"Volved a emprender veinte veces vuestra obra, pulidla sin cesar y volvedla a pulir". Nicolás Boileau
La Ryder Cup es un torneo de golf de carácter bienal que enfrenta a los equipos de Europa y Estados Unidos. Celebrado desde 1927, otorga la posibilidad de ver a un selecto grupo de los mejores jugadores del mundo en un formato de competición totalmente distinto al que están habituados. En un deporte de índole claramente individual: ambos combinados se dividen por parejas durante los dos primeros días del evento para enfrentarse en formato match play (juego por hoyos), de tal modo que las cualidades que normalmente distinguen a los vencedores cambian radicalmente y hacen que este evento deportivo sea uno de los que mayor seguimiento mediático generen en todo el mundo; solo superado por los Juegos Olímpicos y el Mundial de Fútbol.
A lo largo de la historia los equipos europeos han sido inferiores en una comparación jugador por jugador. Los americanos acostumbraban a ganar los majors (que al igual que en tenis conforman el Grand Slam), la mayoría de torneos regulares y copaban las primeras posiciones del ranking mundial. Sin embargo, un grupo de jugadores encabezado por Severiano Ballesteros demostró en la década de los 80 que, en esta competición por equipos, pocas cosas importaban más que la fe en la victoria, y otorgaron al torneo una competitividad de la que carecía hasta entonces. En el golf, al igual que en otras disciplinas deportivas, la convicción es el factor más determinante en el resultado final. En la Ryder Cup, esta máxima adquiere una dimensión aún más elevada, dado que el trabajo de todo el equipo recae en determinados momentos en un solo hombre.
Los doce representantes de cada combinado se ponen a las órdenes de un capitán, que normalmente se trata de un jugador veterano con experiencia previa en el evento. En la edición que se está disputando esta semana en el Medinah Country Club (Chicago, Illinois), este papel ha recaído en el estadounidense Davis Love III y el español José María Olazábal. Ambos conformaron sus equipos durante los dos últimos años y llegan a la gran cita con dinámicas muy distintas: Europa ha ganado seis de las últimas ocho Ryder Cup, mientras que Estados Unidos busca redimirse con el apoyo de su público.
Durante las dos primeras jornadas, disputadas por parejas, se practican dos formatos de juego. Por la mañana se disputan foursomes (golpes alternos) y por la tarde four-ball (se selecciona el mejor resultado de la pareja), de tal modo que el dúo que menos golpes realice gana el hoyo. Europa acostumbra a rendir mejor en ambos formatos, sobre todo en foursomes, obligando a Estados Unidos a remontar en los enfrentamientos individuales del domingo para proclamarse campeón. No ha sido así durante esta primera jornada de viernes, en la que el equipo de Davis Love III se ha mostrado claramente superior, imponiéndose por un resultado global de 5 a 3.
Rory McIlroy y Graeme McDowell ganan 1 arriba a Jim Furyk y Brandt Snedeker
José María Olazábal eligió a su mejor pareja para abrir la competición. El objetivo a perseguir era evidente: marcar una tendencia positiva que animara a sus compañeros a seguir la estela. Mientras que McIlroy es el mayor talento que ha visto el mundo del golf desde la aparición de Tiger Woods, McDowell es un competidor nato, el hombre que surge cuando las condiciones de juego se endurecen o la presión hace dudar al más fuerte. El guión decía que estos dos norirlandeses se compenetrarían a la perfección y así lo hicieron durante gran parte de su vuelta. En el hoyo 11 se habían colocado tres arriba de Furyk y Snedeker, debutante en la Ryder Cup.
