Del Barça del Tata al Barça de Luis Enrique
Llegamos al tramo importante de la temporada y parece que Luis Enrique ha dado con la tecla justo a tiempo. El equipo tiene una identidad, sabe a lo que juega y disfruta más que nunca del contraataque. Pero hay varios puntos que Luis Enrique ha cambiado con respecto a su antecesor, el Tata Martino, en lo que se refiere al ataque organizado. Pese a jugar con el mismo sistema (1-4-3-3), la disposición táctica del equipo en esa fase del juego es muy distinta, y es en esto en lo que vamos a centrarnos en este texto: el ataque organizado del Barça.
El actual Barça basa su juego ofensivo en una consigna por encima de todas: que Messi o Neymar reciban abiertos, al pie y orientados, y si es posible, en situación de uno contra uno. Para ello, Luis Enrique sitúa al equipo de tal forma que el rival tenga que elegir entre juntarse dentro o liberar las bandas. Primero fija a ambos a la cal. En segundo lugar sitúa a los interiores a espaldas de la línea de mediocampo rival y entre interior y mediocentro. Y en tercero, eligen un lado, juntan al rival y con una buena secuencia de apoyos por detrás de balón giran el juego hacia el otro lado, donde espera abierto un extremo y un lateral que aparece por detrás, bien para crear dos contra uno para arrastrar una marca y dejar uno contra uno a su compañero.
En las muchas circulaciones de balón que realiza el Barça hasta que encuentra a uno de los extremos en situación para atacar se producen movimientos e intercambios de posiciones que mantienen al equipo en una situación de equilibrio constante.
Cuando se consigue el objetivo de hacer recibir a Messi o Neymar en situación ventajosa, comienza todo. Al jugar a pierna cambiada, y ser quiénes son, lo normal es que la jugada acabe en ocasión de gol: uno de los dos recibe, el lateral aparece, el extremo contrario rompe en diagonal, el delantero ejerce de pivote para pared, etc.
Messi y Neymar juegan muy separados y a la vez muy juntos. Sin duda, uno de los méritos de Luis Enrique ha sido hacer entender a Messi la importancia de mantenerse alejado del balón para hacer jugar bien al equipo. El rol de falso nueve tuvo sus éxitos, pero Messi acabó confundido y de falso seis. Ahora esto ha pasado al plan B. El A es que Messi vuelva a sus orígenes, la derecha, esperando su momento, y que desde ahí que comience todo.
Otro aspecto que hay que considerar es la posición de los laterales. La posición inicial es siempre por detrás de balón. Una vez el balón llega al extremo, tienen dos opciones:
1) Si el extremo de su banda recibe con oposición cercana y de espaldas, mantienen la posición y sirven de apoyo por detrás para mantener la posesión y girar el juego.
2) Si el extremo recibe orientado hacia la portería contraria y con intención de atacar, aparecen para doblar (tanto por fuera como por dentro). De ahí la importancia que la conexión entre mediocentro y extremo y no entre lateral y extremo. Es una premisa que el balón llegue a los extremos desde el centro.
Lo anteriormente explicado sirve para hacer una comparativa con el ataque organizado que llevaba a cabo el Barça 2013/14 del Tata Martino. Muy distinto. Empezando por la disposición posicional, Messi jugaba por dentro, los extremos se cerraban muy pronto y los laterales jugaban sin referencia por delante, y casi siempre por delante de la línea de balón.
Messi se acercaba mucho al balón, recibiendo con hasta diez rivales por delante de él. Nadie pedía el balón a la espalda de los mediocentros, líneas de pase repetidas y jugadores situados en lugares donde no ejercen ninguna función. A la mínima, los extremos se cerraban y dejaban las bandas para los laterales.
Pero se asemejaban en una cosa: también tenían el objetivo de juntar al rival en un lado para girar el juego y atacar por el otro. El objetivo era el mismo, las formas muy distintas, y por lo tanto las consecuencias también.
Al mantenerse el extremo alejado muy cerrado, el cambio de orientación lo recibía el lateral. Y este, con todo el campo por delante, avanzaba hasta que el rival basculaba y ya solo disponía de dos opciones: girarse y pasar atrás, o el centro lateral a Messi, Pedro, Neymar, Alexis, Iniesta…jugadores que no destacan por dominar esa faceta.
Ambas formas son igual de útiles para lograr el objetivo final (ganar los partidos), pero, sin duda, para los jugadores de los que dispone el Barça, parece mucho más productiva la idea que ha adoptado Luis Enrique. Para ello ha conseguido que Neymar y Messi entiendan que jugar alejados en la creación de los ataques es la principal causa de que acaben jugando juntos en la finalización de los mismos.
* Sergio Aracil es Entrenador de fútbol e Ingeniero de Caminos.
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