1.- Cuando una jornada futbolística da comienzo con una medida extraordinaria (no en el sentido positivo de la palabra precisamente) del entrenador, las posibilidades de que el invento se revierta hacia uno mismo se acrecientan sobremanera. El Real Madrid ha perdido en Málaga por mucho más que por la ausencia de Casillas en la portería, eso es evidente, pero esa decisión de Mourinho genera una reacción en cadena que puede hacer al resto de integrantes de la plantilla perder la cara a un partido ante un rival de alta categoría como es el Málaga.
2.- El Real Madrid lleva meses en un estado de forma y de mente muy preocupante, como llevo opinando bastante tiempo, y perder al líder del vestuario sobre el campo es, sin duda alguna, una presión añadida a una plantilla falta de moral y de ambiciones, al menos aparentemente, hasta ahora en esta liga. Y esto es así por un motivo: cualquiera puede ser el siguiente en pagar los platos rotos.
3.- Pellegrini ha conseguido canalizar el mal momento madridista para el disfrute de sus jugadores durante varias fases del partido. Aprovechó el inicio del encuentro para asustar al Real Madrid con un juego de intensidad, presión alta y combinación rápida, muy propio todo ello de su Málaga. Destacaba y mucho la movilidad incansable de todos sus jugadores en la zona ofensiva. Joaquín aparecía en la izquierda y Eliseu en la derecha, y dos minutos después podía ser el contrario.
4.- Su hombre fuerte en esa fase fue Javier Saviola. El argentino es un jugador soberbio en muchos aspectos y, probablemente motivado por ello de jugar contra el Madrid, multiplicó sus funciones hasta parecer un falso ‘9’. Me explico: Saviola jugó como referencia ofensiva del Málaga, pero más en la teoría que en la práctica, porque su función en el campo estaba más relacionada con labores de mediapunta para asociarse y presionar, para luego tratar de encontrar el hueco en el área. Muy importante también en ese trabajo, aunque varios metros más atrás, fue Francisco Portillo, inconmensurable en la creación y laborioso en la contención.
5.- El Málaga creaba y se divertía con cierta comodidad hasta que a Di María se le ocurrió montar un contragolpe que por poco no culmina Cristiano. Aunque Mourinho esté desmontando al Real Madrid, hay ciertas señas de identidad que forman parte del ADN madridista, como es el contragolpe. Varias veces lo arrancó y ninguna lo ejecutó, muestra evidente de la pérdida inexplicable de la pegada que desplegaban los blancos, sobre todo el curso pasado.
6.- Tras ese arreón visitante, el Málaga se dejó de divertir y se puso a trabajar. Dio varios pasos hacia atrás y decidió acabar el primer tiempo esperando al Real Madrid. Parece una inconsciencia visto así, pero Pellegrini sabe que a este Madrid le cuesta crear juego más que a Forrest Gump parar de correr. Con el balón en los pies, los merengues se muestran mediocres, inocuos, perdidos en un laberinto del que ni Xabi Alonso sabe salir. La sustitución del tolosarra cerca del final, con el resultado muy en contra, puede sorprender, pero hay que reconocer que su aportación estaba siendo algo escasa, y ello se acrecentaba además por la poca colaboración de sus compañeros. Durante muchas fases había unos treinta metros entre el tándem Khedira-Xabi y los de arriba, un vacío que ni Özil llenaba.
7.- Isco tiene el aura de los grandes, de esos jugadores que han marcado una época. Todos ellos demuestran su calidad con partidos jugados a altísimo nivel, desplegando un juego exquisito durante muchos minutos pero también, en días que no están cómodos, son capaces de aparecer una vez y ser decisivos. Eso hizo Isco, desaparecido en el primer tiempo. Recibió un balón, se fabricó medio gol con el control y el otro medio con el disparo a la base del palo. Majestuoso. Y después de adelantar a su equipo, se creció y con él el resto de blanquiazules.
8.- Pero el Madrid sigue siendo un equipo grande, que tiene mucha calidad en todas las líneas y que sin darse cuenta crea seis o siete ocasiones claras por partido. Hoy las tuvo y entre fallos propios y aciertos de Caballero no conseguía marcar. Algunas de esas oportunidades podrían haberse convertido en goles preciosos, como el golpe franco de Cristiano o las dos contras que dejaron controles soberbios de Di María y Benzema. Pero curiosamente el Madrid marcó en dos jugadas feas, casi diría impropias de un equipo así. El primero tras varios rebotes y el segundo por un terrible despiste de Camacho. Eso sí, Özil lo hizo bonito.
9.- Y luego está Joaquín. Al gaditano le gustaba bailar con Marcelo, al que generaba pesadillas del estilo de Jesús Navas en el Pizjuán. Pero hoy fue mejor incluso para el ex bético. Mourinho volvió a poner a Essien de lateral, esta vez diestro, y por ahí entraba sonriente, agradeciendo el favor del portugués. Y la alegría fue completa cuando entró Callejón por Arbeloa. Entonces no sólo desbordaban Joaquín y Eliseu, sino que Gámez se unió a la fiesta. En esas, Roque Santa Cruz se hinchó con dos goles en cuatro minutos.
10.- Como han reiterado Carlos Martínez y Michael Robinson en la retransmisión del Plus, es triste que un equipo con la calidad técnica y táctica del Real Madrid dedique los últimos minutos de un partido que pierde por la mínima a colgar balones al área para buscar la cabeza de un Sergio Ramos que tenía que convertirse en Santillana y que se quedó en un central más que sube al remate sin éxito.
11.- Y lo peor, más allá de los ya intrascendentes 16 puntos de diferencia con el Barça, es el rompecabezas que acabó pareciendo el Real Madrid sobre el campo. Un portero suplente, un central acompañado por un mediocentro que hacía de lateral y un extremo que hacía de lateral, cuatro mediapuntas apretujados que echaban de menos un pivote, un central en busca de melones y dos delanteros desorientados y desasistidos. En un partido reciente se alababa la sabiduría táctica de Mourinho por emplear cuatro defensas diferentes en un mismo partido, cuando lo que ello genera es una descoordinación de los automatismos que ha adquirido cada jugador al desplegar su juego en su posición original.
* Jesús Garrido es periodista.
– Foto: Pedro Armestre (AFP)
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