Una jornada en la que se ha producido una de las noticias históricas y a la par curiosa, por lo que se refiere a los Juegos Olímpicos de Invierno, que se hayan otorgado dos medallas de oro en una prueba de esquí alpino, el descenso femenino, también quedará para el recuerdo por una nota feliz y una amarga. La feliz, el éxito de Tatiana Volosozhar y Maxim Trankov, que han dado una gran alegría al público local al hacerse con el título en la prueba de patinaje artístico por parejas, una modalidad alérgica desde casi un siglo para los anfitriones de cualquier cita olímpica. Y la amarga, la tremenda tristeza que han vivido las españolas Queralt Castellet y Carolina Ruiz.
Dos de las opciones más sólidas de metal de la delegación española, Castellet y Ruiz, junto al patinador madrileño afincado en Toronto Javier Fernández, han visto cómo una salida de pista, en el caso de la granadina, y sendas caídas justo en los metros finales de sus dos recorridos en la final de snowboard halfpipe femenino, por parte de la catalana, les han apartado del podio.
Un simple error, por mínimo que sea, en el día que no toca y el camino trazado durante cuatro años para coronarlo con una medalla parece que no ha servido para nada. Muy al contrario. Los imponderables propios, generados desde la autoexigencia de saber que se cuenta con opciones reales, el bagaje necesario, la suficiente experiencia y un talento innato para competir en pos del éxito, al mismo tiempo provocan nervios y tensión. Más que comprensible, puesto que las emociones no se pueden controlar ni gestionar, solo afrontarse.
Seguramente, tanto Queralt Castellet como Carolina Ruiz no recibirán la comprensión de muchos espectadores que se quedarán con la noticia cruda y dura: la caída de dos de las candidatas a romper ese maleficio que persigue al deporte invernal español, que no ve colgarse una medalla a ningún representante del país desde Albertville 1992, con el bronce de Blanca Fernández Ochoa en eslalon femenino.
Sin embargo, quedarse en la superficie evita conocer que ambas, especialmente la joven snowboarder catalana, han competido de manera excelente. Simplemente, hoy no tocaba. Por cierto, en el caso de Castellet no ha sido la única que ha sufrido esos imponderables que le han llevado a cometer sendos errores. También les ha sucedido, en la primera tanda de la final, a algunas de sus rivales, como la estadounidense Clark y la australiana Bright. Es más, ellas han sido igualmente penalizadas, pero no tan severamente.
En el caso de Carolina Ruiz, en su prueba, en la que es una de las mejores dentro del ranking mundial y de la Copa del Mundo, donde la pasada temporada logró ganar en Mirambel (Francia), hoy no ha podido optar a ninguna medalla. En una de las curvas de la parte inicial del recorrido, una de las más complicada (técnica y rapidísima), orientada hacia la derecha, ha deslizado sus esquís en exceso, lo que ha provocado una pequeña derrapada que le ha hecho chocar con la valla de protección. Por fortuna, ha sido un simple susto, pero le ha impedido finalizar la prueba. Su mente se centra ahora en la otra prueba en la que está inscrita: el supergigante.
Un día, el quinto de competición, en el que Alemania ha pasado a encabezar el medallero de manera casi discreta, merced a sus ocho metales (seis oros, una plata y un bronce) pasando a ser el país con mayor cantidad de triunfos. Le siguen Canadá, con diez medallas (cuatro, cuatro, dos); Noruega, con doce (cuatro, tres y cinco); y Países Bajos, con la misma cifra que el país norteamericano pero menos segundos puestos (cuatro, dos, cuatro).
Pese a clasificarse en las series matinales con la mejor nota y por tanto salvando la obligación de disputar la semifinal, a primera hora de la tarde la joven surfera sabadellense Queralt Castellet sabía que la sesión final iba a ser muy diferente. No contaba lo completado a primera hora, importaba lo que sucediera por la tarde. Ella misma lo manifestaba horas antes de competir por las medallas: “La final es una historia totalmente diferente”. Desgraciadamente para ella, así ha sido.
Castellet se quedó lejos de la lucha por las medallas en la final de halfpipe al fallar en las dos rondas de la fase final. Como algunas de sus rivales, falló en la primera, pero una nueva caída en la segunda manga la lastró notablemente a la hora de recibir la puntuación de los jueces y poder subir al podio.
La joven surfista española (24 años) en su tercera participación olímpica se quedó sin medalla. Su decepción y tristeza eran evidentes. El oro se lo colgó la estadounidense Kaitlyn Farrington, quién logró su prime título olímpico gracias al 91,75 de la segunda manga, una nota que Castellet superó por la mañana y en caso de repetirla en la final le habría dado el oro.
