporada, situaciones con ciertos paralelismos se han vuelto a vivir en el Real Madrid (Marcelo-Coentrao) o en el propio Valencia (Guaita-Diego Alves). En la mayoría de los casos, el futbolista necesita de una continuidad que implica jugar más del 50 % de los minutos para alcanzar su máximo nivel. No sólo por cuestiones físico-técnico-tácticas, sino también psicológicas. Es casi imposible dar el máximo si sabes que, aunque llegues a lo mejor que puedes dar, por bueno que seas, hay uno que es mejor que tú y que va a ocupar tu puesto.
Obviamente, en un equipo de fútbol hacen falta suplentes y este tipo de situaciones, en mayor o menor medida, siempre se van a dar. Sin embargo, hay fórmulas alternativas a la de dos jugadores por puesto que permiten su minimización. Dejaremos al margen la portería, pues el papel del portero suplente ya lo tratamos en profundidad.
Tal vez, la zona del campo donde más fácil sea encontrar otra fórmula es en el centro de la zaga, si juegan dos. Tres jugadores con opciones para ser titulares pueden estar en forma, ya que a cada uno correspondería un teórico 66 % de los minutos. El problema que se podría encontrar es que, en caso de lesión o baja forma prolongada de alguno de ellos, faltaría un jugador. Ello se resuelve con un cuarto central que sí sea un claro suplente. El habitual de la grada, para entendernos. Alguien a quien, de no haber imprevistos, correspondiera un aproximado 20 % de los minutos, quedando el 180 % restante a repartir entre los otros 3. Tres clases de jugadores se ajustan a este papel: el jugador experimentado que acepta un papel secundario a cambio de estar en un equipo de nivel superior al que le correspondería, el veterano que sabe que sus mejores días pasaron y el joven recién llegado que sabe que debe tener paciencia.
En el centro de la zaga del Real Madrid de la última temporada se dieron todos los perfiles expuestos. A saber: Pepe, Ramos y Varane debían competir por dos puestos; Albiol era el suplente experimentado; Carvalho, el suplente veterano; y Nacho, el suplente joven. Claro que, de los tres últimos, no tenían cabida en la plantilla –al menos en esta posición– uno o dos. El ejemplo ha sido tomado, no obstante, por la claridad de los perfiles.
Siguiendo el mismo ejemplo para los laterales, el modelo del último Barça parece propicio. Uno derecho (Alves), uno izquierdo (Jordi Alba), uno para las dos bandas (Adriano) y un suplente joven (Montoya). Claro que laterales que puedan cubrir las dos bandas no abundan, por lo que, para seguir un modelo similar, hay que buscar centrales-laterales. Un buen ejemplo de seis defensas compitiendo por cuatro puestos sin duplicidades se vio en la tercera temporada del Barça de Pep con Alves, Puyol, Piqué, Mascherano, Abidal y Adriano.
Claro está que estos son ejemplos válidos sólo para una defensa de cuatro, pero a partir de lo expuesto se puede deducir la configuración de otras líneas. En resumen, tres jugadores con opciones de ser titulares cada dos puestos o, como máximo, cinco cada tres (caso del mejor centro del campo de la historia del Barça con Busquets, Touré, Keita, Xavi e Iniesta).
En este último caso se observa que puede acabar habiendo titulares y suplentes claramente definidos. Sin embargo, el modelo expuesto permite que haya suficientes minutos competitivos para que los otros jugadores alcancen un nivel de rendimiento óptimo. A costa de que haya muy suplentes, sí, pero es que no se puede tener todo en la vida.
Hay una diferencia que es clave: suplente de banquillo-suplente de grada. Las lesiones, rotaciones y sanciones impiden que esta diferencia se aprecie con regularidad, pero es clave y se deja notar cuando, en los partidos más importantes, están todos disponibles. Sólo para jugadores de los tres perfiles arriba expuestos (Albiol, Carvalho o Nacho) es una situación aceptable permanecer en la grada, y esto es algo que hay que tener muy en cuenta.
Lógicamente, cada plantilla tiene sus particularidades. Hay jugadores veteranos y/o que se lesionan mucho, por lo que el papel de los muy suplentes es, en estos casos, más importante. Pero, aun así, ninguna aspiración de más de 16 ó 17 jugadores a su máximo nivel competitivo es realista. Sobre todo porque si se aspira a que sean 20 ó 21, probablemente no lleguen a ser ni 11. Y, aspirando a 16 ó 17, al final acabarán quedando 13, 14 ó 15, mínimo indispensable.
Tal vez pueda sonar ficticio o excesivamente idealista todo lo expuesto. A quien quiera comprobar que no es así, le recomiendo que observe el desglose completo de la gestión que hicieron Tito Vilanova y Jupp Heynckes de sus respectivas plantillas. Las decisiones que tomaron disponiendo o no de los perfiles expuestos y el resultado de las mismas completa esta explicación.
* Rafael León Alemany.
– Foto: Ignasi Paredes (Sport) – EFE
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