En la mejor versión del Real Madrid de Mourinho uno de los siete hombres más retrasados tiene licencia para la anarquía: Marcelo. A partir de lo bien que la aprovecha el brasileño, el conjunto blanco solventa infinidad de problemas con balón, ya sea en la salida desde atrás o incluso agrietando poblados autobuses. Claro que la misma conlleva sus servidumbres: el rival encuentra un costado por el que atacar. También cuando el carioca mantiene la posición, pues no es sólido en el uno contra uno y no sabe leer los desmarques, entre otras carencias defensivas que se ven compensadas por su descomunal aportación ofensiva. Sin embargo, el Madrid no es un equipo vulnerable, ya que los jugadores habitualmente más próximos al lateral izquierdo son Xabi Alonso, maestro de la posición, y Sergio Ramos, monstruo de las coberturas. Ello aderezado por el elevadísimo nivel defensivo de los más alejados: Pepe, Khedira y Arbeloa. Así, es un déficit preasumido ya que lo que suma en ataque es mucho mayor por estar razonablemente bien compensado su déficit defensivo.
Ausentes él y su sucesor natural, Coentrao (a la espera de ver en qué condiciones vuelve), Mourinho ha optado por utilizar a Essien y Arbeloa en el costado izquierdo, con la consecuente traslación de Ramos al lateral derecho y la inclusión de Varane en el once por el hueco que Sergio deja en el centro de la zaga. Esta opción ha debilitado la defensa en todos su frentes: en el lateral derecho, Ramos es menos sólido que Arbeloa; en el centro de la zaga, Varane lo es menos que Sergio; y en el lateral izquierdo, Michael y Álvaro defienden peor y al no encontrarse en su perfil natural no aportan en la salida de balón. Pero todo esto es infinitamente menos relevante que el hecho de haber perdido la fortaleza en la salida de balón. En parte, porque Ramos es el central que más aporta en este sentido. Pero, sobre todo, porque el lateral izquierdo es la principal vía de salida cuando se encuentra taponado Xabi.
Es muy fácil decir esto a posteriori, pero lo cierto es que era previsible. Obviamente, Mourinho lo sabía mejor que ninguno de los profetas del ayer entre los que tristemente he de incluirme en esta ocasión. La solución por la que optar no era fácil para él, desde luego. En cualquier caso, no parece que la respuesta dada mayoritariamente («cantera») hubiera mejorado la situación. Nacho es central, y además diestro. Se hace difícil pensar que hubiera aportado más en la salida de balón, principal problema, que Arbeloa o Essien al no encontrarse tampoco en su perfil natural. En cuanto a Casado, la otra opción, no es de los jugadores que apuntan más alto del Castilla, ni mucho menos. Por poner un ejemplo, ante una plaga de lesiones en el lateral izquierdo del Barcelona tampoco habría alineado Tito antes a Planas que a Montoya. Acertadamente, además.
¿Qué solución queda, entonces? Di María. ¿Por qué?
* Rafael León Alemany.
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– Fotos: Reuters
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