La capacidad de respuesta de los estadounidenses era limitada porque cuando Rory comienza a encadenar un gran golpe tras otro y G-Mac le secunda con su decisión habitual, los rivales pasan a ser meros espectadores. Furyk y Snedeker comenzaron confiados su vuelta y terminaron contemplando impotentes cómo cinco birdies en ocho hoyos (del 4 al 11) les relegaban a un papel secundario o a una reacción brillante. Sin embargo, el golf es un deporte de pequeñas dinámicas, en las que un solo buen impacto puede generar una espiral continua de aciertos. A pesar de ir por detrás en el marcador, los estadounidenses esperaron su momento, que llegó en el hoyo 13 con un birdie. Habían aguantado firmes bajo la tormenta y ahora el panorama resultaba más esperanzador: cinco hoyos por delante y solo dos por detrás. La tendencia y la iniciativa cambiaban de bando, y el despliegue europeo quedaba sumido en el olvido. Rory y G-Mac comenzaban a fallar y cedieron su ventaja hasta llegar al hoyo 18 empatados.
Fue entonces cuando se hizo patente la presión a la que está sometido un debutante en la Ryder Cup. Snedeker tenía la responsabilidad de pegar el drive de salida en el último hoyo y ejecutó, probablemente, su impacto más pobre en los últimos meses. Con Furyk relegado a volver a poner la bola en juego, los europeos no desaprovecharon la ventaja. Un par le otorgó a su equipo el primer punto del día.
Phil Mickelson y Keegan Bradley ganan 4&3 a Luke Donald y Sergio García
El binomio Donald-García estaba imbatido en la Ryder Cup y partía como claro favorito frente a la dupla americana. Mickelson nunca había rendido bien por parejas y Bradley era solo un debutante que, al igual que Snedeker, estaba más cerca de aportar destellos de su calidad que a tomar los mandos de la nave. Sin embargo, todas estas presunciones se diluyeron cuando el joven de 26 años pegó su primer drive en el hoyo 1. Bradley partió la calle en dos y comenzó a desplegar un repertorio de golpes dignos del jugador más experimentado de su equipo. Sucede en raras ocasiones, pero cada cierto tiempo surge alguien capaz de sacar lo mejor de sí mismo cuando tiene a un rival directo al que enfrentarse.
No solo llevó el peso del partido, sino que el debutante ensombreció por completo las cualidades de García y Donald, dos jugadores que se compenetran a la perfección y que se vieron forzados constantemente a igualar golpes cercanos a bandera. Su dupla con Mickelson ha resultado demoledora porque, además, suple la gran carencia del jugador zurdo en este tipo de enfrentamientos. Phil es capaz de ejecutar golpes inalcanzables para el resto pero en momentos determinados de su vuelta falla, y deja en serios compromisos a sus compañeros. Keegan consiguió en esta primera jornada que nadie se percatara de ello y ambos consiguieron imponerse en cuatro hoyos consecutivos (del 12 al 15) para ganar por 4 y 3 por jugar.
Jason Dufner y Zach Johnson ganan 3&2 a Lee Westwood y Francesco Molinari
Estos cuatro hombres se encuentran entre los mejores del mundo de tee a green. Su regularidad en el juego largo les hace parecer en ocasiones autómatas, que hacen fácil la complicada tarea de repetir el mismo vuelo de bola una y otra vez. Su duelo parecía destinado a resolverse en los greenes, donde los estadounidenses se mostraron claramente superiores.
La frustración europea llegó hasta el punto de que Westwood y Molinari solo consiguieron dos birdies en los dieciséis hoyos que disputaron, con lo que Johnson y Dufner no se vieron obligados a arriesgar en ningún momento. Contemporizaron el partido hasta que terminó inclinándose a su favor en el hoyo 16, tras firmar cinco birdies.
Ian Poulter y Justin Rose ganan 2&1 a Steve Stricker y Tiger Woods
Desde hace un tiempo podemos comprobar que cuando Tiger Woods tiene un mal día, lo tiene hasta las últimas consecuencias. El jugador que se supone líder del equipo americano comenzó su andadura en esta Ryder Cup de la peor forma posible, pasando verdaderos problemas para controlar sus golpes largos y fallando claras oportunidades de birdie. Poco podía hacer Steve Stricker, a sus 45 años, en esta situación, más allá de intentar crear una nueva ocasión para que Tiger resurgiera.
