Cientos de niños se pelean amistosamente por un autógrafo de su ídolo, Rafael Nadal. Una imagen que se repite en cada lugar, cada partido, incluso cada entrenamiento del mallorquín. Una marea de juventud, ilusión y futuro que no es consciente (todavía) de lo afortunados que somos por tener a un deportista de su talla y de lo mucho que ha costado llegar hasta aquí. Seguramente sin la figura de Manolo Santana (Madrid, 1938) nada de lo que existe hoy día sería real. Sus inicios marcaron el nacimiento de una pasión que se ha convertido en tradición y en el sueño de millones de niños que trabajan a diario para vivir de esto. Precursor, pionero, impulsor del tenis español… No importa la manera en que lo llamen, jamás podremos estar lo suficientemente agradecidos con legado. Acomodado en un sillón, puntual como un reloj y con una leve sonrisa de satisfacción, el primer gran campeón de nuestra historia recibe a Perarnau Magazine para dialogar en la sala de jugadores del Mutua Madrid Open.
Pregunta.- ¿Qué significa ser una leyenda?
Respuesta.- Ser leyenda es un hecho que está ahí. Para mí no significa nada más que el haber llegado donde he llegado, el nombre de leyenda no me dice nada.
P.- Pero usted se siente una leyenda.
R.- Sí, claro. Lo noto sobre todo en el cariño de la gente. Estoy dirigiendo un torneo impresionante ahora mismo, luego estaré en Roma, después en París… tengo que mantener el contacto en la gira con los organizadores y jugadores del momento, es donde siempre me demuestran un gran apoyo.
P.- Usted es el pionero del tenis español, aunque algunos dicen que fue Andrés Gimeno.
R.- Fui yo (sonríe). El primer Grand Slam que se gana en España lo gano yo. Él se convirtió en profesional y yo pudo haber hecho lo mismo pero decidí no hacerlo y creo que acerté muchísimo. En aquella etapa los profesionales no tenían ningún tipo de acercamiento con nadie, no sabían ni si la pelota era redonda o cuadrada, tampoco sabían lo que significaba estar dentro del equipo que formó Jack Kramer. Yo estoy seguro que si Gimeno se hubiera quedado como amateur, aunque no nos dejaran cobrar, hubiéramos podido ganar la Copa Davis*.
P.- Mucha gente le tiene como un ídolo. ¿Cuál fue el ídolo de Manolo Santana? Si es que en aquella época existía algún referente.
R.- Mi pasión por este deporte nace porque yo empiezo a trabajar en el club de tenis como recogepelotas, y estar allí se daba por dos motivos: el primero porque ganaba un buen dinero para poder dárselo a mi madre y ayudar a mi familia; el segundo, porque desde la primera vez que vi una pista de tenis me encantó. Tanto me encantó que yo mismo me fabriqué un raqueta con el respaldo de una silla. Los ratos que tenía libre en el trabajo me iba al frontón a pegar pelotazos con esa misma raqueta. Era pronto para tener ídolos ya que el tenis en España todavía resultaba un deporte de minorías y después de los años terribles de la guerra, la gente bastante tenía con intentar comer y tener una vivienda.
P.- Después de tantos años de evolución en el mundo del tenis, ¿cuál es el cambio más radical que ha presenciado?
R.- Sin duda, el del tiebreak. Una decisión muy importante para el tenis. Seguro que recordarán aquel partido en Wimbledon hace unos años entre John Isner** y Nicolas Mahut que se terminó jugando en tres días. Con el tiebreak esto se eliminó y para las televisiones y demás medios que cubren este deporte es mucho más fácil.
P.- Cuando ve jugar a Rafa, ¿se ve reflejado en él como un hombre que ha cambiado la historia del tenis en este país?
R.- Indudablemente. Son etapas totalmente distintas, pero Rafa es un hombre que tiene un prestigio increíble y no solamente en España, en todo el mundo. Es una satisfacción personal compartir con Rafa esta condición en el presente y en el futuro.
P.- ¿La sensación de ganar Wimbledon es quizá la mejor que ha vivido como jugador?
