"La clave del éxito no es jugar como un gran equipo, sino jugar como si el equipo fuera una familia". Stephen Curry
Fútbol / Crónicas 2014-2015 / Inglaterra
1. La temporada se encuentra ya a punto de atravesar su ecuador y, en la Premier League, quien más quien menos ha definido ya sus objetivos. Liverpool y Arsenal son dos de los pocos equipos que quedan en Europa sumidos en la más absoluta indefinición. Sin saber si van o vienen, reds y gunners ofrecieron en Anfield Road un catálogo bastante concreto de sus fortalezas y debilidades, siendo estas últimas más llamativas y, por lo tanto, más decisivas, lo que se ha traducido en un derrame de puntos persistente desde que comenzó la competición en el mes de agosto.
2. Con Balotelli en la grada, sancionado por la federación, Brendan Rodgers prescindió de toda referencia ofensiva clara y apostó por la acumulación de todos los jugadores con mayor despliegue técnico. La pléyade de artistas aparecía coronada en el frente de ataque por Coutinho, Lallana y Sterling, con Henderson, Gerrard y Markovic en la segunda línea y Lucas Leiva como pivote de contención. La primera consecuencia de esta alineación fue un dominio de la posesión casi total en los primeros minutos, dejando al Arsenal totalmente seco en la creación, perdidos Oxlade-Chamberlain y Cazorla y aislados los tres atacantes: Alexis, Giroud y Welbeck.
3. Aunque la posesión no se tradujera en ocasiones claras de gol, la intensa actividad del Liverpool hizo que Anfield conectara con su equipo, especialmente con aquellos que más lo intentaban. Markovic, uno de los fichajes más señalados por su escaso rendimiento en la primera parte de la temporada, se animaba a buscar debilidades en el flanco de Chambers y Debuchy, y solo con su predisposición se ganó el aplauso. Hasta tal punto llegó a desdibujar el Liverpool a su rival que en los primeros 45 minutos lo mejor del Arsenal fueron los despejes de Mertesacker y las continuas ayudas defensivas de Debuchy a todo aquel que lo necesitara. Fueron minutos de felicidad y tranquilidad para Brad Jones en la portería red.
4. La apertura del marcador no llegó hasta el borde del descanso, cuando Coutinho necesitó nada más que un quiebro de cintura para dejar anclados a los centrales y disparar cruzado, lejos del alcance de Szczesny. El tanto del brasileño estaba llamado a ser psicológico, pero en los dos minutos de descuento Debuchy reclamó el protagonismo llevando el empate al marcador y descubriendo las vergüenzas defensivas del Liverpool, la gran cruz de Brendan Rodgers. Dos jugadores como Flamini y Debuchy, lejos de la figura de especialistas en el juego aéreo que enarbolan Giroud, Mertesacker o Chambers, fueron los que fraguaron el empate, con la colaboración del pobre marcaje de Skrtel.
5. El escenario, tras una primera mitad vibrante y escasa de virtuosismo, reflejaba una injusta igualdad, toda vez que el Arsenal tan solo había disparado una vez entre los tres palos. Jones tampoco ayuda a dotar de seguridad a la defensa del Liverpool, algo que se recriminaba con dureza a Mignolet hasta que perdió la titularidad. Los reds se enfriaron por completo tras un pisotón involuntario de Giroud a Skrtel que dejó una profunda brecha en la cabeza del eslovaco. A los pocos minutos, la herida se trasladó del cuerpo del central al marcador, cuando Cazorla asistió a Giroud. Skrtel nuevamente quedó retratado en el marcaje al francés. Tras solo dos acercamientos, el Arsenal le había dado la vuelta a un partido que el Liverpool había reclamado suyo por completo desde el principio, lo que supuso un daño anímico visible; no solo a los jugadores, también a una afición que bajó el nivel de los decibelios. En Anfield resonaban esta vez los nombres de Giroud y Cazorla, en lugar de los de los ídolos locales.
6. Al Arsenal, la situación le era más que propicia, por lo que tampoco pisó más el acelerador en busca de una sentencia. Alexis estuvo mucho más inadvertido que de costumbre, lejos de sus picos de inspiración, y Cazorla se desfondó intentando dotar de sentido sin éxito un centro del campo en el que el actual Flamini no resiste comparación alguna con el ausente Arteta. Brendan Rodgers tardó en reaccionar desde el banquillo, y cuando lo hizo optó por meter arietes puros –Borini y Lambert–, apostando nuevamente por la acumulación de hombres. Resultaba difícil no ver cierto grado de improvisación en el aumento de efectivos en el área del Arsenal, más aún teniendo en cuenta que entraron a falta de un cuarto de hora para el final.
7. Wenger también contribuyó a que la recta final fuese de una única dirección, reforzando los diques de contención con Coquelin y Monreal. Joel Campbell también entró para aprovechar un supuesto contragolpe para poner el 1-3, pero el mensaje estaba claro: el partido moriría en el área de Szczesny. El polaco no dio abasto para detener los disparos que llegaban desde cualquier distancia y con todo tipo de firmas, siendo la principal esperanza para una victoria gunner que mantuviera al Arsenal con los puestos Champions a tiro, pero el descuento de 9 minutos terminó siendo demasiado largo para conseguir semejante fin.
8. En una sucesión de saques de esquina, la cabeza vendada de Skrtel apareció para redimirse de sus pecados anteriores y salvar un poco la cara y la imagen del Liverpool, que festejó el empate más por su carácter agónico que por la utilidad práctica que tiene en cuanto a la clasificación. Con un jugador más –Borini acumuló dos amarillas en apenas un cuarto de hora–, el Arsenal intentó volver a despertar, pero nunca había estado realmente en el partido como para considerar que la última parada de Jones a disparo de Cazorla fue un castigo inmerecido.
y 9. Comienza el rally navideño de partidos en Inglaterra y lo hace con Liverpool y Arsenal completamente a la deriva. Wenger aseguró que en estas fechas su equipo no debía perder más puntos por el mal registro que acumulaba, y en su primera prueba se dejó dos más. Y la defensa red arroja demasiadas dudas como para contemplar un regreso a puestos europeos del Liverpool a medio plazo. Chelsea y Manchester City se han posicionado como aspirantes al título y el United ha vuelto a mostrar brotes verdes, pero los dos oponentes en Anfield Road siguen dejando claro que, cuatro meses después de empezar a rodar el balón, aún no tienen ideas claras ni rumbo fijo.
* Agustín Galán es periodista.
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