"Todo lo que no está creciendo está muriendo. Crecer significa aprender y transformarte cada vez en una mejor versión de ti mismo". Imanol Ibarrondo
En algún momento, Juanma Lillo dijo algo tan lógico como lo siguiente: “Este juego consiste en ir generando superioridades a la espalda de la línea que te aprieta”. Normalmente, el equipo que tiene el balón trata de superar la línea de presión más inmediata. Normalmente, el equipo que no lo tiene trata de que no le superen y se protege por si sucede.
Hay multitud de síntomas que pueden hacernos ver que la organización defensiva no funciona con la efectividad debida. Cuando un jugador rival consigue encarar a tu línea defensiva es que la organización no ha funcionado, ya que el colectivo rival ha sido capaz de superar –como mínimo– a los centrocampistas. Otra señal obvia, y normalmente ligada a la anterior, es cuando un gran número de jugadores del equipo defensor –especialmente los centrocampistas– está girado mirando a su portería; simplemente, el balón les ha superado.
Si uno se detiene a analizar el partido del F. C. Barcelona contra el Paris Saint-Germain, se da cuenta que a pesar de un escaso 37 % de posesión, cada vez que el equipo francés conseguía el balón terminaba con algo parecido a una ocasión de gol. Si uno se para a analizar ese mismo encuentro se da cuenta de que la defensa del Barça está repleta de los síntomas mencionados en el párrafo anterior.
Las capturas que se muestran a continuación intentan explicar qué es lo que debía haber hecho el F. C. Barcelona cuando el Paris Saint-Germain tenía el balón. Ppor lo tanto intentan explicar una buena organización defensiva.
Los tres futbolistas están cercanos a la zona de balón, pero siempre por detrás de la línea que marca éste, pudiendo así trabajar de manera efectiva. Además, tanto Xavi Hernández como Andrés Iniesta están pendientes de un jugador rival al que si le llega el balón podrán anticipar y robar o acechar para que no progrese. Sergio Busquets no persigue a ningún jugador en concreto, su trabajo es el de ayudar a sus compañeros si son superados, evitar un pase interior para impedir que ningún jugador rival reciba en ese espacio terrorífico, entre líneas. Finalmente, la línea defensiva consigue mantener una distancia cercana con los centrocampistas, así que el equipo se mantiene compacto.
Las imágenes que encontraréis a continuación son con las que voy a tratar de ilustrar que las tareas comentadas anteriormente no se cumplen con regularidad. En cambio, se pueden observar los terribles síntomas de una organización defensiva mal efectuada, enumerados al inicio del texto.
En muchas ocasiones los futbolistas marcados están alejados entre sí y por lo tanto no consiguen mantenerse compactos en la zona de balón, así que los rivales se cuelan y reciben entre ellos. En otras, uno de los jugadores –normalmente Andrés Iniesta o Xavi Hernández– está por delante de la línea que marca la pelota, girado hacia su portería y esto suele significar que no está en la zona en la que debería estar, que no cierra la línea de pase y que deja que se progrese por ese espacio. Otras veces Sergio Busquets ha tenido que salir a corregir a sus compañeros –quizás se produce con demasiada frecuencia–, por lo que abandona la zona central que hay entre la línea defensiva y la línea de centrocampistas, zona a la que si un rival llega con balón, implica una situación complicada que debe resolver la línea defensiva, área que debe proteger Sergio Busquets. Además, la implicación defensiva de David Villa es mínima.
Con todo esto se generan espacios enormes entre la línea de centrocampistas y la línea defensiva. Espacios que Sergio Busquets tiene que ir a tapar, a los que no llega, en los que pierde su posición. Espacios que permiten al equipo rival ir generando superioridades a la espalda de la línea que le aprieta. Y ya se sabe, este juego consiste en eso.
* Guillermo Sanz.
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