R.- Yo siempre he sido una persona ambiciosa en el ámbito deportivo. A mí me molestaba bastante que yo gané dos Roland Garros (1961, 1964) y en el mundo anglosajón no me consideraban nada. El tenis en los años 60 estaba dominado por Australia, Inglaterra y Estados Unidos, donde todo se jugaba en hierba. Entonces yo ganaba todo en tierra y de ahí que se creara ese dicho de que «la hierba es para las vacas». Toda mi vida deportiva intenté mejorar y por eso decidí no disputar Roland Garros en las temporadas 1965 y 1966*** para dedicarme especialmente a aprender a jugar en hierba y demostrar así al mundo anglosajón que Santana no era solamente un jugador de tierra.
P.- Y más de 40 años después, Rafa Nadal reconquistó aquel torneo. Le supondría un alivio.
R.- Me gustó que ganara, mucho. Pero también Manolo Orantes levantó el US Open (por aquel entonces se disputaba sobre hierba) después de que lo ganara yo. Y también Conchita Martínez pudo ganar en Wimbledon (1994). Pero sí, fue una satisfacción personal poder ver a Rafa reinar allí.
P.- Ha visto infinidad de jugadores sobre la pista. ¿Es Federer-Nadal la mejor rivalidad de siempre?
R.- Para mí ha habido tres: McEnroe-Borg, Sampras-Agassi y Federer-Nadal. Obviamente yo me quedo con Rafa y con Roger, que son dos jugadores que me encantan cómo juegan.
P.- Supongo que sus partidos con Pietrangeli también tuvieron que marcar época.
R.- Pero es que Pietrangeli**** era un gran campeón (sonríe), ganó dos Roland Garros consecutivos
P.- En España siempre se nos ha asociado a un estilo de jugador más afín a la tierra batida. ¿En algún momento llegó a imaginarse que pudiera aparecer alguien como Rafa, capaz de conquistar todas las superficies? O de ganar 14 Grand Slams, una locura.
R.- Rafa lo ha superado todo. Tiene nueve títulos en Roland Garros, nueve en Montecarlo y nueve en el Conde de Godó. No estaba en la cabeza de nadie que un jugador español pudiera llegar a hacer algo así, quizá sea irrepetible. Se tardaron más de 40 años en que otro jugador español ganara Wimbledon después de Santana, aunque ahora es cierto que tenemos muchos más jugadores. En el caso de que aparezca alguien como Nadal, yo desde luego no lo voy a ver, tú a lo mejor (ríe).
P.- Deja un legado increíble en el mundo del deporte. ¿De qué está más orgulloso?
R.- De este torneo. El Mutua Madrid Open es una combinación de lo que a mí me gusta el tenis y sobre todo que Madrid necesitaba un evento de estas características que, afortunadamente, funciona bien y donde nuestros ciudadanos tienen la oportunidad de ver a los mejores del mundo.
P.- La pregunta sobre quién es el mejor jugador de la historia está ya demasiado trillada. ¿Cuáles son para usted los mejores de cada época?
R.- El gran campeonísimo de todos los tiempos ha sido Rod Laver, la década de los años 60-70 es suya, me quedo con él. Luego Pete Sampras llegó a alcanzar un techo muy alto en los 90, Roger Federer también y en estos momentos Rafa.
P.- Y Djokovic que va camino de hacer un hueco entre ellos.
R.- Está en camino, está en camino…
P.- Le debes mucho al tenis, ¿tanto como el tenis a usted?
R.- Es algo mutuo. Yo he conseguido que, con mi aportación, el tenis sea un deporte conocido en España y también practicado por miles de personas. Estaría en un un 50-50.
P.- Es casi una eminencia en el mundo del deporte, todo el mundo le respeta, le admira. ¿Existe algún punto negativo en representar la figura de Manolo Santana?
R.- Que yo sepa. no; todo es muy positivo. Yo me siento muy recompensado de todo lo que he conseguido en el mundo del tenis. El haber conocido tantos países, tantas personalidades, el haber sacado de una situación muy complicada a mi familia… estoy contentísimo por donde he llegado y cómo lo he hecho.
* Fernando Murciego es periodista.
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