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Se llegó a la segunda parada en el calendario del Rugby Championship 2013, el sucesor del viejo 3 Naciones, y se hizo con las revanchas de los partidos vividos en la primera jornada. Australia devolvía visita a los All Blacks bajo la incertidumbre de si se jugaría el partido tras el sismo de la semana pasada en las cercanías de la capital neozelandesa, Wellington. Los Wallabies llegaban con ganas para lavar su dolorida imagen de la semana pasada, cuando fueron arrollados. Hoy jugaron mejor, por momentos plantando cara, pero no pudieron evitar la derrota por 27-16 ante el equipo que sigue imbatido bajo este modelo de campeonato, si sumamos las seis victorias de la temporada pasada y las dos que lleva cosechadas en el certamen de 2013.
El partido comenzó con un debut en un puesto clave para los All Blacks. A la baja ya sabida de antemano de Daniel Carter en el puesto de apertura se sumaba la de su sucesor, el apertura estrella de los Chiefs Aaron Cruden, lesionado la semana pasada ante Australia. Por tanto, le llegaba la oportunidad a Tom Taylor, jugador también en los Crusaders, como Carter. Partido histórico en ese aspecto, ya que Australia presentaba por segunda vez a Matt Toomua. Habrá que buscar en los libros de historia para encontrar un partido entre estos dos equipos legendarios con tan poca experiencia en el puesto de apertura. Entre Taylor y Toomua suman solo 3 caps.
El partido comenzó con una selección australiana mucho más metida que la semana anterior, con un gran Will Genia aprovechando los nervios del rookie all black. Con una clarísima ventaja en la posesión y aturdiendo al equipo local, dos golpes de castigo de Lealiifano pusieron el 0-6 en el luminoso. El propio Taylor erró una patada a palos bastante sencilla, y la incertidumbre llegaba al Westpac Stadium. Pero Nueva Zelanda no iba a permitir que Australia diese la sorpresa y romper esa racha de doce años sin perder contra los Wallabies en territorio kiwi. Con un gran desempeño durante todo el partido de los tres cuartos, el protagonista del encuetro en Sídney volvió a poner orden a las cosas: ensayo de Ben Smith sólo un minuto después de que Lealiifano subiese el 0-6 en el marcador. Ahora sí, Tom Taylor transformaba el ensayo y ponía en ventaja al conjunto local. La tormenta all black se desató sobre el equipo visitante; un golpe de castigo de Taylor y otro ensayo de Ben Smith, su quinto en los que llevamos de torneo, estiraba la ventaja hasta el 15-6, ya que Taylor no pudo transformar en esta ocasión. Australia, que le plantó cara a Nueva Zelanda durante media hora, se veía muy atrás en el marcador en el descanso sin saber muy bien el motivo. De hecho, si miramos los parciales, se puede ver el buen hacer de los Wallabies dominando el partido y el territorio durante 27′ con un parcial de 0-6, pero perdiendo el control en los últimos trece minutos, cuando Nueva Zelanda remontó con un parcial de 15-0. Descorazonador.
La segunda parte fue completamente distinta. Australia perdió la fe de ir a por el marcador y Nueva Zelanda, que seguía perdiendo la posesión, fajó y centró sus esfuerzos en una titánica defensa, varias veces a tres metros de la línea de ensayo, con el cuchillo entre los dientes. Tres cuchilladas más de Tom Taylor mirando a palos sentenciaron un partido que parecía más igualado en la primera parte. Nueva Zelanda se fue en el marcador 24-9, mejoró mucho en gran parte por la serenidad de Taylor, que se quitó los nervios de los primeros minutos. Sólo un error de Ma’a Nonu en los minutos finales propició el ensayo de Israel Folau, que rompió a su homónimo Israel Dagg y tuvo vía libre para ponerle picante a los instantes finales. Brutal ensayo del joven jugador nacido en Nueva Gales del Sur. El partido lo cerró Israel Dagg con un golpe de castigo, sustituyendo en esa faceta al dañado Taylor, que hizo un buen debut con Nueva Zelanda. Sin duda un día especial para él. Dagg, que no generó demasiado peligro en ataque, está teniendo un torneo algo irregular, ya que en defensa tuvo un par de acciones en las que no supo leer bien el juego tanto hoy como en la primera jornada, algo realmente extraño en un jugador clave el año pasado en el desempeño del equipo neozelandés.
