Dos factores diferenciales

por el 11 abril, 2013 • 15:06

Resulta extraño que en la mejor fase final de Champions League de los últimos años el equipo que en peor momento llega al casting de Wembley sea el Barcelona, dominador de la competición en el anterior lustro. Si el Dortmund ya se ha liberado de esa incómoda sensación de favorito que casi le devora ante el Málaga y el Bayern y Madrid parece que han alcanzado este mes de abril un pico de forma óptimo, este Barcelona de Tito ofrece claros síntomas de no pasar por su mejor momento.

El partido en el Camp Nou ante el PSG sacó a relucir todas las carencias que arrastra el equipo desde la vuelta de semifinales de Copa del Rey ante el Real Madrid: circulación lenta, falta de movilidad y coordinación entre los atacantes, inoperancia en el juego aéreo, separación entre líneas, excesivo sufrimiento sin balón, transiciones muy pausadas, ausencia de ayudas y desmarques… Quizás el mal partido de Busquets y Xavi, que jugaron en paralelo muchos minutos, ayudó a agravar estos problemas en el juego del equipo. Iniesta fue un oasis genial pero insuficiente. Verrati y Motta corrían y tocaban por el centro del campo del Camp Nou con galones y seguridad, como si portaran consigo la camiseta blaugrana.

El Barcelona llega a su sexta semifinal consecutiva en la máxima competición europea recordando por momentos al equipo de Rijkaard que Scholes enterró con un derechazo desde 25 metros. Enfrente tendrá a tres colosos: el joven equipo de moda, el rey histórico del continente y el conjunto que mejor ha jugado en lo que va de año.

Sin embargo, dos factores diferencian a este Barcelona de Tito con aquel equipo timorato que se presentó en Old Trafford en abril de 2008. Dos elementos que imposibilitan enterrarlo de la pelea por la orejona, sea cual sea el rival. El primero es el gen competitivo de un equipo que ha ganado desde entonces cuatro Ligas (contando esta), dos Champions League, dos Copas del Rey y cuyo núcleo principal de jugadores (exceptuando Messi) es bicampeón de Europa  y campeón del mundo con la selección española. Ya no es el Barça un equipo aletargado y buena parte del pase a cuartos y a semifinales se debe a que sabe competir, aun cuando las piernas no responden y en la alineación entran jugadores que ya no son de la más alta élite. Es el equipo más experimentado y con más partidos cumbre en las piernas de todos los que aspiran a viajar a Londres a finales de mayo. El equipo que, a pesar de no mostrar su mejor versión, está a sólo tres partidos de conseguir un nuevo doblete histórico.

El segundo factor diferencial es que el mejor jugador del mundo, de la década y, el tiempo dirá si de la historia, juega de local en el Camp Nou. Nunca se podrá apartar al Barcelona del vagón de los favoritos si Leo Messi está sobre el campo. La relevancia sobre un partido y sobre una eliminatoria que despierta el argentino va más allá de un marcaje especial, de un vídeo o de una pizarra. Escapa de cualquier análisis. Juega 33 minutos al 40 % de sus posibilidades físicas y cambia el rumbo de un encuentro en caída libre.

Por descontado queda que la mejor versión de Xavi y un mejor trabajo de los dos atacantes que le acompañan lo hacen más peligroso. Pero Messi es ya algo más que el mejor jugador del mundo. Ya no tiene 20 años como cuando disputó la primera semifinal de esta serie de seis. Ahora es el jugador dominante en Europa, el que todos temen. El Messi Campeador corre menos metros pero golea como nunca, participa en la elaboración, lee mejor los partidos, contagia a compañeros, libera espacios, arrastra a rivales y decide eliminatorias. Tiene el compromiso y el liderazgo que le convierten en el jugador total.

Pueden ser factores insuficientes para ganar una eliminatoria que se presume durísima. Se necesitará una solidez defensiva inédita en los últimos meses, unos delanteros relevantes, velocidad en la posesión y, sobre todo, un mejor Xavi Hernández. Se requerirá una actuación más cercana a ese Barça detallista de Pep. Pero tiene dos argumentos que impiden apartar al este equipo de la condición de favorito para reinar en Europa en 2013. Si es verdad que el Real Madrid parece haberle tomado la medida en los últimos partidos, ni Borussia Dortmund ni Bayern München quieren viajar a Barcelona a finales de este mes para jugarse el sueño europeo contra un equipo que no pasa por el mejor momento, pero que es el más experimentado y competitivo de todos los que quedan. Y que, por si fuera poco, tiene a Leo.

* David González.


– Fotos: Joseo Lago (AFP)




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