1.- Al Valencia no le ayuda su afición. Miles de aficionados recibieron al equipo en su llegada a Mestalla. Aunque viajar a Turín era casi imposible tras el partido del Pizjuán, la afición acudió con una fe ciega: rindió y acabó tan extenuada y abatida como cada jugador che. Parejo no es un jugador blando. El cosladeño se fajó, ganó los envites físicos y canalizó todo el fútbol. Hasta que le aguantaron las piernas, el Valencia tenía la mente en Turín: Pizzi lo cambió en el minuto 78 a pesar de que Keita se desgañitó, implorando que no quitara al pilar que sostenía al Valencia.
2.- Respiró el Sevilla. Sin Parejo en el campo, el Valencia fue incapaz de mantener la presión asfixiante que les encerraba en su campo. Y así, se desmontó el último mito que sobrevolaba Mestalla: Emery siempre falla en los momentos clave de las eliminatorias. La final de Turín y su exaltada carrera por la banda atestiguan que se ha quitado de la espalda la losa que se labró en Valencia.
3.-Pizzi acertó de lleno con su planteamiento inicial y resolvió la baja de Alcácer jugando sin un punta fijo. Desocupó las bandas, cediéndolas a la subida de los laterales. Piatti, Jonas, Vargas y Feghouli se desenvolvieron por dentro. Sin posición fija para atacar y formando un 4-2-4 para presionar la salida. Como en los primeros minutos de la ida, el Sevilla se ahogaba en la orilla de Carriço y Mbia, pero esta vez el Valencia sí encontró el gol. Vargas amortiguó con el pecho un balón largo, tiró una pared con Feghouli y el argelino apareció por dentro para batir a Beto. Fazio y Pareja no encontraban a su par con esta constante permuta de posiciones.
4.- Keita barría lo poco que se dejaba Parejo, pero además, entre carrera y carrera, movía el balón con criterio. Le hizo llegar la bola a Bernat en la banda, que no encontró oposición para centrar a Jonas. Remate impecable y eliminatoria empatada. Como el Valencia sin Parejo, el Sevilla sin Rakitic era incapaz de pisar el área de Alves. Pero cuando aflojaron la correa los de Pizzi, Bacca enseñó los dientes. Una mala recepción en el área, de espaldas a la portería, el colombiano la convierte en un taconazo que acaba en asistencia para Reyes. Cuando ya se lamentaba y se celebraba el gol, voló Alves. Una parada de esas con las que la prensa te catapulta a los titulares y a coger un vuelo al Vaticano, directo a la beatificación.
5.- Le falló a Emery el fútbol directo en el primer asalto y el Sevilla intentó adormecer el partido con toque en el medio del campo. Bajó metros Rakitic para recibir y cansar aún más al contrario. A medida que Parejo se exprimía, dejaba las mejores gotas: primero lanzó a su equipo desde una baldosa, con dos rivales presionando, después le tiró un caño a Rakitic apareciendo por un costado. Tanto empuje acabó con el tercero, cuando Mathieu se encontró un balón perdido en un córner. Se cantó en Mestalla como no se recordaba en años. Ya lo hacían antes de la remontada y su equipo les recompensó con creces.
6.- Poco antes del tercero, Emery había sustituido a Bacca por Gameiro. Tendría que estar destrozado el colombiano tras el partido de San Mamés para entender el cambio. El Sevilla se revitalizó con Gameiro y Marin, cambió la dirección del partido y el Valencia se perdió en perder tiempo cuando se quedó sin timón.
y 7.- En el minuto 94 se consumó el peor final posible para el Valencia. El juego aéreo era una de las armas más peligrosas del Sevilla y decidió aparecer en el momento más cruel. En un saque de banda el Valencia se quedó sin Turín y sin lo que habría sido un respiro del pésimo ambiente extradeportivo. Coke colgó el balón al primer palo y apareció el gigante Fazio para prolongar. Remató Mbia a bocajarro y el Sevilla se las verá con el Benfica el 14 de mayo. El fallecimiento de Vujadin Boskov me permite recurrir a su manida frase: “Fútbol es fútbol”. Aunque a veces duela.
* Alex Argelés es periodista.
– Foto: Jaime Reina (AFP)
©2024 Blog fútbol. Blog deporte | Análisis deportivo. Análisis fútbol
Aviso legal