"Hay que recordar que quienes escriben para los imbéciles siempre tienen un numeroso público de lectores". Arthur Schopenhauer
Que Dante Panzeri me disculpe por apropiarme de su titular definitivo. Que no le llamen suerte cuando quieren decir acierto. En tanto que deporte, el fútbol está sujeto a la debilidad humana: el error inesperado, la superación agónica, la dinámica de lo impensado. El Barça cae eliminado ante el Chelsea y se buscan mil razones, algunas totalmente basadas en la realidad, otras enarboladas desde las viejas cuentas pendientes del forofismo. En los próximos días intentaremos desgranar algunas de las causas que han llevado a este Barça histórico a estrellarse tres veces contra los muros (dos azules, uno blanco) en una semana. Anotemos hoy, simplemente, algunos aspectos relevantes.
El desacierto en los remates del Barça es irrebatible. Unido al acierto espléndido de un Petr Cech que, tras varias temporadas en tono menor, ha rendido al nivel de mejor guardameta mundial que poseía hace un lustro. Pero el desacierto rematador ha alcanzado cotas sorprendentes en un equipo que ha batido esta temporada su récord goleador y se había mostrado terriblemente eficaz en numerosas ocasiones. Los datos de la eliminatoria son elocuentes:
BARÇA
CHELSEA
Incluso más relevante que lo cuantitativo es lo cualitativo. Una parte considerable de los remates barcelonistas fueron ocasiones claras de gol (Alexis, Cesc, Messi, Cuenca…), bien salvadas por Cech o las piernas de sus defensas, bien malogradas por el disparo final del atacante blaugrana. La ineficacia contrasta con el ratio del Chelsea, que consiguió 3 goles en cuatro remates sumados a lo largo de 180 minutos.
La caída ante Real Madrid y Chelsea desata las pasiones y el pronóstico del fin de una época recorre tertulias y papeles. Pero es interesante comprobar qué ocurrió en 2009, primer año de la era Guardiola, período en el que se consiguieron seis títulos. Como todo período anterior, la memoria contribuye a engrandecer el mito. Aquel Barça que disponía de un killer de área como Samuel Eto’o, figura que ahora tanto se reclama, se enfrentó también en semifinales europeas al mismo Chelsea de Cech, Terry, Lampard y Drogba. ¿Qué producción de juego obtuvo? ¿Qué volumen de ocasiones alcanzó? Los datos son estos:
BARÇA
CHELSEA
Si comparamos, vemos que la producción inglesa fue muy parecida a la reciente. Un disparo más a portería y otro más fuera en 180 minutos. Prácticamente, calcado. ¿Y el Barça? Disparó fuera dos docenas de veces, como ha hecho en esta ocasión, y siete veces a portería, un 35% menos que ahora. La diferencia se concreta en el partido de Stamford Bridge: aquel 6 de mayo de 2009, el Barça solo disparó una vez contra Cech, la del gol de Iniesta. Hace una semana, por el contrario, lo hizo 6 veces. Entonces sirvió un remate para llegar a la final; ahora no han bastado media docena.
¿Fin de ciclo con estos datos? ¿Menor producción de ocasiones con estas cifras? Mayor ineficacia sin duda, pero volumen de juego mucho mayor.
En los malos días se pide un Plan B para un equipo que, voluntariamente, solo quiere tener Plan A porque es el que le ha llevado hasta aquí después de 13 peldaños exitosos. Dicho Plan B es, en realidad, Ibrahimovic. Un delantero capaz de comportarse como Mario Gómez al mismo tiempo que como Iniesta. Por alto o por bajo. Disparando desde fuera, combinando desde dentro o creándose una jugada por su cuenta y riesgo. Ese fue un fichaje acertado y coherente del Barça que malogró el propio Ibra al no querer aceptar las reglas del juego: existe un ecosistema creado para que Messi sea el centro del universo blaugrana.
¿Es repetible la operación Ibra con alguien que acepte las condiciones? Posiblemente. La otra alternativa que siempre surge es la del nuevo Larsson. Un desastacador. Seguro que la planificación del club para la próxima temporada ya ha contemplado semejantes opciones.
El Pep Team obligó a Eto’o a defender como lateral izquierdo. Más tarde, exigió de Rooney idéntico sacrificio. Y por fin ha permitido que Drogba luzca también como lateral, por cierto prodigioso y exuberante. Estas tres realidades deberían ser un buen elogio para el Barça y su modelo de juego, ahora vituperado por dos derrotas.
Los estilos de juego no conllevan ninguna superioridad moral y ni siquiera, pienso, estética pues ahí interviene el gusto de cada cual. Es indiscutible que el modelo del Barça posee una irrevocable vocación ofensiva, lo que a su vez empuja a la mayoría de los oponentes a situaciones defensivas. Que un equipo como el Chelsea deba protegerse con una primera línea de 6 defensas es la comprobación irrefutable de lo anterior, pero también genera dos interrogantes:
– ¿Defendió bien el Chelsea si concedió semejante número de ocasiones de gol?
– ¿Cuáles serán las variantes que deberá crear Guardiola para derribar semejantes defensas cuando las protagoniza un equipo puntero?
Con el de ayer, Xavi, Messi y Mascherano cumplieron su partido oficial número 55 de la temporada. No sería demoledor si no hubiese otros 200 anteriores disputados con la misma exigencia competitiva. Lesiones y heridos al margen, lo que pesan no son las piernas, sino la mente. Así es siempre en el deporte de alta competición, por más que el bufandismo se acabe centrando en la preparación física como excusa única ante la ausencia de argumentos.
Juanma Lillo lo definió como fatiga cognitiva para incomprensión de muchos. Y así es. Es la mente la que se agota y embota, la que conduce al desacierto, bien por ansiedad, bien por repetición.
Basta revisar aquel Chelsea-Barça de 2009 para comprobar la brutal evolución vivida por Messi y todo su equipo hasta el actual ecosistema. Sí, es un equipo que decidió -a partir de su entrenador- enfocar el juego en beneficio del argentino. Jugar para Xavi para que éste hiciera jugar a Messi. Una montaña de ventajas y, como toda opción, también con servidumbres. No hay que confundir esta decisión estratégica (coronada con unos resultados que demuestran su bondad) con la dependencia del gol que padece el equipo respecto de su astro. La dependencia es con el gol; el ecosistema es otra cosa.
¿Está en cuestión dicho ecosistema? En mi opinión, no rotundo. Al contrario: este equipo apenas está en su fase adolescente mientras se ha iniciado ya un largo proceso que llevará, hacia 2014, al relevo de Xavi, el primer motor. El modelo seguirá contrayendo servidumbres e hipotecas, generando dificultades nuevas que deberán resolverse y rebanando aspectos colaterales de juego posicional, pero encontrará también nuevas respuestas y variantes sin cambiar la esencia: Messi en el centro de las asociaciones.
En el entorno del Barça hay muchas cuentas pendientes. En la afición, muy pocas. Es un cambio significativo.
– Fotos: Miguel Ruiz (FC Barcelona) – Chelsea CF
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