«Viendo cómo me encuentro, mis sensaciones, lo bien que últimamente estoy tirando, la mejora con los esquís… creo que puedo optar a entrar en el top 30». Estas declaraciones son de Victoria Padial, poco después de finalizar en el puesto 46º en la prueba de persecución de biatlón femenino en los pasados Juegos Olímpicos de Sochi. Este objetivo, a la par que ambicioso, resultaba muy difícil de convertirse en realidad en la prueba individual de la cita olímpica, su último día de competición. La granadina finalizó en la 54ª plaza, quince puestos más que el de su salida, en la posición 39ª.
Este deseo expresado ante las cámaras de TVE no era un brindis al sol, un sueño de una noche como el que muchos tenemos en que visualizamos claramente qué vamos a hacer, cómo vamos a lograr nuestros objetivos diarios, sean del ámbito que sean. Era un propósito que venía sustentado por hechos, por un trabajo previo que se remonta a hace un año, cuando precisamente en la misma localidad rusa logró en la edición de la pasada Copa del Mundo de biatlón el primer punto para cualquier representante español en este deporte al finalizar la 40ª en la prueba individual, sobre 15 kilómetros.
Hoy, en la víspera de que se cumplan los 365 días de esa hazaña, el deseo expuesto en la cita olímpica se ha convertido en realidad. Es una fecha para la historia, puesto que Victoria Padial no es que haya logrado finalizar entre las treinta primeras en una prueba de la Copa del Mundo, sino que ha mejorado ese propósito al ser la 20ª de 87 inscritas, tras partir en el puesto 69º en el sprint sobre 7,5 kilómetros en la séptima prueba de la Copa del Mundo 2013-2014 que se ha disputado en la localidad eslovena de Pokljuka. Padial ha mejorado su mejor clasificación en veinte puestos, para lo que han quedado atrás 364 días con sus correspondientes entrenamientos.
La granadina ha concluido su recorrido por delante de la triple campeona olímpica, la bielorrusa Darya Domracheva, a la que ha superado en 22 segundos. No, hoy no era una competición como el campeonato de Europa disputado en Nové Město na Moravě (República Checa), donde faltaban las mejores. Ha sido una jornada complicada, muy difícil de afrontar para cada una de las participantes, donde estaban casi todas las estrellas, las que se están jugando el título de la Copa del Mundo: la citada Domracheva, la suiza Selena Gasparin, la finlandesa Kaisa Makarainen, la veterana noruega Tora Berger o la alemana Andrea Henkel, incluso las gemelas ucranianas Semerenko y las representantes de los equipos eslovaco, checo, ruso y francés.
En un día que ha amanecido tranquilo, a la hora de la disputa de la prueba femenina el viento ha pasado a ser protagonista. Con su fuerza en aumento con el transcurrir de los minutos, con continuas rachas, se ha convertido en mayor enemigo de las deportistas, pues es el elemento meteorológico más perjudicial para cualquier práctica deportiva al aire libre, incluido el biatlón. Eso sí, el viento ha ido acompañado en todo momento de altas temperaturas, para la época del año en que nos encontramos, mucha nieve natural y una pista tratada con sal, pero en perfectas condiciones.
Con estos ingredientes, en este deporte tan emocionante que se vive como si el espectador subiera a una montaña rusa por la cantidad de cambios, giros y situaciones inesperadas que se provocan en la clasificación, donde quien parte primera puede quedar lejos de la ganadora o viceversa, hoy Padial ha ofrecido una versión que le acerca a las mejores. A partir de ahora es cuando deberá convertir toda su explosión emotiva de felicidad, en serenidad. La calma bien orientada puede significar el mayor tesoro a partir de ahora para su carrera deportiva.
Realmente, su serenidad, el aplomo que transmite pese a su inexperiencia y juventud, es el gran secreto de su crecimiento y madurez, de haberse convertido con la cuarta parte (o tal vez menos) de los recursos de los que disponen el resto de competidoras en más que una heroína, en historia del deporte español. Solo desde esta cualidad y aspecto diferencial se puede comprender como ante unas condiciones meteorológicas tan adversas ha realizado un pleno en los dos campos de tiro (tumbada y de pie). Un diez de diez, como el trío de biatletas que han completado el podio: la sorprendente ganadora, la austriaca Katharina Innerhofer; la rusa Irina Virolaynen, que ha finalizado segunda tras debutar hoy en la Copa del Mundo procedente del equipo B de su país; y la bielorrusa Nadezhda Skardino.
