"Cada acto de aprendizaje consciente requiere la voluntad de sufrir una lesión en la propia autoestima". Thomas Szasz
Djokovic todavía no ha ganado títulos en 2014. Naufragó en el Open de Australia y Dubái, dos templos sagrados en su palmarés. La ausencia de éxito junto a Boris Becker genera las primeras dudas mientras que el número uno está cada vez más lejos. El primer Masters 1000 de la temporada definirá el estado del serbio.
Algo falla. Tras dos meses de competición no es normal ver los números que arrastra el que fuera denominado por la ITF como mejor jugador del 2013. Con el mes de marzo recién inaugurado, Novak Djokovic vive una pequeña crisis deportiva, la primera desde que llegara hace tres temporadas a la cima del tenis mundial. Los dos torneos disputados hasta el momento se han resuelto con dos decepciones inesperadas para Nole, curiosamente desde que fichara a Boris Becker como entrenador. Ahora Indian Wells abre la veda de los Masters 1000 con la figura del balcánico acaparando todos los focos.
Viendo el cierre de 2013, pocos se imaginaban un comienzo de año así. Pese a que Djokovic dejara escapar el título en el US Open y un mes después el número uno, sus triunfos consecutivos en Pekín, Shanghái, París y la Copa de Maestros colocaban al de Belgrado como el hombre a batir para la nueva temporada. Solo le faltó rematar con la Copa Davis, donde a pesar de ganar sus dos partidos individuales sufrió la derrota ante la República Checa por 3-2. En el plano personal los números seguían engordando: tres meses sin perder y 24-0 desde la final en Flushing Meadows. Pero el año nuevo iba a traer malas noticias para el número dos del mundo.
Abu Dabi sirvió para tomar un primer contacto con las pistas tras el mes de vacaciones, y allí el serbio demostró que el dominio se mantenía. Sus victorias ante Tsonga y Ferrer, pese a tratarse de una exhibición, llevaron su marca hasta el 26-0. Con las expectativas más altas que nunca llegó el primer Grand Slam de la temporada con un nombre por encima del resto, la del tetracampeón del torneo. Djokovic defendía corona en su terreno bendito, donde la copa solo intimaba con él desde 2011. Allí se plantó Wawrinka en cuartos de final y ejecutó su venganza por lo ocurrido 365 atrás. El guardián de Melbourne caía ante el suizo y ponía fin a su racha de 25 victorias consecutivas en las antípodas. Adiós a la posibilidad de conseguir su séptimo major.
Un parón de un mes para asimilar la derrota en Oceanía. Eso fue lo que necesitó Novak para volver a una pista de tenis. Fue en Dubái, la semana pasada, donde volvió a la competición con el mismo objetivo con el que viajó a Australia: levantar su quinto título. Allí se presentó Federer, con 32 años en las espaldas, para superar al serbio tres años después tras remontarle el primer set, algo inédito hasta el momento en todos sus enfrentamientos anteriores. Hasta aquí la trayectoria del balcánico en 2014, dos derrotas frente a helvéticos en sus dos únicos duelos ante jugadores del top-10. Ferrer, Del Potro, Nadal en dos ocasiones… son algunos de los hombres que comparten hueco en el saco de las 26 victorias consecutivas que colgaban en el hombro del serbio a final del pasado año, que si por algo se ha caracterizado en sus tiempos en la cumbre ha sido por sus grandes resultados ante los miuras del circuito ATP. Esta vez su estadística es de 0-2. Si a esto le sumamos el buen momento del manacorense, la distancia con el número uno se le escapa ya a casi 4.000 puntos, unos dos Grand Slams de diferencia.
Ocho años hacía que el de Belgrado no entraba en marzo con los bolsillos vacíos: desde 2006, cuando su primer título llegó en el mes de julio. Su alianza con Boris Becker se encuentra ahora mismo envuelta en las críticas más radicales. ¿Por qué se modificó algo que funcionaba? ¿Qué puede aportar el alemán a lo que ya tenía con Vajda? “Con su experiencia me ayudará a ganar más títulos de Grand Slams y en otros torneos“, decía el serbio cuando anunció su contratación. De momento, ni lo uno ni lo otro. Cierto es que aún es pronto para sacar conclusiones, pero el dúo con el bávaro no ha empezado de la manera más idónea.
Ahora llega Indian Wells con un único pensamiento: a la tercera va la vencida. En el torneo americano Djokovic se ha proclamado campeón en dos ocasiones (2008 y 2011) y está a solo un Masters 1000 de colocarse como el tercer tenista con más títulos en esta categoría, igualando los 17 de Andre Agassi. Además, de los nueve Masters 1000 que comandan el calendario ATP, es en el californiano donde el serbio suma más victorias: 30.
El sorteo del cuadro principal le ha deparado un camino asequible (Hanescu, Dodig y Robredo) hasta cuartos de final, donde le esperan torres más altas. Huesos como Juan Martín del Potro o Tomas Berdych son algunos de los posibles obstáculos que Nole tendrá que derrumbar para llegar vivo al domingo 16, donde le esperan Nadal, Federer o Murray, lo mejor para el final. En 2013 el balcánico jugó tres finales en este tipo de torneos y no se le escapó ni una, con lo que si avanza hasta dicha ronda, la estadística está de su parte. El chacal tiene hambre de éxito y quiere volver a rugir. En siete días pediremos la cuenta.
* Fernando Murciego es periodista.
– Foto: Australian Open
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