Juventus y Real Madrid se enfrentarán en semifinales de Champions League, luego de varios años sin verse las caras en una instancia tan decisiva. En la retina, todos los futboleros tenemos aquella final en Ámsterdam con gol partita de Mijatovic. Pero el fútbol ha ido cambiando y tanto españoles como italianos pasaron por diversos momentos (la Juventus descendió y el Real Madrid estuvo seis ediciones cayendo en octavos de final) hasta encontrarse esta temporada en un doble partido que decidirá uno de los finalistas que estará presente en Berlín.
La actualidad de ambos equipos es diferente. Los de Turín ya tienen asegurado el campeonato doméstico por cuarta vez consecutiva y el billete para la final de Coppa (7 de junio ante la Lazio). Tras la marcha de Conte y la llegada de Allegri, todo parecía derrumbarse, pero el nuevo entrenador mantuvo el dominio doméstico y consiguió, junto a sus jugadores, volver a la élite de Europa tras muchos años de ausencia.
Hasta aquí la temporada de los bianconeri se puede catalogar de notable, aunque no se consume el éxito de ser finalista, ya que parte como menos favorito que su rival (lo dan como el que menos opciones tiene entre los cuatro semifinalistas de disputar la final). Con el cartel de víctima por delante y con la máxima presión para su contrincante, bajo el humilde punto de vista del que escribe, la eliminatoria está menos sentenciada de lo que muchos creen.
Los de la capital de España ya no podrán revalidar el título de campeón de Copa del Rey y la liga puede depender de un favor del eterno y vecino rival. El Atlético de Madrid puede ser el juez del campeonato cuando reciba en la penúltima jornada al líder, el F. C. Barcelona (dos puntos por encima). Los de Ancelotti pueden coronar la campaña con un sobresaliente con Champions y liga, notable con la Undécima, buena con la liga o un suspenso si acaba con las manos vacías pese a luchar hasta el final por las dos competiciones más importantes.
Con la obsesión ya enterrada por la famosa Décima, los de Chamartín se han quitado un gran peso de encima, pero la sed de victoria y títulos se renueva año tras año, casi olvidando lo conseguido. Exigencia pura y dura. Ancelotti lo sabe y entiende que no se pueden cometer errores, ya que todo lo que no sea campeonar resta varias opciones de acertar letras para formar la palabra éxito en el juego del ahorcado con origen en la avenida Concha Espina.
Si nos adentramos en el análisis, cabe destacar un aspecto importante: las lesiones de Paul Pogba y Luka Modric. Ambas bajas han modificado los planes de los técnicos, que han tenido que mover piezas para mejorar, o mejor dicho, emparejar el nivel demostrado anteriormente con estas dos figuras en el terreno de juego.
Allegri ha utilizado en contadas ocasiones la herencia del 5-3-2 de Conte. De más a menos durante la temporada, al principio su idea fue mantener el sistema e ir, de forma gradual, adaptando al equipo a la línea de cuatro defensores. El entrenador no quiso revolucionar el equipo con sus ideas, con el peligro que ello conlleva, sino que a largo plazo fue insertando pequeños automatismos que los jugadores fueron adquiriendo de a poco. Muestra de ello fue la doble contienda ante el Mónaco, donde la Juve utilizó ambos esquemas. Sin Pogba en el interior izquierdo, su posición fue otorgada al chileno Vidal (en algunos segmentos de partido, a Marchisio). De esta forma, con el 4-4-2 formarían con Buffon en el arco, Lichtsteiner y Evra de laterales; Bonucci y Chiellini de centrales; Pirlo como mediocentro posicional y elemento principal para engendrar la salida del balón, Vidal a su izquierda, Marchisio a su derecha y un Pereyra de temporada más que aceptable (citado por el Tata Martino para la selección argentina) como mediapunta; arriba, Morata como delantero centro y Tévez con total libertad para moverse por todo el frente de ataque con la calidad y agresividad que le caracterizan.
En caso de utilizar el bloque de cinco defensores, ingresaría Barzagli en sustitución de Pereyra. Bonucci sería el tercer central con Chiellini a su izquierda y Barzagli a la derecha. Los laterales pasarían a ser carrileros y Tévez retrocedería metros para entrar en contacto con el balón para trasladar hacia Morata y con la ayuda de los llegadores Vidal y Marchisio generar ocasiones de gol. Podemos visualizar un conjunto que puede salir a presionar desde el inicio con la ayuda de un estadio que ejerce de jugador número doce, o también un repliegue total fuera de casa en campo propio apoyándose en los tres centrales y en el sacrificio sempiterno de los interiores en el ida y vuelta.