La granadina ha comenzado muy bien su recorrido. En la primera vuelta, al paso por el kilómetro 1,8, ocupaba el puesto 50ª, a 32 segundos de la cabeza. Tras el primer campo de tiro, tumbada y sin errores, ha remontado hasta el 22º lugar, para ya en la segunda vuelta, al paso por el kilómetro 4,3, situarse la 33ª a un minuto y un segundo de Innerhofer. En el segundo campo de tiro, de pie, también sin fallos, ha remontado hasta la undécima posición, a 51 segundos de la que a la postre sería la ganadora. Al llegar a meta ha ocupado unos minutos el décimo sexto lugar, aunque al final ha sido vigésima, a un minuto y dieciocho segundos de la primera plaza.
Lejos, aunque no tanto, quedan las horas y horas que Padial y su entrenador, el francés Álex Nappa, han dedicado desde hace cerca ya de siete años que se conocieron para llegar a vivir momentos como el que está disfrutando. Bien merecido lo tienen. Cuando ambos se unieron para afrontar un viaje como el que están viviendo sabían que no iban a transitar por carreteras despejadas, libres de obstáculos, más bien todo lo contrario. Una gran parte de la financiación para competir es propia, y Nappa realiza en cada prueba el trabajo que en otros equipos realizan una cifra en torno a veinte personas. Un equipo de dos obteniendo resultados inpensables y que son muy valorados por sus rivales.
La diferencia es que han sabido convertir cada elemento que podría ser un problema, una dificultad, como esa montaña que a muchos en la cabeza les impide dar un paso al frente en su día a día, en una oportunidad para ser, con constancia, trabajo, prudencia e insistencia, mejores. Porque son un equipo, dos vasos comunicantes. Desde el pasado mes de julio, cuando logró en Italia el bronce en persecución en el Campeonato del Mundo de verano, apenas ha disfrutado de descanso, de estar con su familia. Una semana, coincidiendo con las fechas navideñas, y cinco días tras la disputa de los Juegos Olímpicos.
La alboloteña y el técnico francés han dedicado todo su tiempo a ser cada vez más competitivos, con pocos medios, optimizándolos al máximo, a continuar ese camino que iniciaron lleno de obstáculos, a darse cuenta de que cada vez son más los que se unen y les acompañan, convirtiéndolo en un tanto más cómodo, ya sea animándoles desde cerca, gracias a un nutrido club de fans que le sigue allá donde compite –por ejemplo, cuando visitan Alemania– o aquellos que sin saber cómo han descubierto la emoción de un deporte de gran dureza no solo física, sino mental.
Al finalizar la carrera Padial, emocionada y feliz, aunque en un tono que transmitía tranquilidad: “Estamos muy contentos mi entrenador, Álex Nappa, mis padres, que nos acompañan estos días, y yo misma. La afición aquí ha sido magnífica: he contado con el apoyo de numerosos fans, alemanes y franceses. Hoy he tenido mucha confianza en mis posibilidades y Álex ha conseguido los mejores esquís para esta nieve tan complicada. Puedo decir que hemos alcanzado el segundo objetivo de esta temporada, que era hacer un top 30, y al final ha sido Top 20. Deseamos seguir creciendo”.
#Biathlon , aquí la foto de la furgo…, que esperemos aguante, porque está la pobre….!!! pic.twitter.com/afkb5vIzhl
— Victoria Padial (@vpadial_oficial) March 6, 2014
Con 25 años, el futuro que le espera a Padial es desconocido porque se construye en base al presente, a lo que vaya sembrando en estos días, pues ya conoce que lo trabajado durante todo el verano de 2013 ha traído frutos. Desde el realismo y el optimismo, pero sin huir del camino trazado, su progresión seguirá paso a paso, kilómetro a kilómetro, como los que seguirán recorriendo ambos con su furgoneta de alquiler por toda Europa para proseguir un viaje que no ha finalizado. El sábado, con la prueba de persecución, partiendo con una ventaja nada despreciable sobre algunas rivales. A medio plazo, con las dos pruebas con las que se cierra la Copa del Mundo en Kontiolahti (Finlandia) y en Holmenkollen (Noruega). Más allá de un deseo, Padial ha convertido sus palabras en su mayor alegría. Tal vez no la última.
* Pablo Beltran es periodista.
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– Foto: Comité Olímpico Español (COE)
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