La campeona en Vancouver 2010, la australiana Torah Bright, fue plata con 91,50 de la segunda manga, mientras que el bronce fue para otra estadounidense, Kelly Clark, campeona en Salt Lake City 2002 y bronce en Vancouver 2010 y que tras fallar en la primera ronda (48,25) se resarció en la segunda (90,74) para meterse en el último escalón del podio.
La eslovena Tina Maze y la suiza Dominique Gisin han conseguido un hito histórico, compartir dos oros, puesto que ambas esquiadoras han cubierto el recorrido del descenso femenino de esquí alpino, en la estación de Krásnaya Poliana, con idéntico crono: 1 minuto, 41 segundos y 57 centésimas. Para Maze, además, significa hacer historia para su país, pues se convierte en la primera representante que logra un metal en esta disciplina.
Otra suiza, Lara Gut, que invirtió una décima más que la eslovena y su compatriota Gisin, capturó la medalla de bronce, puesto que el empate en las ganadoras impidió el reparto de ninguna medalla de plata. Por cierto, no es la primera vez que se produce un empate a tiempos. Hay precedentes de dos platas y dos bronces en esquí alpino en otras citas olímpicas anteriores.
Con el oro logrado hoy por Maze se cierra el círculo para una esquiadora a la que solo le restaba conquistar un metal olímpico, el único trofeo que no tenía en sus vitrinas. Era doble campeona mundial –de gigante, en Garmisch’11 (Alemania); y de súpergigante, el año pasado en Schladming (Austria)– y sumaba ocho medallas en grandes eventos. El resto, todas de plata, incluidas las dos que ganó hace cuatro años en los Juegos, en idénticas disciplinas.
La campeona de Slovenj Gradec, que la temporada pasada había arrasado en la Copa del Mundo batiendo casi todos los récords –entre ellos el de puntuación final, que dejó en 2.414, superando los 2.000 puntos que en el año 2000 había logrado el austriaco Hermann Maier– cerró hoy su círculo. Y ya es tan importante como el propio Herminator.
El pasado lunes se marchó enfadada de las pistas próximas a Rosa Khutor: había sido cuarta en la combinada, que ganó la alemana Maria Höfl-Riesch, teórica favorita en la prueba de hoy en su condición de líder de la general de la Copa del Mundo y de la copa de descenso, y que acabó conformándose con el decimotercer puesto.
Carolina Ruiz, instantes después de concluir su participación, explicó en la zona de meta qué había sucedido: “La parte de arriba la hice muy bien, pero luego cometí un error, que controlé bastante bien, pero me costó tiempo. Luego recuperé bien, pero llegué a una zona un poco retrasada, con un poco de interior. Pillé un bache y me he caído. No tuve opción de recuperar«.
Tanto Maze como Gut compartieron en su día entrenamientos con María José Rienda, la española con más victorias en la Copa del Mundo (seis). Y también encuentran con la granadina otro punto de coincidencia: Mauro Pini. El suizo entrenó a Gut poco después de dirigir a Rienda. Y desde principios de año trabaja con Maze, cuyo skiman o preparador de esquís es el italiano Andrea Vianello, el novio de Carolina.
El alemán Eric Frenzel, campeón mundial de esta prueba en 2011, ha ganado la medalla de oro en la combinada nórdica NH (trampolín normal) gracias a un tiempo total de 23:50.02. El esquiador alemán ya fue el primero en la ronda de saltos y tomó la salida en los diez kilómetros de esquí de fondo con seis segundos de ventaja sobre el japonés Akito Watabe y con veintesiete sobre el ruso Evgeny Klimov.
Watabe mantuvo la posición y se aseguró la medalla de plata, 4,2 segundos por detrás del alemán, pero el bronce fue para el noruego Magnus Krog, a 8,1. Klimov se hundió y acabó último. El defensor del título, el francés Jason Lamy Chappuis, que salió en la prueba de fondo en octava posición, treinta segundos después de Frenzel, ocupó la trigésimo quinta plaza en la clasificación final.
La de hoy es la segunda medalla olímpica de Frenzel, después de la que ganó en la combinada nórdica por equipos en los Juegos de Vancouver 2010, y significa certificar el logro de la triple corona: oro olímpico, oro mundial (en trampolín largo) y triunfo en la Copa del Mundo, de la que precisamente es el actual líder.