Sin Pogba, los italianos pierden físico, calidad, potencia y elaboración, pero en un posible planteamiento conservador el Real Madrid puede tener problemas debido a la ausencia de un Modric que es clave en la generación de juego. Nadie rompe líneas ni genera o crea espacios como el croata .y los blancos pueden llegar a atascarse una y otra vez con el balón, como quedó demostrado tras la primera lesión de Modric.
Ancelotti parece haber dado con la tecla (una vez más) tras sufrir una nueva lesión en el medio del campo. La colocación de Sergio Ramos como ayudante de Kroos da un equilibrio muy marcado, como se pudo comprobar ante el Atlético de Madrid en el partido de vuelta. La otra cara de esta opción es la ya mencionada en el párrafo anterior: el andaluz aporta en labores defensivas y en balones aéreos (mayormente en área rival), pero su contribución en un ataque organizado es prácticamente nula. De todos modos, a priori se descartan las alternativas de un Illarramendi aún con falta de confianza y constantes fallos en la toma de decisiones y de un Lucas Silva que aún no ha podido demostrar nada debido a su llegada con la temporada ya por el ecuador. Tampoco la opción de Isco convence: ha jugado al lado de Kroos, pero no parece una opción fiable para auxiliar al alemán en tareas de recuperación en las grandes noches. Por último está Sami Khedira, que parece tener hace tiempo pie y medio fuera del club, o eso es lo que se puede vislumbrar desde la distancia debido a su escasez de minutos disputados.
Si tenemos en cuenta los últimos encuentros, una posible alineación tendría a Casillas en portería, Carvajal y Marcelo de laterales; Pepe y Varane de centrales; Kroos y Ramos en la medular, con Isco por la izquierda y James por la derecha (formando el ya conocido 4-4-2 sin balón); y en ataque, Ronaldo junto a Chicharito Hernández. De esta formación cabe distinguir el gran momento del delantero mexicano y las posible suplencia de Gareth Bale, del que sólo el cuerpo técnico conoce a fondo su estado para una posible titularidad (ya disputó 24 minutos en el Sánchez Pizjuán), y Karim Benzema.
La titularidad por Chicharito es una apuesta al gran trabajo realizado y a una dinámica competitiva positiva. Un ‘9’ en constante movimiento que se genera espacios para uso propio y también para el aprovechamiento colectivo, como por ejemplo los momentos en los que Ronaldo ocupa el área. Es un rematador y un delantero centro para fijar a los defensas rivales y para desatascar el juego con un balón directo hacia él, ya sea para aguantar y pivotar o para finalizar la jugada.
La opción de Benzema es la de un ’10’ que juega de ‘9’. El Madrid pierde remate, pero gana en combinaciones en los metros finales. Se han podido ver maravillas con Isco y Marcelo (inmejorable en ataque con su típico desborde hacia adentro, pero con lagunas en defensa) desde la izquierda, Benzema como apoyo cayendo a ese flanco y Cristiano de delantero centro. El otro plan, con la entrada de Bale (que traería consigo la suplencia de Chicharito), formaría una pareja letal para las transiciones ofensivas a espaldas de Pirlo, con Ronaldo. Isco puede ser el otro sacrificado, ocupando James su posición y Bale auxiliando la medular desde la derecha. Se pierde control y horizontalidad, mutando a un conjunto mucho más vertical y vertiginoso. Una proposición para un posible intercambio de golpes con el enemigo.
Podríamos observar algunas decisiones en los banquillos como la de Vidal jugando por la derecha debido al caudal de fútbol del Madrid por ese flanco con Marcelo-Isco. El chileno con su trabajo le echaría una mano muy importante a Pirlo y a Lichtsteiner. Del lado madridista, una posible presión del delantero que actúe como titular encima de Pirlo o sobre el que peor domina el juego con los pies en la salida desde la defensa; hablamos de Chiellini. Un central muy competitivo pero con carencias muy visibles. Una de ellas la mencionada anteriomente o las desconexiones que sufre durante momentos del partido como se pudo observar en Mónaco, recibiendo una amarilla cuando sólo se había jugada un minuto de aquella contienda.