Ante tal avalancha de errores, la pareja inglesa se distanció rápidamente en el marcador hasta ponerse 3 arriba en el hoyo 14. Hubo momentos en los que Woods hizo tímidos amagos de iniciar un ataque pero Ian Poulter, experto jugador match play, se encargó de neutralizarlos a base de contundencia. Si Rose fallaba un golpe y los estadounidenses tenían oportunidad de llevarse el hoyo, Poulter apagaba el fuego rápidamente. Cuatro birdies en 17 hoyos fueron suficientes para batirles.
Bubba Watson y Webb Simpson ganan 5&4 a Paul Lawrie y Peter Hanson
Watson y Simpson debutaron como pareja en la Ryder Cup con seis birdies en sus primeros ocho hoyos. La superioridad fue tan clara sobre los europeos que en ocasiones parecían estar compitiendo entre sí mismos, practicando un deporte distinto regido por leyes físicas independientes. Ninguna otra pareja les hubiera podido plantar cara ante un comienzo tan demoledor, pero Hanson y Lawrie se mostraron tímidos hasta el punto de realizar su primer birdie en el hoyo 11, cuando la contienda estaba ya decidida. Su derrota llegó en el 14, pero este partido lo perdieron por intimidación en tan solo cuatro hoyos, sin capacidad de respuesta.
Phil Mickelson y Keegan Bradley ganan 2&1 a Rory McIlroy y Graeme McDowell
Si el rendimiento de Bradley durante la mañana se podía atribuir a la casualidad, el joven debutante se cercioró de despejar todas las dudas. Volvió a tener el protagonismo del partido y arrancó su vuelta con el mismo ímpetu con el que finalizó la anterior, consiguiendo ganar junto a Mickelson los tres primeros hoyos del recorrido. Cuando McDowell y McIlroy quisieron reaccionar, se encontraron con un partido muy cuesta arriba en el que debían arriesgar en cada golpe para compensar la temprana desventaja. Ninguno de los dos rindió a su mejor nivel y en ningún momento consiguieron acercarse a más de dos hoyos de los estadounidenses, que no decidieron dormir el partido en los últimos hoyos sin arriesgar más de lo necesario. Dos birdies más en los segundos nueve hoyos fueron suficientes para sumar un punto más para su equipo, que se comenzaba a distanciar del europeo.
Dustin Johnson y Matt Kuchar ganan 3&2 a Martin Kaymer y Justin Rose
El pobre nivel de juego mostrado por los europeos en estos four-ball se vio perfectamente definido en este enfrentamiento. Un Martin Kaymer completamente desaparecido se unió a la falta de acierto de Rose en los greenes, con lo que entre ambos solo consiguieron tres birdies en los dieciséis hoyos que disputaron. Poco trabajo le dejaron a Kuchar y Johnson, que se estrenaron en esta edición en un partido muy cómodo. Tres birdies en cuatro hoyos (del 4 al 7) les bastaron para crear una ventaja que mantuvieron hasta el final.
Nicolas Colsaerts y Lee Westwood ganan 1 arriba a Tiger Woods y Steve Stricker
Si la total ausencia de Kaymer puede ser motivo de preocupación para el equipo de Olazábal, no lo es menos la de Westwood, que delegó toda la responsabilidad de su partido en el único debutante del viejo continente. Tuvo suerte, porque Nicolas Colsaerts se estrenó en la Ryder Cup firmando ocho birdies y un eagle en dieciocho hoyos y consiguiendo, él solo, batir los mejores resultados combinados de Woods y Stricker. Fue el único jugador europeo que rindió a un gran nivel durante estos four-ball y demostró que el match play es un formato al que se adapta a la perfección, conteniendo los ataques de Tiger en los últimos hoyos del recorrido. El belga salvó una tarde aciaga para su equipo y se erige, junto a Keegan Bradley, como el jugador a tener más en cuenta durante la segunda jornada, en la que Europa partirá con dos puntos de desventaja.
* Enrique Soto. En Twiterr: @esoto Escribe en www.cronicagolf.com
– Fotos: Charlie Riedel & Chris Carlson (AP)
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