La pretemporada de los Sixers, los últimos movimientos de los Suns y la cercanía de un draft tan apetitoso como el que tendrá lugar en 2014, con Andrew Wiggins como gran reclamo, hicieron a muchos pensar que el tanking sería teledirigido desde los despachos desde el minuto uno. La realidad es que la voluntad de los jóvenes jugadores de la NBA (el mejor ejemplo, Michael Carter-Williams) y de los hombres que tienen que revalorizarse en vistas del mercado de agencia libre (Eric Bledsoe) han hecho que tanto Sixers como Suns hayan empezado fuerte. Superarán las diez victorias.
Una pretemporada excelsa (21,7 puntos, 3 rebotes y 4,5 asistencias con más del 50 % en tiros de campo), las declaraciones grandilocuentes de algunos compañeros respecto a su estado de forma y la propia seguridad que mostraba Rose en sus declaraciones dieron lugar a una falsa impresión, la de que Rose superaría con facilidad la tarea de volver a la competición. Las estadísticas no mienten (15 puntos, 3,2 rebotes, 4,6 asistencias y 4,4 pérdidas por partido). Rose volverá, será competitivo y marcará la diferencia, pero aún queda tiempo para eso.
En la Gran Manzana se han pasado un verano entero discutiendo qué equipo es mejor, si Brooklyn Nets o New York Knicks. Smith, Pierce y varios jugadores de uno y otro bando retándose para la temporada en curso. Quizás se les olvidó discutir otra cosa, si eso les iba a resultar suficiente para ser competitivos en la lucha por el anillo. Tanto unos como otros no sólo han empezado la campaña de forma irregular, sino que las sensaciones es que no tienen la solidez ni los recursos que les conduzcan al anillo. Ya sea por una evidente veteranía de la plantilla o por la vuelta al Melosistema, ninguno de los equipos disputará la final de la NBA. Al tiempo.
La actuación de Ricky Rubio con la selección española en el EuroBasket, en donde apareció con un tiro en suspensión mejorado, con poco arco y en el que parecía tener marcado en el parqué los lugares exactos desde donde debía lanzar, precipitó el siguiente pensamiento: “Por fin ha mejorado su tiro”. Había motivos para el optimismo; Rubio acabó la competición con el 46,6 % en tiros de dos y un interesantísimo 44,4 % en tiros de tres. ¿Desembocaría eso en una mejora a su llegada a Minnesota Timberwolves? De momento, no ha sido así. Rubio es el peor jugador de la competición en porcentaje de tiro de cuantos disputan minutos importantes. Su desacierto le ha llevado más de un final de partido al banquillo. ¿Sabrá rectificar el base de El Masnou?
La puesta en escena de Anthony Bennett en la liga ha sido terrorífica. De momento, sólo ha acertado una canasta en juego, con un 1/20 en tiros de campo. Los que auguraban que tendría problemas de adaptación al ser un jugador a caballo entre dos posiciones se están llevando el gato al agua (su caso recuerda al de Derrick Williams). Para ser rookie del año, mucho tiene que mejorar el canadiense, aunque posee facultades para ello. Su principal problema es que le han salido dos competidores precoces: Michael Carter-Williams y Victor Oladipo.
Los que señalaban los riesgos que tomaba Carter-Williams como pasador y distinguían este aspecto junto al deficiente tiro exterior como sus principales debes no contaban con un hecho habitual: los novator tienden a mejorar esas dos singularidades del juego. Y el aspecto emocional, esa ansia competitiva propia del inconsciente que se sabe talentoso, puede destacarles en un entorno aparentemente hostil. Carter-Williams tiene una gran ventaja respecto al resto de rookies: no posee carencias físicas, más bien al contrario, es un privilegiado con una envergadura enorme, y los pocos errores que le hemos visto son completamente subsanables. De momento, el rookie de mayor impacto en la liga. Su estreno fue, sencillamente, histórico. Su jugada de presentación, en la que bota con ambas manos, cambia de ritmo y machaca, espectacular.
Lo que parecía una certeza después de la desbandada del verano se puede convertir en un deseo irrealizable. Dado el peculiar carácter de Rajon Rondo, si la plantilla no es capaz de competir con cierta regularidad a lo largo del año, podría solicitar o forzar el traspaso sin haber comandado siquiera el comienzo de la reconstrucción. Y los Celtics, que sufrirían una radical transformación con su vuelta a la cancha como ya apuntaran en el programa Línea de Fondo (Bradley de escolta, Green alternando 3-4 y una mejor rotación interior), puede que para entonces ya hayan entrado tanto en la cultura de la derrota y que no consigan recuperar el ánimo de su base estrella.
De entre todo lo sucedido, la sorpresa de lo que va de temporada. Que destaque un rookie entra dentro de lo normal, que franquicias consideradas perdedoras hayan empezado ganando, también, pero que Westbrook acorte un mes su recuperación y reaparezca, jugando sin limitación de minutos y a razón de más de 20 puntos por partido, parece una proeza considerable. Y no solo porque signifique algo bueno para él, sino porque ha rescatado de paso a un equipo, Oklahoma City Thunder, que había empezado con muchas dudas y necesitaba un empujón anímico.
Ni la salida de Howard ni la falta de su líder natural, Kobe Bryant, han supuesto una mejora en la consideración de Mike D’Antoni con respecto a Gasol ni ha repercutido en su rol en la pista. El catalán sigue jugando muy lejos del aro, donde es menos determinante y baja sus porcentajes de tiro. Si le sumamos que su condición física va decayendo y eso no le permite realizar los desplazamientos que le hacían diferencial en ataque, Gasol se quedará en un buen reboteador con una gran lectura del juego para encontrar el hombre abierto, siempre y cuando reciba en la pintura. Así, con unos Lakers dispuestos a correr más esta temporada y un más que previsible año de transición, la temporada se le puede hacer tan larga a Pau Gasol como la del año pasado y significar así el fin de su etapa angelina.
El equipo de Mark Jackson afronta los partidos con un precioso plan definido: abrir el campo, realizar bloqueos, bombardear desde el perímetro con unos resultados impresionantes y aprovechar la capacidad atlética de sus jugadores para hacer transiciones rápidas. Para incidir en esta idea de juego, además, ha llegado Andre Iguodala, completando el que parece el perímetro más en forma de la liga: Iguodala-Curry-Thompson. El precio que tienen que pagar, la supuesta falta de banquillo. A poco que se entonen, los Warriors pueden hacer de la temporada regular su santuario. ¿Harán lo mismo en playoffs?
* Javier López Menacho.
– Foto: H. Rumph Jr (AP)
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