Los rusos Tatiana Volosozhar y Maxim Trankov se llevaron la victoria en parejas en patinaje artístico, uniendo este éxito al título conseguido el domingo por equipos. Con el éxito de hoy han roto una racha de cerca de ochenta años sin que ningún país anfitrión ganara esta prueba. La última vez que sucedió hay que remontarse al año 1936, cuando los alemanes Maxi Herber y Ernst Baier fueron los últimos que ganaron ante su público.
Volosozahr/Trankov acumularon 236,86 puntos, por delante de sus compatriotas Ksenia Stolbova y Fedor Klimov (218,68, plata). Los alemanes Aliona Savchenko y Robin Szolkowy, cuatro veces campeones mundiales, terminaron una vez más en el tercer lugar del podio (215,78 puntos).
También Volosozahr y Trankov entran en la leyenda como primeros dobles medallistas de oro de la historia en unos mismos Juegos gracias a la nueva prueba por equipos. Rusia suma, además, su segunda medalla de oro en las pruebas de patinaje artístico en Sochi, donde se conceden cinco títulos.
Volosozahr/Trankov, que pasaron a la antepenúltima posición, terminaron llorando al final de su programa libre, Jesucristo Superstar (primero, 152,69 puntos). Trankov se puso de rodillas, temblando de emoción. Su éxito tuvo como espectadores de lujo a los octogenarios Ludmila Belusova y Oleg Protopopov, primeros rusos (bajo bandera de la Unión Soviética) en ser campeones por parejas.
El neerlandés Stefan Groothuis ha logrado un metal más para la delegación de los Países Bajos y, cómo no, ha sido en el patinaje de velocidad, en la distancia de los 1.000 metros, la que es la cuarta medalla de oro –décima en total– en esta disciplina olímpica invernal en Sochi 2014, en una carrera en la que su compatriota Michel Mulder, campeón en los 500, se hizo con el bronce.
Groothuis, de 32 años y que hace cuatro años fue cuarto en Vancouver, se hizo con el oro por solo cuatro centésimas de segundo, con las que aventajó al canadiense Denny Morrison, ganador de la plata. Michel Mulder se colgó el bronce –su segundo metal en Sochi– a 35 centésimas del nuevo campeón.
El estadounidense Shani Davis, que aspiraba a ganar su tercer título consecutivo en esta distancia, acabó en la octava plaza a 73 centésimas del nuevo campeón. Precisamente, Estados Unidos sigue sin colgarse una presea en esta modalidad, algo que sucedió por última vez (finalizar sin metales) hace 30 años, en Sarajevo 1984.
Mientras, los Países Bajos se han consolidado como la potencia de la velocidad al ganar diez de las quince medallas que hasta ahora se han repartido en Sochi.
Los alemanes Tobias Wendl y Tobias Arlt se han adjudicado el título olímpico de luge por parejas, para confirmar el dominio del país centroeuropeo en este deporte, que también se llevó el oro en las pruebas individuales masculina y femenina. Precisamente, fue la propia Alemania, en 1998, la que logró este idéntico éxito, copar todos los podios con triunfos. Y aún puede aspirar a un oro en juego pendiente, en la nueva prueba de relevos por equipos, que se disputa mañana.
Wendl y Arlt fueron los mejores en el Sanki Sliding Center y acabaron primeros tras las dos mangas disputadas, con 522 milésimas menos que los campeones en Turín 2006 y Vancouver 2010, los austríacos Andreas Linger y Wolfgang Linger, y 857 de margen sobre los letones Andris y Juris Sics, que fueron plata hace cuatro años.
El oro de los dos Tobis se une a los logrados anteriormente por Felix Loch y Natalie Geisenberger en las pruebas individuales. Tatjana Huefner logró, además, la plata en la prueba ganada por su compatriota Geisenberger.
La jornada se ha completado con sesiones de partidas masculinas y femeninas de curling, así como encuentros también en hombres y mujeres de la competición de hockey hielo. De todos ellos destacan un par, por su contexto previo y actual. En curling, triple triunfo chino, con doblete masculino ante Suiza 5-4 y frente a Alemanina 11-7, así como victoria en féminas ante Estados Unidos 7-4.
En hockey hielo femenino, en la reedición de la última final olímpica en Vancouver, triunfo de Canadá sobre Estados Unidos (3-2). Las canadienses, consideradas el Dream Team de esta especialidad, acumulan dieciocho victorias consecutivas en Juegos Olímpicos.
* Pablo Beltran es periodista.
– Fotos: 2014 XXII Winter Olympic Games
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