Deportistas nacionalizados. Una perspectiva histórica

por ANGEL DAVID RODRIGUEZ el 26 mayo, 2016 • 11:15

Otra vez sale el tema, esta vez para apoyar el enésimo positivo de una atleta no nacida en España. En un país con una política cuanto menos laxa en control fronterizo, que se las da de nación solidaria con paises del tercer mundo y que incluso discrimina positivamente las obligaciones fiscales de trabajadores extranjeros (“Ley Beckham“).

Pues otra vez a echarle la culpa al negro, y al que lo trajo. Tanto la señora Onyia, persona que llegó a decir “si no corro no como”, como otra compatriota suya, doña Glory Alozie, personalmente la más bella persona que he encontrado en el deporte, salieron de Nigeria buscando labrarse un porvenir. Su país es cruel con la mujer, y quien conozca de primera mano la sociedad nigeriana sabrá la explotación a la que se somete a la mujer por su propia familia. Ellas vinieron a España, Glorie primero y con lágrimas en los ojos vuelve a Nigeria a trabajar; y Josephine después, con la idea de no volver y ser una buscavidas. O eso o la pobreza. No justifico el dopaje, parece que sistemático, de Onyia, pero entiendo el porqué: se llama hambre.

Para más inri, este tema de las nacionalizaciones estará aún más de moda este verano en los JJ. OO., el motivo son varios chicos que salieron de su amada Cuba porque no eran felices. Trabajaban y el Estado se apropiaba de sus bienes, les imponían competiciones, un entrenador, un estilo de vida, y un futuro cuanto menos difícil. Orlando Ortega y Yidiel Contreras salieron de Cuba como otros tantos buscando lo que tienen sus competidores, su vida. Uno ha tardado años en ser español, como pasó con Meliz, Lino, Sánchez, Aliuska, Casañas, Mauri y un etc; el otro, vía rápida por consejo de ministros, pero a todos los efectos legal. La única vez que corrió más prisa fue con Niurka Montalvo. El régimen cubano ha provocado numerosas fugas, desde aquel barco en el que viajó Tony Montana a Miami. Atletas, peloteros (béisbol), jugadores de voleibol y, sobre todo, personas. La gente que puebla la pequeña Habana en Miami no lo hace por ser deportista, lo hace por vivir buscando una vida mejor que la que les da el comunismo. No digo que sea mejor el capitalismo, el régimen tendrá sus defensores y detractores, pero allí si te quejas estás muerto. Aquí en España como nos quejamos tanto si llueve como si no, no nos damos cuenta de la historia. Di Stefano, Kubala, Dujshebaev, Niurka Montalvo, Joan Lino, Meliz y un largo etcétera han venido y han competido para darnos éxitos y aquí han seguido y siguen siendo parte del deporte español. Sin ir más lejos, los tres últimos, cubanos de origen. Niurka entrena niños en Valencia (niños de 14 años entrenados por una campeona del mundo), Luis Felipe Meliz hace lo mismo en Guadalajara y Joan Lino colabora en todo lo necesario con el COE. ¿Acaso no creció el Real Madrid gracias a Di Stefano y de paso la selección con otros “viajero” como Kubala y Puskas? ¿Les suena un tal Ibaka?

Un poco de historia, señores. Ese sentimiento patrio que a algunos les salta del cerebelo cuando, mal dicho, ven un negro. Pues señores, somos España. Por aquí han pasado romanos, cartagineses, árabes, estos sin pegar un solo tiro (o corte), llegó Don Pelayo, arrasó de arriba a abajo y llegamos a expulsar a Boabdil de Granada. Y empieza el cachondeo: hemos sido el país más cabrón y asesino, fuimos los nazis o el Pol Pot del siglo XV al XVIII. Después de echar a “moros”, echamos a judíos (y gracias a ambos tenemos la mitad del patrimonio anterior al siglo XV). Como se nos daba bien echar y arrasar, tiramos para África, América y Centroeuropa. Robamos, matamos, no se ponía el sol… El tema cultural de esos 300 años lo dejamos para otro día, menudo bajón, porque salvo caballero ilustre de nombre no recordado solo dejamos la Inquisición y catedrales. Llegaron Pepe Botella y su hermano, nos calentaron la oreja y empezamos a ser un país como lo conocemos ahora. Esa Cuba, que era nuestra y nos quitaron en una noche, sí nuestra, enterita, pero… más se perdió en Cuba…

Nos quejamos ahora muchos del bloqueo de mitad del siglo XX con emigrantes saliendo a Francia y Alemania a por una mejor vida, por no hablar de gallegos que hay en todos lados. Baroja lo dijo: “Los nacionalismos se acaban viajando“; otra cosa es el patriotismo, orgulloso estoy del país que me acoge. Hoy tenemos un alcalde en París y un presidente de la República Francesa. Es el siglo XXI, hoy tenemos un término muy recurrente: talento. Exportamos talento, se nos va el talento buscando una mejor vida. Pues por lo mismo, muchos talentos vienen a España. Estamos en un mundo donde las fronteras son poco más que líneas en un mapa, yo soy el primero con disposición a salir a buscar un lugar donde trabajar por hacer crecer el deporte ya que en España el deporte se toma a pitorreo, para empezar por muchos que viven de él (lean portadas y contraportadas de diarios, vean algunos noticiarios “deportivos”, el Sálvame con balón, con todos mis respetos a Jorge Javier Vázquez, que hace bien su papel, entretener).

Total, que aunque algunos se empeñen en ser más limitantes y más restrictivos, el mundo va para otro lado. Nos hemos tirado años viviendo a costa de la mano de obra barata “made in China” y ahora esa China nos compra, les hacemos tours y les ponemos la alfombra roja cuando llega Wanda con sus empleados a gastar. Antes de que estallase la crisis veíamos morenos en todas las obras, en la Calle 30, en la T4, en las autopistas de peaje, en las urbanizaciones sin vender.. Antes, al “negro” se le quería, el capataz le pagaba cuatro duros por su jornal en el campo o la obra (en B, que eso siempre ha estado de moda). Y fíjate, ahora muchos de esos hacen empresa, pagan aquí sus impuestos; los deportistas también. Pues, señores, aprovechemos ese talento. Talento para ganar medallas, talento para enseñar un deporte de más nivel, talento que dará beneficio al país y que Hacienda recibirá gustosa.

En mi prueba, los 100 metros lisos, hay un chico de origen cubano, Yunier Pérez, que lleva en España seis años, pero aún no es español. Para mí, él es el español más rapido, y para el resto de españoles ojalá lo sea algun día.

Los deportistas que vienen a España lo hacen por varias razones: por necesidad y en busca de oportunidades. Bienvenidos seáis, porque, como dijo Mandela, “el deporte tiene la fuerza para unir el mundo y es el idioma más universal”.

Para acabar, un poco de historia colonial de Cuba. Para sentirse avergonzado.

* Ángel David Rodríguez es campeón y ‘recordman’ español de los 100 metros lisos.

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