La Juve llega con la moral por las nubes tras proclamarse campeón el fin de semana en el Luigi Ferraris, feudo de la Sampdoria. Por el otro bando, la confianza es elevada debido al triunfo con eliminación incluida sobre el Atlético, un derbi que finalizaba en empate o con triunfo de los de Simeone una y otra vez (incluido un 4-0) en los últimos tiempos. A este importante triunfo hay que sumarle la última victoria en el casi inexpugnable campo del Sevilla y bajo presión, ya que el Barcelona había goleado horas antes. Ocho triunfos y un empate (ida de cuartos de final ante el Atlético) en los últimos nueve cotejos tras la derrota ante Barcelona en el Camp Nou.
Promete el duelo intenso y apasionado entre Pepe y Tévez y el posible aprovechamiento del Apache (el más destacado de los bianconeri) ante las proyecciones de Marcelo, a las cuales tendrán que estar atento Kroos e Isco para cubrir dicho espacio. La Juventus tendrá que trabajar las jugadas a balón parado en defensa, ya que el Madrid tiene en sus filas a grandes rematadores por alto como Pepe, Varane, Ramos, Ronaldo o Chicharito. Otra clave estará en la portería, donde se encuentran dos arqueros ya veteranos. Uuno es criticado con asiduidad y el otro está ante, quizás, la última chance de levantar la orejona. Será significativo el que esté más acertado y denote más seguridad. Buffon llegar mejor que Casillas. Ya no son los dos mejores porteros del mundo (Neuer, Courtois o De Gea están por delante), pero su grandeza y su experiencia es indiscutible en estos escenarios.
El camino a estas semifinales ha sido antagónico en cuanto a dificultad, sobre todo en la fase de grupos. Los españoles superaron con facilidad y puntaje ideal ante Liverpool, Basilea y Ludogorets. Juventus finalizó segunda de grupo con 10 puntos, detrás del Atlético de Madrid y un punto por encima del competitivo Olympiacos de Míchel.
En octavos de final, la Juventus apeó de forma contundente (5-1 en el global) al Borussia Dortmund, que pese a su floja campaña es un equipo plagado de jugadores con desequilibrio e individualidades de élite. El equipo más laureado de Europa obtuvo un 0-2 tranquilizador ante el Schalke 04 en Gelsenkirchen, pero la dinámica negativa de resultados sumada a la confianza producida por el resultado de la ida generó una hecatombe y los alemanes se impusieron 3-4 poniendo patas arriba un Santiago Bernabéu que sufrió hasta el último segundo.
Ya en la ronda de los ocho mejores, la Vecchia Signora y los vikingos adquirieron el billete a semifinales con un mismo guarismo (1-0). Ambos cosecharon un empate sin goles como visitante y vencieron por la mínima como locales ante Mónaco y Atlético de Madrid.
Se han enfrentado en 16 ocasiones, con saldo positivo para el Real Madrid (8 victorias, un empate y 7 derrotas). Destacan la final de 1998, en la que Mijatovic le dio el título a los blancos, y las semifinales en 2003, donde los italianos se vengaron tras remontar un 2-1 (Ronaldo, Trezeguet, Roberto Carlos) en la ida con un 3-1 (Trezeguet, Del Piero, Nedved, Zidane) en Delle Alpi. Aquella noche Buffon le atajó un penalti a Figo. La final de Old Trafford fue italiana y se la llevó el Milán por penales.
En 2005 se impusieron los juventinos tras perder 1-0 (Helguera) en el Santiago Bernabéu. Doblegaron a su rival con un 2-0 (Trezeguet, Zalayeta) en la prórroga de los octavos de final de aquella edición. La Juventus ganó ambos partidos en 2008 (2-1 y 0-2) cuando compartieron el grupo H junto a Zenit y Bate Borisov. El enfrentamiento más contemporáneo se dio la temporada pasada en la fase de grupos, y esa vez los españoles se impusieron 2-1 en casa e igualaron 2-2 en el Juventus Stadium.
La mesa está servida y estos dos colosos se preparan para lo que puede ser un envite espectacular. Del otro lado esperan Bayern Múnich o Barcelona, nada más y nada menos. El objetivo es llegar a Berlín. La Juve quiere levantar su tercer Copa de Europa (1985 y 1996). El Real Madrid quiere ser el primero en revalidar el título desde que el formato de la copa fue bautizado como Champions League en la temporada 1992/93.
* Nicolás Quiroga.
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