"Lo que equilibra a un equipo es la pelota. Pierde muchas y serás un equipo desequilibrado". Johan Cruyff
La Copa Davis vuelve mañana a escena con sus cuartos de final. En el bombo continúa la poderosa Suiza de Federer y Wawrinka, la peligrosa Italia de Fognini, la imprevisible Gran Bretaña de Murray o la Francia más competitiva de Tsonga, Monfils y compañía. Apartadas de estas cuatro, existen dos selecciones que han sido borradas de las apuestas debido a dos malas noticias. Ambos combinados disputarán la eliminatoria sin su mejor hombre, ambas se verán las caras este viernes y una tendrá un sitio en semifinales. Hablamos de Japón y de la República Checa.
Si están aquí no es por casualidad. Tanto una como otra tuvieron series complicadas en primera ronda que lograron dominar gracias a la superioridad de un hombre dentro de sus filas, ese que en los momentos más difíciles siempre aparece para salvar la papeleta. Kei Nishikori, número uno de su equipo, dio los tres puntos que Japón necesitaba para pasar de ronda. No uno ni dos. Los tres. Empezó venciendo a Peter Polansky en tres sets para luego presenciar cómo su compatriota Go Soeda cedía ante Dancevic. “No os preocupéis”. El de Shimane se alió con Uchiyama para salir victoriosos en el dobles y acabar redondeando la eliminatoria frente a Candá con un nuevo triunfo en el cuarto punto. Por otro lado tenemos a Tomas Berdych. El actual número cinco del mundo abrió fuego ante Igor Sijsling minutos después de que Radek Stepanek perdiera el primer punto ante los Países Bajos. “Dejádmelo a mi”. Tomas superó sin problemas a su rival, al día siguiente se llevó el dobles con el Gusano y el domingo puso punto y final a la jornada destrozando a De Bakker. Así funcionan las cosas en la Davis, una competición donde contar con tu mejor jugador significa tener medio combate ganado.
Mañana, ni uno ni otro podrá ayudar a su nación. Curiosamente, ambos contendientes llegaron a las semifinales del último Masters 1000 de Miami y allí fue donde se convirtieron en noticia, pero no por lo que hicieron sobre la pista. El japonés, que venía de derrocar a Roger Federer en tres mangas, tuvo que retirarse debido a una lesión en su ingle izquierda que ya arrastraba des principios del torneo. Al otro lado del espejo, Berdych tuvo que borrarse de su partido por una gastroenteritis que le hizo sentirse indispuesto. Sendos infortunios colocaron una agradable alfombra roja a Djokovic y Nadal hasta la final. Una semana después, después de protagonizar por primera vez en toda la historia un torneo sin semifinales, Nishikori y Berdych vuelven a ser noticia.
“Estoy muy decepcionado. Quiero participar, pero todavía tengo dolores, de modo que es imposible competir aquí. Es un momento realmente duro para mí. Son nuestros primeros cuartos de final y pienso que teníamos una oportunidad para ganar esta serie”. Son las palabras de lamento de un Nishikori hundido tras resolverse el alcance de su lesión. Motivos muy diferentes han alejado al checo de esta eliminatoria. Fue después de perder la final de Dubái ante Federer cuando el oriundo de Valasske Mezirici decidió renunciar a su selección para todo lo que restaba de año. También llamado, hacer un Del Potro. Alguna gente no lo entendía, unos pocos decidieron criticarlo y otros simplemente miraron hacia otro lado. Tomas Berdych, vigente bicampeón de la Copa Davis, se bajaba del carro. Lo que nadie sabía es que nuestro protagonista solo se había perdido dos eliminatorias desde el año 2003, números que demuestran con creces su compromiso y que le hacen ser el tercer tenista de su país con más representaciones (27 series). Con el anuncio del sobrecargado calendario ATP a principios de año y la acumulación de partidos en este primer tramo de temporada, el checo ha decidido darse un respiro –más que merecido– y centrarse, aunque solo sea esta temporada, en su carrera individual.
Una rivalidad que se antojaba apasionante ha terminado siendo una prueba desahuciada de sus mejores piezas en las que tendrán un papel relevante jugadores como Taro Daniel (190º) o Jiri Vesely (67º), novatos en la categoría llamados a tener un papel crucial en un futuro. Pero esto es más que una simple batalla. Los japonenes han llegado aquí más de noventa años después, concretamente, desde aquel 1931 en el que iniciaron su andadura en esta competición acabando subcampeones. Después de aquello tan solo ha habido agua. Ha tenido que aparecer una figura como Nishikori, único japonés dentro entre los cien primeros del mundo, para rescatar a la selección asiática y devolverla al Grupo Mundial. Los checos tampoco están aquí de paseo. El equipo capitaneado por Jaroslav Navratil llega después de grabar su nombre en el registro de campeones las dos últimas temporadas y ahora se enfrenta a un reto mayúsculo: sobrevivir sin el eslabón fundamental. Pese a que en ambos títulos fue Stepanek quien dio el punto definitivo, el trabajo sucio se llevaba a cabo en la sala de máquinas, donde Tomas Berdych se apuntó 18 de los 20 puntos que disputó entre 2012 y 2013. Sin él, jamás habrían llegado a ninguna final, ni mucho menos levantado la ensaladera en dos ocasiones.
Nishikori y Berdych. Berdych y Nishikori. Estamos ante las dos raquetas que mantienen el pulso de sus naciones en la actualidad. Sin ellos, ambos equipos recuerdan a un cazador sin su escopeta. Les falta la esencia. Los dos han marcado época al ser los hombres más jóvenes en debutar con su selección: Tomas lo hizo en el año 2003, mientras que el estreno de Kei fue cinco años más tarde, en 2008. Ambos con apenas 18 años y un puñado de días. Recién entrados en marzo, se sitúan dentro de los ocho preclasificados para la Copa de Maestros de Londres (5º y 8º), en lo que está siendo, hasta el momento, sus mejor campaña como profesionales. Apenas cuatro derrotas en la mochilas de cada uno y un título en el bolsillo: el japonés reinó en Memphis y el checo lo hizo en Róterdam. Dos de los tenistas más en forma del circuito tendrán que ver cómo su patria se parte la cara sobre el Ariake Stadium de Tokio, llorando la ausencia de los reyes del tablero.
* Fernando Murciego es periodista.
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