Se cerró la segunda jornada del Rugby Championship 2013 con la disputa del encuentro entre Argentina y Sudáfrica en Mendoza, en el Estadio Malvinas Argentinas. Los Pumas, buscaban lavar su honor tras la humillante derrota en la primera jornada del certamen. Y vaya si lo hicieron. Rozaron la victoria durante 72′, pero al final cayeron por un ajustado 17-22. Argentina se presentaba con varias bajas importantes, como las de Juan Fernández Lobbe, Pato Albacete, Juan Martín Hernández, Manuel Carizza o Juan Imhoff. Sudáfrica, sin embargo, llegaba con todos sus efectivos y con la moral por las nubes tras una exhibición memorable.
Quizás, esa moral alta se convirtió en una relajación innecesaria, y se vio reflejado en la cancha. El partido empezó con una Argentina enchufadísima, y a los dos minutos de juego ya mandaban en el luminoso tras una ensayo de Juan Manuel Leguizamón. Herida en su orgullo, no solo por el mal juego y la paliza recibida la semana pasada, Argentina también buscaba revancha por lo mostrado fuera del terreno de juego, ya que molestaron mucho en el seno de la escuadra albiceleste las imágenes del cuerpo técnico liderado por el impetuoso Heyneke Mayer celebrando los últimos ensayos de la semana pasada cuando Argentina ya estaba entregada y el partido resuelto. Por eso, Argentina siguió buscando la anotación. Steyn recortó distancias tras un golpe de castigo y el Doctor Contepomi devolvió la ventaja en el marcador tras volver a estirar el luminoso en las mismas cifras logradas con el primer ensayo del partido. 10-3 para Argentina. Se veían los nervios en el equipo sudafricano solo mirando sus caras, sin poder trenzar ninguna jugada y absolutamente obstruidos por la línea adversaria. Mención especial para Bryan Habana, que casi no tuvo oportunidad de entrar en juego, ya que Pienaar y Steyn no eran capaces de generarlo. Como en el primer partido, tan solo tuvo un par de balones claros y evidenció unas manos blandas muy preocupantes. La confianza argentina les hizo cometer errores de posicionamiento, ya que tras robar un balón en intentar patear; Felipe Contepomi fue placado a la salida de su propia 22 y esto lo aprovechó Bjorn Basson para coger descolocada a la defensa argentina. Tras la transformación de un perfecto Steyn, Sudáfrica igualaba el encuentro, 10-10. El Chelo Bosch volvió a levantar el ánimo local tras un estético ensayo cuando solo restaban tres minutos para llegar al descanso. Contepomi transfomó y puso 17-10 para casi cerrar la primera mitad. Entonces llegó la mayor lacra de Argentina cuando juega contra equipos superiores: faltas evitables que generan golpes de castigo para el contrario. Eso permitió una vez más, e hizo que Steyn, al acabar la primera parte y al comenzar la segunda, limara la ventaja de los locales. Recién empezado el segundo tiempo, Argentina vio reducida su ventaja a tan solo un punto después de todo el trabajo realizado y las pocas ideas que le permitió a los Boks (17-16).
La segunda parte fue aún más física, Argentina tackleaba todo y no permitía una alegría a Sudáfrica. Logró llevar el partido hasta el minuto 72 con la mínima ventaja de un punto. Es difícil ganar a un equipo tan legendario si no logras anotar en todo el segundo periodo, pero Argentina lograba resistir, hasta que llegó el maul que acabó con el sueño de hacer historia, que no es otra cosa que ganar un partido en el Rugby Championship. Argentina derrumbó el maul y el colegiado señaló golpe de castigo. Tienen que alinearse muchas lunas para que Mornè Steyn falle en el noble arte de la patada a palos, pero no fue el caso. Finísimo. Sudáfrica dio la puntilla con otro golpe de castigo y Argentina murió en el campo, aunque esta vez tuvo el premio de consolación del punto bonus defensivo. Una derrota digna, deportivamente igual que la paliza de la semana pasada, pero moralmente nada que ver por la actitud mostrada en el terreno de juego. Estos son Los Pumas que queremos ver.
* Andrés Marchante.
– Fotos: AP – Olé
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